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martes, 16 de noviembre de 2010

Pensiones vitalicias

La expresión "Bienestar Social" es de las más utilizadas y recurridas en los últimos años. Y sigue en candelero. Su significado es todo un reto: en palabras asequibles a todos, que todos los que formamos una sociedad, estemos a gusto y satisfechos.

 

Esa expresión es un medidor inmejorable de la situación de una comunidad / sociedad, entre otras cosas porque "cuando el río suena, es porque agua lleva". Es decir, si la cantidad o volumen de reivindicaciones sociales va en aumento, es que el "bienestar" está en caída, y viceversa. Como en todos lados, existen grupos de presión que actúan directamente sobre determinadas masas sociales y las agitan como batidoras para que vayan en una dirección u otra según convenga a  los intereses de esos grupos. Pero, de momento, vamos a obviarlos y a asumir que los que formamos la gran masa de individuos genéricos tenemos un mínimo de dignidad para no dejarnos manipular.

 

Uno de los factores de que el bienestar social esté nivelado o compensado es la situación económica de un país. Esa situación económica es, a su vez, el producto final de una serie de actuaciones, medidas, etc., que deben ser gestionadas por todos los interlocutores económicos, entendiendo por éstos todos aquellos que inciden de forma directa o indirecta en el incremento de la riqueza de un país.

 

Aquí es donde quiero centrar esta opinión.  De todas las personas que forman la comunidad que aspira a ese Bienestar Social, unas trabajan y otras no (uno de los valores del bienestar es que los que no trabajan sea una proporción mínima o nula). Todos los que trabajan son los que aportan recursos para que, entre otras cosas, cuando les llegue el momento de dejar de trabajar (no obligados), tengan su recompensa y puedan vivir dignamente el resto de su vida.

 

Miren por donde esa recompensa tiene una serie de limitaciones:

-          El importe tiene un tope máximo. Por mucho que hayas contribuido, nunca recibirás más de ese importe.

-          Para conseguirlo tienes que tener un contrato de permanencia como en los de telefonía móvil: tienes que haber contribuido durante un mínimo de períodos, que les garantizo es superior CON CRECES, a 8 años.

-          Tienes que alcanzar una edad determinada contribuyendo. Si te retiras antes, aunque sea por cansancio, te penalizan acortando el importe máximo a percibir.

 

Para todos los que no han trabajado, o haciéndolo no llegan al mínimo exigido, existe toda una serie de "prestaciones no contributivas" que les da cierta ayuda, aunque su importe en ocasiones sea denigrante,

 

Por muchos defectos que tenga el sistema como tal, no voy ahora a criticar su existencia.  Solo denunciar la arbitrariedad para su aplicación. Y es que, desgraciadamente, hay clases y clases.

¿Quién aporta o contribuye más a la riqueza económica de un país?:

-          ¿El peón de carreteras que todos los días se hace kilómetros asfaltando vías, o el ministro de turno que decidió aplicar una partida presupuestaria para dicho asfaltado (sin entrar en detalles de cómo lo decidió)?

-          ¿El dueño de una Pyme que hace malabarismos para conseguir pagar la nómina de sus 8 empleados porque tiene firmado un contrato con un ayuntamiento que no le paga desde hace 6 meses (afortunado) porque se ha declarado insolvente para sus acreedores (aunque no para festejos y demás viandas), o el presidente del gobierno (sea del color que sea) que supuestamente debería articular medidas para que eso no ocurra?

-          ¿el trabajador en general de una empresa privada que empieza a trabajar todos los días entre las 7 y las 8 de la mañana y que no sabe la hora a la que va a terminar porque si se va a sus 8 horas va a ser mal visto y posiblemente pierda su puesto de trabajo, y que no puede permitirse el lujo de ponerse malo porque significa falta al trabajo, da igual que sea justificada; o el funcionario de turno que tiene que estar a las 8 y que todos dicen que está pero nadie encuentra porque se ha ido a desayunar por segunda o quinta vez o ha ido a llevar a su hijo al colegio después de fichar su entrada, o simplemente no vino porque anoche salió y le duele la cabeza, o está haciendo otros trabajos que nada tienen que ver con su puesto, o si, pero doblemente remunerados?

 

El resultado final es bien distinto.

-          El ministrable tendrá una pensión, no vitalicia, pero sí durante bastante tiempo por el solo hecho de haber estado en su puesto 4 años, o incluso menos, mientras que el peón de turno se quedará posiblemente sin pensión, si no consigue que le renueven el contrato, o llegar a los 65 (¿67?) años trabajando, pero siempre que haya estado mucho más que 4 años.

-          El Presidente tendrá un sueldo vitalicio y de un importe más que jugoso, mientras que el dueño de la Pyme, que encima es autónomo, posiblemente se quede en la bancarrota, porque el ayuntamiento siga sin pagarle y cuando lo vaya a hacer su empresa ya no exista, y encima esté demandado por la Seguridad Social por, además, no haber podido pagar sus cuotas y las de la empresa.

-          El funcionario le da igual, porque va a recibir lo mismo trabaje mucho o no trabaje (su trabajo si es casi vitalicio, lo cual ya es un lujo), mientras que el trabajador genérico no solo tiene la incertidumbre diaria de si seguirá o no trabajando, sino que a buen seguro que si alcanza todos los límites establecidos, llegará mucho más cansado y la cuantía de su recompensa será como para llorar.

 

Solo pido que se aplique el mismo criterio para todos. Y como entiendo que a todos no nos pueden dar Pensiones Vitalicias, entonces que todos entremos en el saco de los normales. Esto para empezar.

Determinadas clases, y la política es una de ellas, en ocasiones lejos de contribuir a la mejora del país, lo que hacen es contribuir a la mejora de sus bolsillos. Ya cuando terminan su mandato tienen una serie de contactos que les abren puertas aunque sea para que cuenten como lo han hecho y qué piensan de esto o aquello, pero cobrando. Eso de por sí ya es una pensión adicional y  una oportunidad que ninguno del resto de los trabajadores mortales va a tener en su vida.

Lo curioso es que nuestros supuestos representantes (los políticos), que deben velar por el bienestar de todos sus conciudadanos, no protestaron cuando se sometieron estas "pensiones vitalicias" al parlamento para aprobar. ¿Por qué será? Seguro que el cristal era de otro color.

 

En el mundo empresarial se usa la figura de los "Acuerdos de Nivel de Servicio". Son acuerdos firmados entre las partes de un contrato, por el que la parte que contrata establece unos niveles mínimos de cumplimiento del servicio contratado. Y en función del nivel de cumplimiento alcanzado cobrarán la totalidad o una parte del precio pactado. De esta forma, el contratado se asegura muy mucho de prestar el servicio conforme a lo que le han exigido porque sabe que si no cumple, sus ingresos serán menores. Pero el sistema tiene una bondad: conoces las reglas del juego desde que empiezas.

No estaría mal que en el juramento de un cargo político se incluyera un Acuerdo de Nivel de Servicio respecto de los parámetros que divulgaron en sus campañas electorales. Si un administrador o gerente de empresa hace las cosas mal, puede ser demandado y exigírsele responsabilidades. Si un presidente o ministrable hace las cosas mal, da igual, eres intocable y encima te dan premio de por vida.