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lunes, 8 de junio de 2015

Sueños de Maniquí



























“Llamar la atención consiste en hacer que olvides el pensamiento que en ese momento tengas y los sustituyas inmediatamente por el impulso de mirar en detalle algo que se te ha puesto delante de los ojos”.




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¿Te has fijado? - le decía a su compañero -, todos han pasado por delante nuestro, nos han observado, incluso toqueteado, pero ninguno nos ha mirado a la cara ni nos han dicho algo. Y sin embargo, le han puesto nuestra misma ropa a un grupo de niñatas y todo el mundo ha aplaudido cuando las han visto pasar desfilando por delante. No es justo, no es justo.

Nuestra misión no es desfilar, sino solo mostrar, pero con estilo – fue la respuesta que obtuvo.

Ni eso, dependemos de que quien nos coloque la ropa lo haga con ganas y no nos deje torcidos, inclinados, o incluso todo lleno de alfileres por ponernos la primera prenda de que disponen y no buscar una de nuestra talla. Eso no es “glamour”, eso denigrante. ¡Tengo que hacer algo!.

El Desfile había terminado, el salón ya había cerrado sus puertas, y los vigilantes estaban procediendo a apagar su iluminación. 3, 2 1 y todo quedó a oscuras… Los maniquíes que habían presenciado el desfile y exhibido parte de las prendas, también. 

¡Tengo que hacer algo!, volvía a decir uno de ellos, y lo seguía repitiendo en la oscuridad…

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La imagen era caótica y rocambolesca. Tenía los ojos cerrados pero estaba viendo perfectamente un montículo de brazos, piernas, cabezas…, cuerpos, totalmente entremezclados y amontonados como si de desecho se tratara. 

De pronto se percató de que parte de esos cuerpos estaban inertes y rígidos. Pero ¿y esto qué es?, se decía una y otra vez, sin llegar a mover un músculo, y solo teniendo presente la misma imagen. Una luz de inconsciencia le hizo ver aquello con lo que estaba entremezclada: ¡son maniquíes!. 




De la misma forma se percató de que no todos eran maniquíes, podía distinguir los cuerpos de tres chicas entremezclados con los maniquíes y el suyo propio. Y ellas. ¿quiénes son? –, pensando en los otros cuerpos que la acompañaban- ¡pero si son mis compañeras del desfile de esta tarde! -.

En un esfuerzo más por entender qué estaba pasando, hace un imaginario abrir y cerrar de ojos, pero lo que se encuentra al querer retomar esa extraña visión ya no es lo mismo. 




Los maniquíes estaban erguidos a un costado, ella seguía “amontonada” con el resto de modelos. Todas vestían un extraño mono de color carne, totalmente aséptico, sin expresividad. De pronto se da cuenta de que, inesperadamente, sobre ellas aparecían tirados los vestidos que cada una había lucido por la tarde durante el desfile, como si formaran parte de un desecho común.



Como si de un extraño resorte se tratara, el montículo humano cobra vida y todas las componentes se incorporan ligeramente en su mismo sitio cual despertar del peor de tus sueños, sin entender qué pasaba. 



Al mirar alrededor se dan cuenta de la irrealidad que les envolvía. Atónitas comprueban como sus vestidos, esos que en la tarde anterior habían lucido magistralmente delante del público que las había alabado, vitoreado y aplaudido, saltan como atraídos por un imán hacia el grupo de maniquíes que tenían delante, haciéndolas volver a un lánguido estado de somnolencia como si les hubieran despojado de todas sus energías.





¿Qué se siente al ser despojadas de vuestras preciosas vestimentas? – oyeron. 

¡No daban crédito!, hasta que se percataron de que la voz provenía de uno de los maniquíes. Intentaban hablar pero, ¡no podían!. Por más que lo intentaran su voz no salía, quedaba frenada y cortada por algún extraño halo invisible.

Sin vuestros vestidos no sois nadie. Ya es hora de que nos reconozcan nuestro trabajo y nuestra valía – volvía a exclamar el mismo maniquí-. Somos nosotros los que realmente realzamos y promocionamos la moda, somos los que siempre estamos ahí, enseñando estas creaciones para que el público los vea. Ustedes no hacen nada que nosotros no podamos hacer, y lo vamos a demostrar. Estas últimas palabras cayeron amenazantes sobre las cuatro modelos que, todavía incrédulas, seguían viendo a las cuatro figuras inertes, enfrentadas a ellas.


¡A ver que se siente ahora si tienen que desfilar sin ropa!.- sentenciaron finalmente.

Las modelos se levantaron y, una a una, empezaron a caminar como si de un desfile virtual por una imaginaria pasarela se tratara. Empezaban haciendo movimientos algo rígidos, casi estáticos. Sus caras denotaban tensión, también cierta dosis de enfado, sin salir de esa hipotética e irreal cárcel.










Poco a poco fueron incorporando consciencia de lo que estaban haciendo, e instintivamente sus caras fueron relajándose. A fin de cuentas estaban haciendo algo que les gustaba sobremanera, algo con lo que disfrutaban, con lo que estaban acostumbradas a jugar: el pasear su propia forma de ser, y contagiar con sus movimientos y su evolución por esa irreal pasarela a todos aquellos ojos invisibles que las estuvieran contemplando.


Desfilaron por separado, juntas, y, llegado un momento, incluso se atrevieron a acercarse a cada uno de los maniquíes y jugar con ellos, plantándoles cara, desafiándolos en su propio desafío.













Los maniquíes seguían inertes, inmóviles, pero curiosamente se captaba un halo de desesperación en su aspecto mientras las modelos pasaban entre ellos y, aunque sin ropa llamativa, solo con su esencia, habían roto las barreras de la extraña cárcel que habían intentado formar a su alrededor.

Los maniquíes, reaccionaron, cambiaron su colocación y se dispusieron a desfilar, en esta ocasión ataviados con los vestidos que le habían arrebatado a las modelos.

Pero, curiosamente, era un desfile inmóvil. Interiormente querían moverse, querían sonreír, gesticular…, pero no podían. Querían que el público imaginario presente se fijara en ellos y, sin embargo, ese público imaginario no mantenía la vista sobre sus figuras aunque portaran bonitos y elegantes vestidos. Ese público imaginario seguía volviendo su mirada hacia ese grupo de modelos que, sin nada característico encima, les había cautivado, y aunque a veces estáticas, irradiaban algo especial.

¡Qué tienen ellas que no tenemos nosotros! - gritó uno de ellos. Pero nadie les oía.

¡A ver qué sabéis hacer ahora!, –fue lo que oyeron de fondo en tono desafiante, presionando sobre sus oídos como si las arrastrara a un vacío imprevisible.

Las cuatro modelos, dentro de su incredulidad, reaccionaron instintivamente como para tomar las riendas, pero, inmediatamente y sin saber cómo, se encontraron rodeadas por los 4 maniquíes. 




Era una sensación de estar presa de tus propias capacidades, en una cárcel que se antojaba extraña a la par que ridícula.





Se miraban, como si se protegieran unas a otras de esa cárcel inerte, y como si intentaran averiguar qué extraño acontecimiento les hubiera llevado hasta allí, y no sin abandonar su manto de incredulidad y desconfianza, decidieron hacer aquello que mejor sabían hacer: desfilar.















Completamente seguras de sí mismas, se dirigieron hacia los maniquíes y cuidadosamente les despojaron de sus vestidos para, inmediatamente ponérselos. Y con el mismo garbo y saber estar que siempre habían demostrado, volvieron a desfilar, con mucha más elegancia, con mucha más sintonía, con mucha más complicidad con ese público imaginario, invitándoles a contagiarse de lo que irradiaban a borbotones: su saber hacer, su saber estar, su propia personalidad.

Mientras ellas evolucionaban, los maniquíes fueron quedando relegados a meros puntos de referencia dentro de una coreografía perfectamente marcada y ejecutada por las modelos. Desfilaron individualmente, dos a dos y todas en conjunto, invadiendo el sueño de alegría, risas y, nuevamente, su personalidad.
























Los maniquíes terminaron por derrumbarse, y en su inexistente consciencia, aceptar que nunca podrían hacer aquello para lo que carecían de contenidos: la expresividad, los sentimientos, y todas esas cosas que conforman la personalidad y profesionalidad de quien, gustándole lo que hace, lo contagia.









Al finalizar, las modelos estaban pletóricas, alegres, delante de un montón de material inerte que, por alguna extraña razón, al comienzo de esta no-historia les habían ocasionado una sensación de impotencia, y que finamente se convirtió en solo un episodio de algún extraño sueño que a partir de ahora quedaría relegado en su memoria: Un sueño de maniquí.




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En ese momento, éste que les escribe, tomó conciencia nuevamente de dónde estaba: en el interior de un comercio de ropa, observando desde cierta distancia un par de maniquíes que, como no, de forma inerte y estática, portaban prendas también sin vida. No recuerdo cuánto tiempo había estado contemplándolo, seguramente algunos segundos, pero fue el suficiente para que eso que llamamos imaginación corriera incluso más rápido que la luz.

¡Qué puñetera y ambiciosa es la imaginación!. Está claro que es un vigilante continuamente en alerta, dispuesto a saltar y llamar tu atención sobre esto o aquello para animarte a construir o crear algo, para que veas donde no se ve, para llenar tus alforjas de proyectos, etc., siempre de forma positiva, al menos para mí.

Y qué divertida resulta cuando decides plasmar eso y darle vida. Siempre, por supuesto, con tu forma personal de ver las cosas.

Este relato y las imágenes que lo acompañan son mi particular interpretación, y estoy muy satisfecho con el resultado obtenido.

No se trata de un examen, no se trata de una apuesta, no se trata de una competición, no se trata de agradar a nadie, no se trata de recibir aplausos. Se trata de solo eso: dar forma a un planteamiento imaginario, un lapsus de ficción, y convertirlo en una historia contada en imágenes (si a alguien más le gusta, encantado).

De paso, quedarme con lo que esa imaginación al final quería contar. Y es que en lo poco que conozco del mundo del desfile y pasarela de moda tengo formada opinión de que hay dos tipos de modelos:

  • El modelo maniquí: Ese o esa modelo que podrá tener la piel más perfecta, el pelo mejor cuidado, con un maquillaje de lujo, con unas facciones bellas, que podrá ir ataviado con los más elegantes vestidos, con las más caras joyas y complementos…, pero que lo único que hará será pasear lo que lleva puesto. Expositores con piernas que lejos de promocionar lo que llevan, lo apagarán.
  • Y el modelo Modelo: Esa figura humana, que con su propia forma de ser, su naturalidad innata, su manera de “hablar” sin palabras sobre la pasarela, su capacidad para invitar a los asistentes a participar de lo que está haciendo…, convertirán cualquier desfile en un espectáculo, trasladando su propio glamour a las prendas y complementos que lleven, realzándolas para que destaquen y sean admiradas, además de a ellas mismas.
Estas últimas me apasionan. Destacan y se distinguen cuando las ves aparecer. Y si ves que fuera de la pasarela son igual de transparentes que sobre ella, estás ante un Gran Tesoro Vital. 

Esas figuras son mis “musas”.

No piensen en sueños de maniquíes. Piensen en sus propios sueños que son los que le darán riqueza de la buena.


Es justo ser agradecido a todos los que me han ayudado a construir las imágenes que, ya sea dentro o fuera del texto, de forma individual tienen significado propio y, conjuntamente, hilvanan la historia.

Gracias a Vimor, por aceptar colaborar en el proyecto con sus maniquíes.

Y muy especialmente:
  • Gracias a mis cuatro musas de la pasarela: Desire Quintana, Jocelyn Rodríguez, Estefanía Rodríguez y Sara Torres. 
  • Y gracias a mi hada de los pinceles: Marta Artiles. 
Gracias porque sin vosotras cinco no hubiera sido igual, de eso estoy convencido.

Me reitero en lo que les escribí al día siguiente de la sesión y que quiero volver a repetir ahora, porque a medida que las sigo conociendo, más me ratifico en su contenido:


"Buenos días a todas.

Espero que hayan descansado, y que comiencen un estupendo y feliz fin de semana 

No quiero que pase el día sin decirles lo que pienso.

Tengo la absoluta certeza y convencimiento de que no me equivoqué cuando pensé en ustedes 5 para el proyecto.Creo que ayer cada una demostró con creces eso que llamó mi atención cuando las conocí, y que al final no es otra cosa que sencillez + naturalidad = personalidad.

Y si a eso unimos la complicidad que respiran entre todas, ¡que mas puedo decir!.

A Marta, gracias por su infinita paciencia y buen hacer, por saber ver e interpretar de cada una de las demás el aura que cada una desprende y plasmarlo en los colores justos y apropiados.

A Stefy, Desy, Jocelyn y Sara, gracias por, simplemente, ser como son y contagiar su entorno de "vida". Porque siendo todas completamente distintas han sabido cultivar un fruto precioso y muy valioso, el entenderse y aceptarse tal como son, prevaleciendo por encima las personas, y respetando la singularidad de cada una. Eso es la esencia de las relaciones entre personas, y ustedes contagian. No dejen de hacerlo.

A todas, gracias por aceptar el participar, y por aguantar mis "desparrames" mentales.Gracias por aguantar el tipo hasta horas insanas, gracias por tener siempre una sonrisa en la cara, gracias por demostrar que no hace falta mucho para poder divertirse, solo ganas, y gracias infinitamente por haberse cruzado en mi camino.

Aunque suene pedante, las quiero a las 5 (espero que no se me enfaden sus respectivas parejas...).

Y ahora.... 696.Sin prisas, pero lo antes que pueda.

Un besote enorme y un abrazo espachurrador a todas".




JSR – Mayo/2015



miércoles, 3 de junio de 2015

La Vida es Sabia





Imagínense que un día cualquiera por la mañana encienden la televisión, y justo en ese momento un grafismo muy cuidado y estudiado anuncia el comienzo de un nuevo programa: “La Vida es Sabia” podría ser perfectamente su nombre. Después de los créditos les saluda un presentador, alto, bien puesto, elegante, con una mirada expectante que invita a seguirle y que después de darles los buenos días y la bienvenida al nuevo programa con unos modales exquisitos y una dialéctica llana pero muy cuidada, les invita a pasar a su casa para entretenerse viendo y aprendiendo con lo que la vida nos regala cada día. Así inician un viaje por muchos rincones del saber, del estar, del conocer, del disfrutar…, del vivir…, y pasadas 2 horas, aunque en realidad han parecido 15 minutos, el mismo presentador que les ha acompañado todo el rato, se despide de ustedes dejándoles con ganas de volver a verle y de seguir viendo y disfrutando a través de su manera de hacer y ver las cosas.

Algo así alegraría nuestras mañanas.
Algo así tuve el inmenso placer de disfrutar hace algunos días. Les cuento el programa íntegro, sin cortes.

Sábado 4 de Abril, en plena Semana Santa 2015. Mientras espero a mi protagonista estoy mirando hacia el parque de San Telmo, a través de la cristalera del hall del Hotel Parque, un hotel renovado con un aire muy coqueto y acogedor. Veo que la ciudad está anormalmente dormida respecto de un sábado normal: son las secuelas de un fin de semana vacacional.
Adolfo llega como siempre lo he visto, activo, dinámico y seguro. Nos saludamos y pasamos a la cafetería. Mientras nos preparamos para iniciar nuestra particular charla me sorprendo de lo acogedora que resulta esa pequeña cafetería. Decorada con muchos cuadros y fotografías de Las Palmas de Gran Canaria, con un gran mural al fondo presidiendo todo el espacio junto a un gran sofá, y mirando, por supuesto, también hacia el parque de San Telmo. Escogemos esa zona para sentarnos.
Parece que el tiempo no ha cambiado, te transporta a un ambiente intelectual, de tranquilidad y de reflexión. Hoy está vacía, pero, sinceramente, no lo parece. ¡Tengo que venir más!, me digo.

Adolfo, fiel a su saber ser y estar, ha hecho todo un ritual mágico y a la vez natural y espontáneo, quedando  magistralmente sentado en el sofá. Nada ha dejado al azar. Todo forma parte de su ser. Un “click” delata que ha quedado capturado en un fotograma.

Y comienza un paseo muy gratificante por un sinfín de inquietudes y reflexiones que sin duda dan muestra de una persona con los pies en la tierra, con la mente en el cielo y con el corazón entregado. Tal cual.


Te conozco en varios registros, el Adolfo docente, el Adolfo dicharachero, el Adolfo “living la vida loca”, el Adolfo showman… ¿cuál es Adolfo en realidad?
Pues ninguno de ellos. Actúo de una forma u otra dependiendo del medio en el que me encuentre. Soy un gran tímido, y la gente no se lo cree cuando se lo digo. Lo que ocurre es que me vengo arriba cuando necesito conseguir retos personales y profesionales. Soy muy tímido, bastante sencillo y soy muy feliz con muy pocas cosas.




¿En cuál te sientes más cómodo?
Soy una especie de camaleón, me adapto a las circunstancias, ya sea serio, distendido o reivindicativo. Me siento cómodo dependiendo del momento y de las personas con las que me encuentro.

Si tuvieras que definirte en tres palabras
Luchador, elegante y solidario.

¿Qué es la elegancia para ti?
No sé lo que es la elegancia. Me lo he tenido que creer porque mucha gente me lo dice, y de diferentes estratos sociales e incluso sectores de la sociedad. Tuve una tía-abuela que era muy elegante, cuidaba mucho su imagen, iba a la peluquería con bastante frecuencia, y aunque era de “pocos posibles” seguía siendo elegante. Había complementos que sabía llevar y muy bien, usaba un carmín determinado siempre. Yo me he alimenté mucho de ella. Si  tú me ves con un pantalón, una camiseta y unas cholas, créeme que esa camiseta la he estudiado para ponérmela con ese pantalón y esas cholas. Es mi actitud, en la forma de sentarme, de ser, no es nada estudiado sino intrínseco, y por eso me considero elegante.

¿Cuál sería tu modelo de elegancia en una mujer?
Sin duda alguna, Isabel Preysler. Es algo que roza el cielo con las manos. Una mujer que siempre cuida todo, el pelo, el maquillaje y los complementos. Hasta cuando murió su marido hace poco vi una viuda elegante, sofisticada, en la forma de andar, de hablar, de acercarse a la prensa a darles las gracias, etcétera. Es un ejemplo a seguir.

¿Y en un hombre?
Me lo pones muy complicado. Los hombres en general pueden vestir bien o mal pero no son elegantes, desde mi punto de vista. Posiblemente un estilismo muy cuidado en cuanto a elegancia se refiere, es Boris Izaguirre. Un hombre que cuando lo conocí en televisión me horrorizaba con aquellos calcetines de lunares y colores escandalosos, pero que luego entendí que en sí mismo tenía un equilibrio de color en su vestimenta y lo rompía con esos calcetines. Además, escribió Morir de Glamour, un ensayo maravilloso con el que me divertí muchísimo cuando lo leí.

¿Crees que la elegancia está reñida con el poder adquisitivo de la persona?
No. En absoluto. Además hay unas tiendas que hoy en día se llamarían “low cost” ,pero que no lo son, porque tienen más años que yo, las conocemos todos en Las Palmas, que tienen ropa de buena calidad y buen precio.

El ser elegante no está reñido con tener dinero o comprar cosas de marca. De hecho, hoy mismo tengo puesta una camisa de firma con unos zapatos “low cost”, y me encanta la combinación.

¿Sacrificarías la comodidad por la elegancia?
Depende de a dónde vaya a ir. Si voy al cine voy a anteponer la comodidad a la elegancia. Si voy a presentar un acto voy a anteponer la elegancia a la comodidad. Sería capaz de fastidiarme los pies por ponerme unos zapatos que me gustaran mucho si la ocasión lo requiere ( risas).

¿Y en un asadero?
Iría cómodo y no primaría la elegancia, pero sí estudiaría mi estilismo. Si no, no sería yo. Hasta para dormir.
Fíjate, antes tenía una filosofía de señora mayor: esta ropa es para tal ocasión, esta otra ropa es para cuando esté en el hotel “tal”. Ahora estoy en una etapa de valorar las cosas para el aquí y ahora. Voy a disfrutar para mí. Es algo que creo que  debiéramos hacer todos. Hacer las cosas primero para uno mismo, después para la persona que tienes al lado (pareja), y luego familia, amigos, etcétera y todo lo que conlleva.

Si no estoy bien conmigo mismo es probable que no sepa ayudar a los demás. Tienes que tener un equilibrio contigo mismo.

Hablas de elegancia y se te llena la boca cuando lo haces. Se ve que disfrutas con ello. Ya que estamos hablando de elegancia, y para ti, que tienes una opinión muy personal de lo que significa maquillar ¿cuánto tiene que ver en la elegancia el maquillar una persona?, ¿cómo va en consonancia o no tiene nada que ver?
Si hablamos del momento en que una señora se sienta en un sillón y va a ser maquillada, ese maquillaje va a ser elegante si el maquillador ha conjugado el tono de la piel, el tono del pelo, la fisonomía de la mujer, dónde va a ir con ese maquillaje, etcétera. Por ejemplo: en la actualidad las sombras de ojos pueden ser brillantes, satinadas o mates. Si son las 7.45 de la mañana, y la señora va a ir a una procesión matutina en Vegueta no debe ir con una sombra satinada ni brillante, debe ir con una sombra mate. Si se lo hago así, percatándome de que es de día, que va a ir a una procesión, que es una mujer de 50 años, el maquillaje será elegante. Si el maquillador no lo valora así, y le pone colores estridentes, o muy marcados, el maquillaje no va a estar acorde a la situación.
Todo en la vida es elegante, tiene un factor de elegancia: en como hablas, en como conduces, en cómo te sientas incluso a la hora de comer, todo tiene su parte de elegancia





¿Y la elegancia en el trato a las personas?
Eso es fundamental. Soy humano y me puedes pillar en un momento en que estoy enfadado con el mundo y es probable que pueda tratar al “trancazo” a alguien (poco probable ¡eh!). Siendo educado y elegante vas a conseguir muchas más cosas. Es más, siendo puñetero, si eres elegante, conseguirás mejor las cosas.

¿Eso es venderte?
Yo trabajo para una empresa privada que es la que me paga a final de mes,  y es con la mejor que mejor me llevo. Pero en los otros campos de mi vida, y con 34 años que voy a cumplir ahora, yo soy mi propio producto. Si no se venderme y me expongo, no conseguiré lo que quiero.

Permíteme el atrevimiento de lo que te voy a decir.
Estoy encantadísimo de que me hayas invitado a esta entrevista, y la hago por muchas razones: porque me apetece, porque me gusta ayudar a la gente como me encantaría que me hicieran a mí si yo estuviera en tu lugar, pero también te soy sincero, esta entrevista va a estar en las redes sociales, puede llegar a mucha gente, es parte de mi trabajo. Si yo me dedicara a la fontanería, a lo mejor hubiera dudado a la hora de concederte la entrevista. Pero es parte de mí.

Esa marca “Adolfo”, ¿en qué posición de mercado está?
Está en una posición de mercado “in crescendo”, porque soy joven, creo que estoy en la primera etapa de mi vida profesional, y como soy una persona con muchas inquietudes, no sé si solamente me voy a focalizar en el mundo del maquillaje o si mi profesión va a tener ramificaciones, comunicación e imagen. Hay muchos frentes, y estoy en un momento en que me estoy abriendo.
No sé a dónde quiero ir todavía. Me gusta la imagen, la moda, la comunicación, la cultura, incluso la política. Creo que soy un tío desaprovechado en esta ciudad. Yo que me relaciono con el ambiente de  cultura y la política creo que las personas que dirigen la política y la cultura de esta ciudad podrían aprovecharse, en el buen sentido de la palabra, de mí, y no lo hacen. Y eso es algo que me tiene ahí con el run run run run…. ( sonrío).

¿Y tú aprovecharte de ellos?
No. No me he aprovechado de ellos y creo que no lo haré nunca. Prefiero que en un momento determinado me contraten para desempeñar una labor profesional a aprovecharme de ellos porque estén en un cargo. A lo mejor dentro de 5 años repasamos esta entrevista y me dices ¡Uy! Metió la pata, pero en estos momentos, no. Todo en la vida sale, y si yo hoy me aprovechara, todo se sabría.




¿Cuando crees que sabrás hacia dónde vas?
No lo sé. No lo sé.
Lo que sí sé es que necesito una base segura en mi vida, económica. Cuando compañeros míos del sector de la comunicación han preferido tirarse a la piscina por un proyecto o por una ilusión yo ya sabía que les iba a salir mal. 10 años después ha ocurrido: muchos de ellos están en el paro y desgraciadamente no saben hacer otra cosa. No saben ir a una panadería a despachar pan, primero porque no sabe y segundo por los clichés sociales,  aquello de “fíjate el presentador está despachando pan”. No es que yo sea un visionario, pero sí, me percaté de ello y me dediqué a otras cosas, las relaciones públicas, la imagen y  la moda, el maquillaje. 10 años después yo tengo una base segura económica, yo puedo seguir creciendo en el ámbito profesional y ellos están en un escollo bastante grande.
Por eso, no sé a hacia donde voy a dirigirme, porque en cualquier caso seguiré necesitando esa base segura económica.

¿A cualquier costa?
El otro día hablaba con una exjefa mía periodista por un cambio político de comunicación y me decía “Adolfo, recuerda que todos tenemos un precio”. Y es verdad, todos tenemos un precio. Afortunadamente en el caso de ella, es un precio bastante elevado. Yo creo que todos tenemos un precio, y por supuesto yo tengo el mío.

¿Hasta dónde llegarías por ese precio?
Yo antes decía ingenuamente que dejaría de hacer muchas cosas por amor. ¡Qué imbécil eh!, ¡Qué imbécil! Si es cierto que soy una persona bastante romántica, no empedernido-baboso, pero si romántico, y antes hubiese dejado de hacer muchas cosas por amor. Hoy no. Pero soy consciente de que tengo un precio y que haría o dejaría de hacer muchas cosas por conseguir las cosas que pululan por mi cabeza.




¿Dónde te ves dentro de 2 años?
Pues si no aparece el trabajo de mi vida creo que viniendo a desayunar de vez en cuando al Hotel Parque, trabajando en Giorgio Armani y haciendo pequeños proyectos que me ilusionen, que me hagan sentir bien y que me hagan ganar dinero, por supuesto. Como decía la gran Concha Piquer, “si no gano dinero, no me divierto”(risas).
No quiero que parezca que soy un materialista. He hecho muchas cosas gratis en la vida y las seguiré haciendo, porque me apasionen, o me gusten, pero ya no me está gustando el hecho de que la gente se vea en la obligación de tener que trabajar gratis. Por ejemplo, sobre todo en la comunicación, o en el mundo del maquillaje, cuando me dicen “Adolfo, hay una editorial en las dunas de Maspalomas, viene la modelo tal, viene el fotógrafo cual y queremos que maquilles, pero no hay presupuesto para ti”. Sí es verdad, y lo he dicho en alguna ocasión, que me salió la oportunidad de mi vida de maquillar para la revista Hola (no directamente, sino siempre a través de una productora que a si vez contrataba otra productora). Era uno de mis sueños, pero es que el presupuesto era ínfimo. Había presupuesto para todos los escalones anteriores, pero cuando llegaba a mí ,se quedaba en calderilla. Dije que no, un poco por soberbia, y estoy arrepentido, evidentemente, porque haber firmado en la revista Hola hubiese sido maravilloso.

¿Hoy lo harías?
¿Por aquel precio? Si. Lo haría hasta gratis, porque hay cosas en la vida que hay que hacer si o si por amor al arte.

Has dicho que dentro de dos años “si no llega el trabajo de mi vida”, seguirás haciendo otra serie de cosas. ¿Cómo sabrás que es el trabajo de tu vida?
Uno, porque sí ha llegado a mis manos y no lo he aceptado. Y otro, porque yo sé cuál es y hasta ahora no me han llamado para hacerlo.

¿Y cuál es ese trabajo?
Me encantaría presentar un magazine en la Televisión Canaria, el típico magazine que está un poco en desuso, el de mañana de lunes a viernes durante 2 horas en directo en el que entrevistas a un cantante canario o conectas con La Palma porque ha habido unas lluvias tremendas o muestras una sección de cocina. Por otro lado, ser formador de una marca importante de cosméticos, que sí me lo han ofrecido, pero por diversas razones no pudo ser, ya sea por el motivo económico o por otros motivos personales.

Te ves focalizado hacia el mundo de la comunicación.
Cuando fui a una rueda de prensa de la gran actriz Nuria Espert y dijo “yo quiero morir con las botas puestas”, pensé, ¡qué gran estupidez!. Hoy en día me tengo que retractar, porque la entiendo. Cuando uno ama algo tanto, cuando uno está tan lleno de satisfacción con lo que hace yo entiendo que quiera morir con las botas puestas. Y te pongo un ejemplo de aquí y ahora. Mary Sánchez se retira de los escenarios después de 65 años cantando por toda Canarias y por Latinoamérica. Entiendo que con esos años se quiera retirar, porque quiera disfrutar con su familia, pero también ha dicho que esta es una gira de retirada, aunque va a seguir actuando cuando la llamen, es decir, morirá con las botas puestas. Para mí la comunicación es algo que me apasiona muchísimo y ya me encantaría que alguien me llamara algún día para presentar ese programa de televisión.

¿Lo has propuesto?
No. Y no lo he hecho por varias razones. Porque he visto el percal de cómo funciona la televisión en Canarias, y, de momento no me gusta. Porque ahora mismo es una situación muy complicada. Y porque, diciendo una frase mía, “yo no me quito para que se ponga otro”. Yo se que por delante de mí hay muchos más. No es que se lo merezcan, pero sí que tienen prioridad, por muchas razones, porque lleva muchos años en televisión, porque tiene un nombre de peso mayor que yo, y también porque los que están dirigiendo la televisión no saben ni que existo, o sabiéndolo me ven en otro rollo y no me tienen en cuenta.

Pero esa es tu parte de marca, esa que quieres vender.
Si pero mi subconsciente me dice que no es el momento. (¿?)

¿Eso es un impedimento o una excusa?
Puede ser una excusa. Un impedimento no lo es. Tengo mucha personalidad como para el próximo lunes pedir una cita con el director de la Televisión Canaria y decirle hola soy Adolfo Martín y quisiera hacer esto. Puede ser una excusa porque  a lo mejor creo que no es el momento.

¿Cuál es el momento?
No sé si debería decir esto, pero el momento será cuando la Televisión Canaria tenga una programación de verdad. Creo que está pasando una época complicada, una época en la que no se está haciendo una televisión de verdad, me refiero a la parte de entretenimiento, porque en la de informativos son bastante veraces, con grandes profesionales y periodistas a los que les gusta la comunicación. En la parte de entretenimiento creo que tienen un gran trabajo por delante sin hacer. Tienen que trabajárselo bastante.
Hubo una época en la que se hacía buena televisión de entretenimiento, en la que yo participé, y en la que se hacía un magazine de tarde en Tenerife, pero luego, entre que hubieron cambios políticos, vino la “crisis” y todo el rollo, se ha hecho una televisión para gustar a unos pocos y espero que ahora que el presidente del Gobierno de Canarias tiene que firmar la confirmación del nuevo director antes de irse, haya un cambio en la televisión canaria.



¿No puedes ser parte de ese cambio?
Claro, y lo creo a ciencia cierta. Sería aires renovados para la Televisión Canaria. Pero con lo que no puedo luchar es con todo un sector político que es el que dirige la tele, es el que coloca a los periodistas y a la gente que a ellos les interesa. Esto no un Telecinco o un Antena3, en las que hay un casting, tú te presentas, si le gustas al director de casting te coge y te hace a su mano y te potencia. Si la Televisión Canaria funcionara así, el lunes estaría allí vendiendo mi proyecto. Pero como aquí no funciona así, prefiero esperar a ver el momento adecuado.

¿Has hecho algo para cambiarlo?
No. Ahora mismo no, te soy sincero. Me he focalizado en otras cosas y he dejado un poco que todo fluya. Creo mucho en la vida, es decir, uno no puede cruzarse de brazos y esperar en casa a que pase el cambio y después te llamen, pero he estado en otros menesteres, con el rabillo del ojo viendo lo que sucede, y me considero astuto. Si tiene que pasar, pasará.

¿Eso no es sentarse a esperar la guagua sin saber que guagua es?
No, porque quiero seguir formándome, y estoy en otras cosas, pero siempre mirando lo que ocurre. Si mientras estoy haciendo esas otras cosas veo que es el momento de tocar determinadas puertas para ofrecer ese proyecto, indudablemente que lo haré. Soy muy consciente de que sentarte a esperar y cruzarte de brazos no te va a dar nada.
Una de las pocas cosas en las que creo es en La Vida, La Vida es sabia, y yo lo he visto.

Nosotros estamos hoy aquí por algo. Porque ha habido una causa. Nos hemos conocido en un sitio, ha habido feeling, tú has considerado que yo debiera estar aquí hoy, y yo he considerado que debería estar, entonces, La Vida es sabia.

¿Tus decisiones son tuyas?
A nivel personal si, y a nivel profesional no quiero exagerar pero creo que al 99,9% también. Aunque me gusta preguntar a mi entorno, al final siempre decido yo, con mis éxitos y mis fracasos. Usando tu símil de antes, “la guagua hay que cogerla siempre, aunque no sepas a donde te lleva, porque lo más importante es que te puedes bajar en cualquier momento”.

Eso es aventura. A nivel personal y sentimental, si la persona que está a mi lado no me da aventura, me aburro. Y eso que de por sí la vida es monótona, porque tienes tus rutinas diarias. Pero dentro de esa rutina hay que tener unas pinceladas de aventura: no comer en el mismo sitio, no ir al trabajo por el mismo sitio, etc.

¿Qué es lo que más te alegra en tu vida?
Rocío Jurado decía que: la vida era el mayor espectáculo del mundo. Y es verdad. Levantarse cada mañana es el mayor espectáculo del mundo. Es como una película en la que tienes que meterte, porque la película sigue, contigo o sin ti. Así que mejor estar activo y actuando en la vida. Indudablemente, seguir vivo es lo que más me alegra por las mañanas.
El futuro es el aquí y ahora. Si esta entrevista la estuviéramos haciendo bastante tiempo atrás, yo no estaría disfrutando de ella, porque estaría pendiente de muchas cosas a la vez: de si me suena el teléfono, de si tengo que hacer algo después y no llego a tiempo o si tengo algún tema pendiente de resolver. ¡No!, lo más importante es el aquí y ahora. Lo que se tenga que hacer después, se hará después.
Antes me vestía mucho con la ropa del pasado, y no precisamente con las cosas bonitas, sino con las vivencias negativas. El pasado ya no sirve de nada, salvo para enseñarte. El presente es lo más bonito que te puede pasar, y el futuro, no sabemos lo que va a pasar.

Dime una película que pudiera representar hoy el momento en que te encuentras.
Come, Reza y Ama, sin duda alguna.




¿Quién serías tú?
La protagonista. Estoy en una búsqueda continua, de todo, del amor, del trabajo, del conocimiento a mí mismo. Y de hecho me encantaría ahora mismo coger el bolso e irme al aeropuerto y marcharme, por ejemplo, a la India.

¿Qué te impide hacerlo?
(Risas) Muchos factores. Una hipoteca que me tiene aplastando los hombros, (ríe fuertemente).
Mira, si no tuviera la hipoteca, posiblemente cogería la mochila y me pondría a vivir en diferentes sitios trabajando, o me iría a otros sitios para apostar por aquello que me gusta, la comunicación, y dar el coñazo para aprender y evolucionar.
Volvemos a lo de antes, necesito tener una base segura.

¿Eso no está reñido con la aventura?
No, no está reñido. Lo que pasa es que mis aventuras son más cortas Soy consciente de que tienen un límite o una barrera.
De todas formas he tenido mis pequeñas aventuras. Por ejemplo, yo me vi en 2010 en El Cairo dando clases de maquillaje a jóvenes cairotas, sin saber francés y sin saber árabe. O me he visto de la noche a la mañana en Méjico, en la semana de la moda, aportando mis nociones de maquillaje y decirme a mí mismo ¡qué haces!, ¡un tío de Canarias en Méjico aportando su profesionalidad!.

Pues lo que hacía era disfrutar de la experiencia, dando lo mejor de mí, y llevándome una experiencia maravillosa. He aprendido en la vida que allá donde fueres haz lo que vieres. Mucha gente me decía que en Egipto son unos antisociales. Pues sí, es verdad, son antisociales, te escupen a los pies, van con los pies llenos de barro porque no hay calles asfaltadas y otras muchas cosas, pero yo no puedo cambiar eso, ni por asomo. Es una cultura arraigada. Es como cuando los árabes vienen aquí y dicen que olemos a mantequilla de todos los productos de cosmética que usamos. ¿Qué hice yo en El Cairo?, pues más de lo mismo. Por supuesto que no le escupía a la gente en los pies, pero actuaba de forma similar a ellos. Me llevé, por ejemplo, el que a un hombre heterosexual cairota le interesara el maquillaje y la fotografía sin ser gay, que había mujeres que por encima de nada se iban a quitar el velo, aunque estuviéramos a puerta cerrada o sabiendo que yo era homosexual, o que fuera por una causa de formación, simplemente porque Alá decía que la mujer  no se podía quitar el velo. Una de mis alumnas, Dina, era una gran dibujante y una gran maquilladora, y es posible que llegue a ser una gran diseñador en Europa. Su padre tenía una librería-imprenta, y decía que él jamás le dejaría ir a estudiar al exterior simplemente por ser mujer. En un momento dado, con mi ingenuidad le dije “Dina ahorra dinero y márchate”. Pasaron los días y entendí que Dina jamás iba a poder abandonar a su gente, porque hay una cultura por encima de todo eso.
Di lo mejor de mí, me percaté de muchas cosas y me traje una experiencia maravillosa. Me solidarizo mucho con lo que está ocurriendo ahora allí. Deberían tener una democracia y no lo que tienen.




Creo que pasa lo mismo que con Cuba. He estado allí por trabajo y creo  que cuando Cuba levante todos los límites que tiene, el cubano va a seguir siendo como es, gandulete, poco trabajador, resolutivo con las pocas cosas que tiene, etc. Es su modus vivendi. Habrá una apertura política y civil, por supuesto, pero no va a cambiar la idiosincrasia del país.  Hay una palabra que me encanta: diversidad. No tenemos que ser todos iguales.

Permíteme el comentario que voy a hacer: Adolf Hitler se dio cuenta de que había cometido un gran error. El quería una ciudad/país igualitaria, todos rubios y con ojos azules, se empecinó e hizo la catástrofe mayor del mundo. Ya en su última época, yo creo que se suicidó por varias razones: una, porque sabía que lo iban a matar en un momento dado, y dos, porque sabía que había hecho la cagada del siglo, no iba a conseguir que todo el mundo pensara y actuara de la misma manera, ni siquiera entre ellos mismos.
Eso sí, mi libertad empieza donde acaba la tuya. Tú puedes ser chino y vivir en 20 m2, pero no quieras que yo viva en 20m2. O que los árabes tiren la basura por la ventana, pero no pretendas que el resto lo haga.
Que todo el mundo haga lo que le dé la gana pero sin coartar mi libertad o mi espacio vital.

Hasta que punto crees que las “guerras” o conflictos están motivadas por ese no respeto de las libertades de cada uno.
Las guerras existen porque interesan. Las que duran todavía a estas alturas son intereses creados. Un país produce armas y se genera la necesidad de que otro las compre. Si me hago amigo de las potencias fuertes para devaluar el petróleo, porque no me interesa que Venezuela sea un país rico, pues lo hago y punto. Eso son intereses creados.
¿Quién dirige el mundo? ¿Los presidentes del gobierno? Por supuesto que no. Lo hacen las “cuatro” personas poderosas más sus asesores que conforman el grupo  “Bilderberg”, entre los cuales la reina de España va como invitada. Se reúnen y deciden cosas que quieren que pasen, y lo hacen.

Hace unos años Pilar Urbano hizo una serie de entrevistas que la Reina doña Sofía le concedió y de ahí sacó un libro. Me sorprendió que la Reina hablara tan claro en ese libro de cómo suceden las cosas.

Por cierto, en ese libro hubo otro titular: “la Reina está en contra de los homosexuales”, y me sorprendió. Dejé pasar el tiempo y cuando finalmente compro el libro y lo leo, evidentemente la Reina no está en contra. Simplemente decía que como buena griega no entendía el utilizar la palabra matrimonio por los gays, por la etimología de la palabra

Y volviendo a la pregunta, hay gente que tiene un precio tan bajo, que deciden que la gente muera de hambre o que gente la viva en la calle.
Tengo una amiga a la que siempre le pregunto lo mismo: ¿por qué África que es el tercer mundo no es la cuarta o quinta potencia mundial? Y siempre me responde lo mismo: porque no interesa. Es un continente muy rico, porque tiene petróleo, y buenas tierras para potenciarlas, pero no interesa. Los cuatro que gobiernan el mundo hacen que se llame el tercer mundo, y siga siendo un continente pobre.

Has mencionado en varias veces la palabra “solidaridad”.
Se necesita tan poco… No es que yo vaya a los comedores sociales los fines de semana o a la Cruz Roja, pero sí que cuando tengo al lado a alguien al que puedo ayudar, lo hago sin pensarlo. No entiendo como la gente no es solidaria, aunque sea de esta manera.
Si yo fuera un empresario y mi empresa estuviera saneada, haría mucho por la sociedad canaria. Hay mogollón de pobres en Canarias, y sin embargo todavía hablamos de los pobres como si estuvieran lejos. Hay mucha gente que no tiene los derechos mínimos.

¿Y esos eventos sociales a precio de oro por cubierto?
Me viene a la memoria una imagen de una película sobre Teresa de Calcuta. Es una secuencia en la que ella se ve en un consejo administrativo de su fundación y en un momento dado hace parar la reunión y dice: “Yo esto no lo quería. Tengo un presidente, un consejero, unos vocales, todos ellos cobrando un sueldo, estamos en un edificio que estamos pagando y no deberíamos estar haciéndolo así. Hemos llegado a un punto que no es lo que yo quería. Lo que quería era tener una manzana y dársela a un pobre, coger una casa y dársela a un pobre, coger una cama y dársela a alguien que no tuviera. Yo no quería ni una fundación, ni un edificio, ni un presidente, ni unos vocales”.
En cierto modo “la engañaron”.

Jorge Álvarez, el presidente de la fundación Yrichen, dice que no es lo mismo “tiempo libre que tiempo liberado”. ¿Hasta qué punto es hipocresía las aportaciones que se hacen en esos eventos, a modo de un impuesto moral por decir “ya yo he cumplido con la sociedad”?.
Todos tenemos un ego y lo alimentamos. Si tengo 150 euros para pagar un cubierto, encima voy a una cena, lo paso bien y contribuyo y alimento mi ego de “¡qué solidario soy!”. ¿Es lícito?, si. ¿Es factible?, depende. Podíamos reformularlo, por supuesto, pero la sociedad canaria, por ejemplo, es muy gandula. Cuesta mucho convencer para cambiar las cosas. Por eso, en mi caso, decidí que cuando quisiera cambiar algo, lo iba a hacer por mí mismo, sin esperar, dar el coñazo correspondiente, y conseguir las cosas. Cuando te sientas en una asamblea y empiezas a ver que todos quieren el mismo resultado, pero no todos quieren ir por el mismo sitio, te das cuenta de lo complicado que hacemos las cosas.




En tu opinión, ¿cuál sería la prioridad solidaria en Las Palmas hoy?
La exclusión social en esta ciudad es más grande de lo que nosotros creemos. No hay proyectos para reinsertar a la gente que está en exclusión social hoy en día. La educación es una de las cosas que más primaría: hay gente que por muchas razones ni si quiera saben gestionar una familia. Y por supuesto liderar proyectos para que nadie pase hambre y tenga un hogar.

Mira, el otro día se concedieron viviendas a familias canarias. ¡Han tardado 19 años en darlas!, ¡y todavía queda un mes para entregar las llaves! No lo entiendo. No lo entiendo. Que una madre de familia que tiene a cargo hijos, tenga que esperar 19 años para que le asignen una vivienda, que todavía no le han dado las llaves, y lo que es peor, todavía no sabe dónde. El caso es que las casas están terminadas dese hace entre 3 y 5 años. No lo entiendo.

Hay una frase que aquí viene genial: el que quiere puede. Y en el caso del Presidente del Gobierno de Canarias con la vivienda, pues no ha querido. Lo mismo que la carretera de la Aldea. Tuvimos un presidente canarión y de la Aldea, y tampoco hizo la carretera. Después se buscan todas las excusas que se quieran, pero lo cierto es que no les ha dado la real gana.
¿Por qué hay exclusión social? Porque no hay buenos proyectos para evitarlo.
Me gusta la política, pero la política local. La de averiguar qué es lo que necesitan los ciudadanos. Si algún día me dedicara a la política, sería para dedicarme a cultura, o a asuntos sociales o a algo que descubrí hace poco y que me encanta: “vías y obras”.
Me gustaría ser concejal de vías y obras, y si no concejal, alguien del departamento, porque creo que las políticas locales son las que de verdad deberían ser políticas: un señor que no tiene trabajo que viene al político de turno y que si no le puede dar el trabajo, si le debería dar las herramientas necesarias para ayudarle a que lo encuentre. O de cultura, fomentando en los ciudadanos el que asista a eventos y abaratar las entradas.


Uniendo tu vocación de maquillador, y tu vocación política, que la tienes, ¿qué cambio de look o maquillaje aplicarías a Las Palmas?
Independientemente de los ideales políticos, lo que sí es cierto es que Las Palmas, cuando estuvo José Manuel Soria como alcalde, cambió muchísimo.
¿Que metió inmigrantes en un avión y los envió a su país? Si es verdad, pues me parece bien. ¿Usted quiere reinsertarse socialmente? No. ¿Usted quiere seguir vagueando por la ciudad? Si. Pues no se lo voy a permitir.
En cuanto a estética esta ciudad ha mejorado muchísimo. Pero se han olvidado de lo otro más importante: los barrios. Yo puedo estar en Triana o en Mesa y López, y me encuentro una ciudad cuidada, fantástica. Pero si cuando voy a mi casa me encuentro que los alrededores dan pena, están abandonados a la suerte, lleno de socavones, pues eso quiere decir que no has hecho bien los deberes.
Si fuera político, mantendría y mejoraría lo que han hecho, pero habría un trabajo arduo en los barrios, y queda mucho.

¿Hasta donde consideras que tu condición de Gay te favorece a la hora de interpretar o volcarte en esa faceta de imagen, maquillaje, o la estética de las cosas?
No me gusta utilizar esta expresión, pero me acompaña, tiene mucha validez, y la voy a emplear de manera muy elegante: Si no hubieran habido homosexuales en este mundo, el mundo no hubiese sido igual.
Federico García Lorca, por ejemplo: esa sensibilidad de Lorca para escribir “La Casa de Bernarda Alba” o “Bodas de Sangre”, no la hubiera tenido si hubiera sido heterosexual.
Néstor Martín Fernández de la Torre: en su museo refleja a un hombre que tenía una estética sobresaliente.
Un homosexual valora la estética, y ve la vida de otra manera, la ejecutamos de otra forma. Grandes homosexuales han pseudo dirigido el mundo, porque es verdad que (y no es machismo o feminismo) cuando un hombre ha gobernado, en su casa tiene una mujer, que en el fondo es la que gobierna. Los hombres heterosexuales, perdona que te lo diga, son unos toletes. Porque se piensan que “yo llevo los pantalones, y dirijo el mundo”, pero en la realidad quien dirige es la mujer. En los grupos de asesores, siempre hay homosexuales.
En esta sociedad política de Gran Canaria, afortunadamente hay políticos homosexuales abiertamente. Ahí está el alcalde de Gáldar, o el alcalde de Moya, municipios que han dado un cambio radical independientemente de la ideología. La finalidad de un político debe ser hacer aquello en lo que cree.
Por supuesto que el ser gay me da una sensibilidad diferente y me da una perspectiva diferente, y esa sensibilidad la aplicaría indudablemente en el desempeño de una faceta política.
Por ejemplo, volviendo al día en que se asignaron las casas del gobierno de canarias, yo no lo hubiese hecho en un polideportivo dando gritos a través de un micrófono “a ver, el número no-se-cuántos, ya tienes tu casa”. ¡No!. Probablemente hubiera enviado una carta informándole de una forma cortes y cercana que se le había asignado una casa o no, con sus razones.

La foto no es importante. De haberla debería ser cuando le das en verdad la llave a la persona in situ. Si yo soy el político de turno, yo le abro la casa y se la enseño  y se la entrego para que la disfrute. Para eso primero habría ido por la mañana a las viviendas, comprobaría cómo están y me enteraría de cómo son, de qué materiales están hechas y a la hora, le entrego las llaves. Pero claro, ese sería yo.




Te has sentido en algún momento rechazado.
Si, por supuesto.

¿Hoy día?
Por mi condición sexual creo que no, o al menos no lo percibo.
Pero tengo un gran hándicap. Si no me conoces de nada y me ves por la calle, suelo producir rechazo, yo no, la gente lo percibe. Que si soy un estirado, que si soy un creído, que si me considero mejor que muchas personas. Me lo han dicho a la cara, y me rechazan como persona.
Su parte positiva: que aquellas personas que realmente no me interesan, no se acercan.
Su parte negativa: a lo mejor he dejado de conocer personas interesantísimas, o personas que han querido que trabaje con ellos, pero no ha ocurrido porque sienten rechazo.
Viví una adolescencia bastante complicada. He sido un homosexual que no sabe lo que es estar en un armario, ni quiero saberlo. Caminar por Triana en el año 97 era como entrar en la selva. Me insultaban gente de mi edad y señoras mayores. O estar en la estación de guaguas esperando, pasar un coche e insultarme.

¿Te has curado de esa “clase de espanto”?
Si hoy me ocurriese me sorprendería. Hay una frase que dice: la ignorancia es muy atrevida.
Todos rechazamos en cierto modo a otros. Hay muchas formas de rechazar: no acudiendo a una cena a la que me inviten, rechazo a una persona que flirtea conmigo a nivel sexual y a mí no me satisface, rechazo a una persona de no hablar con ella porque no comparto sus ideales políticos, pero no le insulto a la cara, ni le mando mensajes o correos hirientes.

¿Qué opinas de la GayPride?
Yo no estoy orgulloso de ser Gay.
El día 8 de marzo las mujeres no celebran el día de la Mujer Trabajadora saliendo a la calle desnudas y blandiendo sus sujetadores al aire.
Entiendo, comprendo y respeto que hay un sector empresarial que quiere ganar dinero en una época del año, me parece lícito. ¡Pero que conviertan el día del orgullo Gay en un carnaval…!.
No entiendo por qué tiene que haber una cabalgata pseudo-carnavalesca en un punto tan importante de las islas canarias como es Playa del Inglés, y retransmitiéndolo al mundo entero. Lo convierten en un carnaval y no en lo que realmente es.
¿Por qué existe el día del orgullo Gay? Pues porque en una discoteca o pub de estados unidos un día determinado mataron muchos homosexuales, y a partir de ahí se reivindica el día. Pero se ha terminado convirtiendo, especialmente en España, en un carnaval, donde la gente se desnuda en la calle, donde se fornica en cualquier esquina, donde se drogan, se emborrachan sin medida.
No me verás en una de estas celebraciones del orgullo Gay, Se me tendrá que chiflar mucho la cabeza para que lo hiciera.

Respeto mucho a Gama como organización en pro LGTB, pero hay cosas que tampoco me gustan.

Me llama la atención que digas que “no me siento orgulloso de ser Gay”.
Ni me siento orgulloso de ser Gay, ni de ser hombre, ni de estar calvo, ni de llevar barba. No me siento orgulloso de esos calificativos.
Me siento orgulloso de lo que he conseguido en la vida. De que cada día me siento mejor persona conmigo mismo, y por supuesto con los demás. De aprender de mis errores para irlos mejorando. De todo eso sí me siento orgulloso.





¿Cómo te trata la vida en el amor?
Yo digo que fatal, pero claro, estás hablando con un hombre súper romántico y exigente en el amor. Relaciones estables solo  he tenido una. Lo de antes eran trenes que iban y venían.
Fatal porque siempre ha ocurrido así, el tren descarga, estamos un tiempo, hay intimidad y luego se vuelve a ir. Y eso me ha hecho sufrir bastante porque, ¡joder! Conozco un tío estupendo, estamos un cierto tiempo y de la noche a la mañana desaparecen, o no quieren seguir, y luego uno se mira a sí mismo y te dices: ¡el problema eres tú! Y es probable que sea así.
Con esta última persona ha sido todo superbonito, superfluido, pero llega un momento en que ves que no vamos al mismo ritmo. La culpa no es de él, es mía, mía. Decido dejarlo y estoy encantado de cómo ha sido, tal que ahora mismo lo puedo llamar y tenemos una relación bastante cordial, pero nunca llegué a pensar que el amor fuera tan complicado. Yo lo veo complicado.

¿Qué es amor?
Para empezar, es aquello que tú sientas por cualquier cosa o persona... Lo otro es un compromiso que adquieres con una persona con la que vas a compartirlo todo, tu vida, tu tiempo libre, tus hobbies, incluso hasta lo que opinas o te gusta. El amor lo es todo, el amor a la vida, al trabajo, a tus amigos.
Te he hablado de la que era mi pareja sentimental, pero yo tengo muchas parejas, que son mis amigos.  Con ellos comparto, con ellos discuto, con ellos me enfado, con ellos convivo. Por eso digo que mis amigos son una de las cosas más importantes en mi vida.



Un color
El negro, aunque ya sé que no es un color, o al menos eso dicen.
Es híper elegante, sienta bien a todo el mundo, puedes recurrir a él en cualquier momento y, en mi caso, da mucha seguridad a la hora de vestir, por ejemplo.

¿Luces o sombras?
Luces y sombras.

Un lugar en el que has estado y al que volverías con los ojos cerrados.
(…), el malecón de la Habana en Cuba. Sentarte en el malecón de La Habana, en frente del Hotel Nacional de Cuba, es como sentarte en la Avenida Marítima. Me equivocaré, pero estoy seguro que los emigrantes canarios que estuvieron en Cuba, entre ellos mi bisabuelo materno, cuando regresaron construyeron esta  ciudad a ojos y semejanza de la otra. Porque la Avenida Marítima es el Malecón de La Habana, el Parque de San Telmo es la plaza de El Vedado y Vegueta es la Habana Vieja. Si nos colocamos en el Kiosco de San Telmo  cerrando los ojos comiéndonos un helado, estaremos en el Coppelia comiéndonos un helado en el centro de La Habana. Y si nos colocamos frente a la catedral de La Habana, estaríamos en Vegueta. Así que, me equivocaré, pero tengo esa convicción.

Dulce o salado.
También depende del momento, dulce y salado.

Sol o sombra
Soy más de sol. El sol, el verano, me hace una persona más activa, donde proyecto más actividad, pero no descarto un fin de semana en el parador de Tejeda con nieve, frío, y en buena compañía, que no tiene que ser sexual.

Una comida que te pirre.
Soy tan simplón en las comidas…, a mi me invitas a papas sancochadas con una lata de atún y soy la persona más feliz del mundo. Pero no descarto comerme un buen solomillo en Casa Carmelo o un buen pescado en El Senador en Meloneras. En el día a día no soy muy sibarita. Tengo ciertos gustos por algunos alimentos en ocasiones, un buen jamón, un buen salmón, una buena carne…, pero en el día a día soy muy simple. La gente se piensa que soy súper sibarita, exquisito…, que lo puedo ser en un momento determinado, pero en el día a día, repito, soy muy simplón, no en manera despectiva.

Que haces en tu tiempo libre.
Leer, escribir, que hay muchas cosas en un cajón escritas por mí que algún día verán la luz o no, o se quedarán para recreo personal.
Quedar con mis amigos, cuidarlos…,
Soy de ver películas ochocientas mil veces. Hay una película que es de mis preferidas “Lo que el viento se llevó”, desde los 5 años la estoy viendo, me sé los diálogos, y a día de hoy sigo viéndola y percatándome de cosas que hasta ese momento no había visto. Me identifico plenamente con el personaje de Vivien Leigh (Scarlett O’Hara), una mujer luchadora, que a pesar de las vicisitudes sigue adelante queriendo conseguir sus metas. Si el director de la película no se hubiera dilatado en el tiempo y hubiera hecho la segunda parte  él mismo, es probable que Scarlett O’Hara hubiera conseguido no solo a Rhett Butler sino ser la mujer que quería.

Ayudar a las personas, de forma muy personalizada.
Y, por supuesto, otros proyectos: escribir en revistas, colaborar en radio. No me aburro.

¿Qué es lo que el tiempo se te llevó?
La infancia. No tuve infancia como el resto de los niños. Hay un niño en mí todavía.

¿Te gusta ser niño?
Creo que como no lo pude ser está ahí dentro, sale de vez en cuando y es incontrolable. Yo no lo puedo controlar, o no quiero controlarlo.

Dime lo inmediato que tengas pensado hacer y que hace tiempo llevas buscando.
A nivel profesional hay un proyecto de radio que llevo desde el año pasado queriendo hacer, y espero que ya me confirmen que sí muy pronto. No quiero pensar en el no. Va a estar vinculado a la moda, la belleza, la cultura. Alguien decía que el maquillaje no es cultura: ¡menudo ignorante!
Espero que salga ya.




--- o O o ---

Y aquí acabó la emisión de este programa piloto.
Más de dos horas y media que pasaron como 15 minutos y que dejó no solo un excelente sabor de boca sino ganas de seguir viajando por sus reflexiones y modo de ver las cosas.

Quién sabe, igual dentro de poco encendemos la tele, y nos llevamos una sorpresa.

Adolfo, gracias por compartir este tiempo, gracias por permitir que estas reflexiones salgan a las ondas del conocimiento y puedan ser recibidas en muchos receptores que seguro verán en tu forma de ser un ejemplo y un motivo para buscar sus sueños y cumplir sus expectativas.

Yo por mi parte siempre agradeceré que nuestras vidas se hayan cruzado.

No sé qué camino será el próximo que cojas, pero lo que sí sé seguro es que sea el que sea te va a hacer más grande aún, más humano aún, más cercano aún.

De todo corazón mi deseo es que espero que lo hagas llevando de una mano a otro aventurero, y de la otra a una personita de entre 0 y 3 años a la que le enseñarás con paso firme y tú como mejor ejemplo, el significado de “La vida es Sabia”.












JSR - Abril 2015.