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sábado, 21 de julio de 2018

UNA VUELTA POR EL MUNDO, EN 80 PASOS.



Es tarde-noche de un día cualquiera, y estás sentado en un cómodo banco de una avenida  mirando relajadamente el mar, su movimiento, su música, a ratos pausada y a ratos enérgica, los cambios de tonalidades que el sol pone gradualmente sobre el agua..., mientras el aire diluye con sus caricias tus pensamientos.
En ese momento, alguien se te acerca con una gran sonrisa y un "halo" inconfundible de bondad y serenidad y, sin mediar palabra, te extiende su mano y te invita a acompañarle.
No sabes muy bien por qué, pero le das tu mano, te la coge cual Peter Pan a Wendy (o Wendy a Peter Pan), y con la misma sonrisa te invita a caminar, de una manera pausada, tranquila.

De pronto te das cuenta de que tus pies ya no tocan el suelo. Sigues caminando, pero es un caminar sin esfuerzo y ves que te elevas poco a poco, ascendiendo hacia el cielo en un perfecto baile sincronizado con el azar, hasta que, de repente, paran en una hermosa y algodonosa nube blanca que, sin que te des cuenta, te envuelve y te acoge en su seno para que descanses en ella. Tu misterioso acompañante abre un maletín que lleva en su mano y saca una hoja de papel en blanco. Te la entrega y, con la misma serenidad que llegó, se aleja mezclándose con el resto de nubes como si buscara a alguien más.
Te acomodas en la nube y te das cuenta de que ves a tus pies el mágico teatro del mundo que en ese momento sube el telón del amanecer de un nuevo día en el que el sol agita sus más hermosos rayos para que puedas admirar y ser testigo de lo que la música y el movimiento tienen que contarte.

Es entonces cuando empiezas a oir música y te das cuenta de que allá abajo, tan lejos, pero tan cerca, unas niñas están jugando en Rusia al compás de una música familiar, juego al que de pronto se une Olaf y dos soldados de plomo,
para, juntos, describir giros y más giros mientras siembran de alegría el aire que les envuelve y te transportan a una Alemania de contrastes alpinos.
Un aire que sigue su camino y que se torna cálido, sensual, incluso dramático, cuando desde España nos llegan las primeras evoluciones de un Carmen totalmente intrigante, que al tiempo se desvanece entre los movimientos ondulantes de los ritmos dorados de Arabia que, a modo de tormenta de sensaciones, nos termina transportando a los mejores escenarios de Hollywood donde resuenan sus coreografías y bailes de película hasta alcanzar las calles de New York y sus ritmos urbanos a la vez que frenéticos.

Una antesala para el homenaje desde las sensaciones de los más pequeños a un Neverland totalmente eclipsante en su particular reino del pop antes de introducirnos en los ritmos más calientes de Miami y en los calurosos movimientos de Las Vegas, donde terminas rindiéndote ante los pasos desenfrenados y vibraciones tropicales de Rio de Janeiro y su carnaval para, momentos después, recargar el alma con la melodia de un inolvidable Fado en Portugal que nos envuelve, atrae y secuestra de nuestros propios pensamientos, esos de los cuales despertamos con el sueño de un niño en Londres que convierte la realidad en danza,
la misma que desde el continente africano nos salpica momentos después haciéndonos partícipes de sus salvajes y ancestrales movimientos al calor de un ambiente lleno de entusiasmo con el que desembarcamos en Brasil de la mano de bailes tropicales a la vez que contemporáneos y, de pronto, de un salto espectacular, llevarnos a un vertiginoso y desenfadado Can Can en Francia que nos sube a una noria de luz, risas y diversión de lo que se es y lo que se quiere ser, lo mismo que se esconde tras la máscara del carnaval Veneciano que pocos instantes después nos atrapa en su misterio, al rato desenmascarado por la inocencia de una China infantil pero metódica y cortés a la par que contagiosa, igual que la satisfacción que nos embarga al vernos recorriendo Australia de la mano de Priscilla y su corte de bailarines.



Justo cuando estás en el apogeo de tu disfrute, te das cuenta de que vuelves a tener a tu lado a la misma misteriosa persona que al comienzo te invitó a subir a "tu"nube. Nuevamente te invita a acompañarle, te toma de la mano y, con la misma serenidad del principio, sales de la nube y caminas a su lado, para pausadamente descender poco a poco, a la vez que observas que gradualmente hay un fuerte sonido ambiente que crece muy progresivamente. Cuando por fin llegas a tu banco de partida, de pronto,  ¡despiertas!, ... y tomas consciencia de tu propia realidad:


Estás sentado en la butaca de un teatro, en medio de un ensordecedor aplauso y tienes delante en el escenario todas esas figuras, personajes y escenografías que observaste y te deleitaron mientras estabas en la nube. En tu mano tienes una hoja de papel, pero ya no está en blanco, sino que tiene impreso el programa y el cartel de un espectáculo llamado "La vuelta al mundo en 80 pasos".
La realidad supera a la ficción, y aunque los sueños, sueños son, en este caso, el hilo que los separa de la realidad ya se ha hecho invisible. Solo ha bastado que creas en ello, y ya solo queda sumarte a la fiesta y alegría que inunda la sala contribuyendo con tus palmas a tocar la inefable melodía del reconocimiento a quienes lo han hecho posible.

Sinceramente creo que esta es la manera en que sucedió todo durante las tres puestas en escena del espectáculo La vuelta al mundo en 80 pasos, bajo la idea (o mejor dicho, el sueño) de Rubén T, convertida en realidad en una ejecución de máxima dedicación y precisión por el elenco de bailarines  de su escuela de baile y con el acompañamiento de su equipo docente.
Hubo compañerismo, hubo alegría, hubo ilusión, hubo divertimento, hubo sobre todo pasión..., Eso se siente, y es el mejor indicador del trabajo bien hecho.

Cuando voy al cine a ver una película, al salir, lo que me llevo son momentos de esa película. Me quedo con el argumento, me quedo con el desarrollo, soy consciente de los personajes y actores que han estado, pero, indiscutiblemente, lo que me llevo grabado a fuego en mi mente y conocimiento son determinados "momentos" de esa película. Lo demás podrá difuminarse en el tiempo, pero esos momentos siempre perdurarán. Cuanto más momentos me llevo, mejor ha sido la película.

Algo similar me ha pasado con el espectáculo "La vuelta al mundo en 80 pasos" que tuve la gran suerte de ver y vivir los días 7 y 8 de Julio pasados, pero con una gran diferencia: la colección de momentos que me llevo desbordan mi memoria para gusto de mis sensaciones y alimento de mis experiencias.

Tres sesiones en la que no disminuyó ni un ápice las ganas, el compromiso, la calidad de ejecución, la puesta en escena y, como no, las expectativas cumplidas que embriagaron a todos los presentes de eso que se llama "arte". Tres sesiones inolvidables que quedarán hermosamente guardadas en las vitrinas del intelecto de cada uno para poder recurrir a ellas cada vez que queramos, porque estoy convencido de que con el tiempo, seguirán transmitiendo todas las sensaciones que en vivo se disfrutaron.

Pero no solo me quedo con momentos de los que todos vimos encima del escenario, que me los llevo todos, absolutamente todos, sino momentos que de una forma u otra también forman parte del otro espectáculo, el de sus prolegómenos y sus preparativos, esa coreografía tan extraña que se construye alrededor y dentro de un espectáculo.

Momentos como:
- La confirmación de las tablas de Pablo, disciplinado y entregado donde los haya, un bailarín, maestro de ceremonias, narrador, compañero..., y todo ello aun siendo niño, desafiando al más prestigioso de los personajillos famosos que pudiera osar ponerse en su papel.
- Los nervios de Rubén preocupado por no fallar en ningún engranaje de su sueño con constantes idas y venidas entre bambalinas.
- El vuelo desinteresado del viajero que te invitaba a cerrar los ojos y meterte en su maleta para no perder detalle de lo que se estaba desarrollando, aun a costa de dolores musculares y algún que otro calambre.
- Las caras de juego de las pequeñajas, que convertían el juego en disciplina, o la disciplina en juego, para, al fin y al cabo, conseguir lo que querían y jugar a mayores.
- El ascenso de Pablo en su versión de Billy Elliot, y su baile en medio de aquellas nubes de sueño con total maestría y naturalidad, convenciendo a los presentes de que se puede alcanzar aquello en lo que crees.
- La calma aparente de Elena y su ojo avizor para conseguir siempre un punto más de perfección..
- La voltereta de Marisa, Y el poema maravilloso que se escribía en su cara cuando sus "niñas" le dieron su regalo muy especial.
- El contemplar, desde detrás de ellos, a Rubén y Elena ensayando su parte de coreografía, y su forma de entenderse, casi sin hablar, solo con pasos.
- El abrazo de Marisa a Olaf al encontrárselo solito arrinconado junto a una puerta.
- Las chuches de Alejandro y otros tantos que se empeñaron en endulzar el entretiempo.
- Las poses individuales de los más pequeños cuando bajé a la planta baja para hacerles fotos de grupo, queriendo parecer adultos, cuando en realidad somos nosotros los que debiéramos parecer niños
- Fran (a saber, Diábolo). Una persona que llegó a los ensayos como un viandante que pasaba a saludar, que llegó al backstage en cada sesión desde el minuto 0 con su bolsa, como uno más, mezclándose y hablando con todos, grandes y pequeños, sin perder su naturalidad, y que se fue el último día como una REINA, y llevándose un trozo de corazón de todos los que allí estábamos.
- Los abrazos y la emoción de la niñas y niños despidiéndose de Fran.
- El guiño de Valentina a la platea en el trapecio, jugando con los presentes y transportándolos a la mejor carpa de sus sueños.
- La fuerza y profesionalidad de Gerardo y Cristian, que en todo momento mantuvieron los sueños en las alturas y a los soñadores a salvo.
- El compromiso de algunos colaboradores como Mariló Acevedo o Carla Hernández, que, al igual que los profesores de la escuela, permanecieron al pié de backstage antes, entre y durante las puestas en escena, demostrando que la profesionalidad no solo se mide con fama, sino con tablas, talante y respeto hacia los demás.
- Natalia, la única persona capaz de poner orden cuando no lo parece y de estar en 5 sitios a la vez, aunque en todos esté huyendo de una cámara de fotos, por no se qué historia de la fotogenia (si supiera que la palabra fotogenia es solo una excusa...)
- Las sesiones de maquillaje de Adriana.
- El macro-espejo del backstage, testigo mudo de mil carantoñas y otros tantos abrazos.
- La complicidad de l@s mayores con los más pequeños.
- El magnífico detalle de Andrea con sus compañer@s de grupo y añadidos, regalándole un trocito suyo en forma de dibujo.
- Las caras de felicidad y disfrute de los bailarines mientras ejecutaban las coreografías de ritmos tan dispares como un folclórico Carmen en España, un Fado en Portugal, un Rey León en la sabana africana o un Can-Can en el París de la Francia.
- El desorden totalmente ordenado en los cambios de vestuario, y el "todos a una" para conseguir que los bailarines que repetían estuvieran listos a tiempo de entrar en la siguiente coreo.
- Los bailarines en las calles de entrada al escenario mientras otro grupo estaba actuando, dando ánimos y, por qué no, también bailando.
- Ver una percha alargada con todos los vestuarios que se iban a utilizar, y ser consciente de la cantidad de horas que supone no solo el diseñarlo, sino el hacerlos realidad.
- La concentración de Pipi (la técnico de Audiovisuales Canarias) buscando a pie de platea la manera de materializar en forma de luces la idea exacta de lo que la escenografía le exigía, su paciencia infinita para no sucumbir en el intento, y la profesionalidad y naturalidad con la que se distinguió en cada momento.
- Jesús,  siempre junto a su cámara de video, y que, al igual que quien escribe, se gozó de pié dos funciones el sábado y una el domingo, siempre preocupado porque los espectadores en su entrada y tránsito no golpearan el trípode y perjudicara la grabación de lo que se va a convertir en uno de los mejores testigos y recuerdos de ese fin de semana.
- Las caras de los padres al ver salir a escena a sus hijas e hijos.
- Ver evolucionar a mi hija sobre puntas...
- Un Can-Can endiablado, enérgico y divertido que hizo mover los pies, agitar las palmas,  levantar el ánimo y plantar una sonrisa a todos los presentes.
- El abrazo de dos hermanos sobre el escenario.
- El llanto abrazado de algunas bailarinas al ver que el espectáculo acababa.
- La dedicatoria final de uno de los grupos a una de sus componentes que por causa de fuerza mayor se vio obligada a abandonar los ensayos a una semana de la puesta en escena.
- Las despedidas.
- El gradual descenso del bullicio y griterío en el backstage en la última función, a medida que los bailarines lo iban abandonando con la certeza de haber alcanzado su parte del sueño.
- La última mirada atrás cuando abandoné el recinto...

Todo eso junto es lo que te hace ver y entender que detrás de todo espectáculo hay, sobre todo, personas, con sus problemas, defectos y virtudes, pero personas que creen en lo que hacen y que son capaces de dar forma física a una idea..., a un sueño.
Gracias a eso es por lo que se consigue que lo que vimos llenara tanto, y estemos seguros de que a nosotros no se nos va a olvidar en la vida. A los protagonistas no solo no se les va a olvidar en la vida, sino que les elevará en el aire en todos los pasos que den en la suya.


Rubén, no se si lo que vimos era tu sueño tal cual lo imaginaste. Solo sé que al ponerlo en escena conseguiste meternos a todos en él, y lo que es mejor, por si no se han dado cuenta, demostrar que los sueños se pueden materializar, solo hace falta poner ganas, empeño..., y pasión en lo que crees. No me cansaré de decirlo.

Un año más demuestras que no basta con cumplir, sino que hay que hacerlo más que bien, ser original y crecer, aunque ello suponga muchos dolores de cabeza e inconvenientes. Por favor, sigue alimentando esa curiosidad innata que tienes. Ya estamos contando las horas hasta el próximo año.


A los niños y niñas de tu escuela, solo decirles "sigan soñando", sigan creyendo..., sigan luchando por alcanzar cosas y por siempre, siempre, siempre... aprender, si es divirtiéndose, mejor.

Y a todos, solo decirles la única palabra que cabe en este momento: GRACIAS.

No les canso más. Me voy divertir un rato dando una vuelta, no se si será de 80 pasos, pero seguro que será por el mundo...


JSR - Julio 2018







































martes, 10 de julio de 2018

Hola Andrea.




Con toda mi admiración, para Andrea, Sara, Susana, Barbi, Adriana, Alba Doria, Valentina, Paula, Alejandro, Jaiset..., y por extensión para Valentina Rodríguez, Laura, Ada y Alba Hernández.



Hola Andrea.

Quisiera contarte un secreto que no lo es.

Llevo muchos años haciendo minutos y minutos de espera a la puerta de “Baile”, pero no es una espera baldía.

Posiblemente quien me haya visto haya pensado que soy antipático, porque en esos momentos soy de hablar lo justo. Y es que todo ese tiempo lo he pasado haciendo una de las cosas que más me gusta: observar (porque de todo se aprende).

Todos esos minutos de espera me han permitido saber mucho de ustedes y ver la evolución que han registrado en sus caracteres, en sus comportamientos, en sus relaciones con los demás, y, por supuesto, en su forma de afrontar cosas nuevas, en su forma de aceptar la críticas, en su manera de afrontar nuevos retos..., en definitiva en su forma de "crecer".

Y llegó este año. El año en el que aquellas niñas que empezaron más pequeñas haciendo giros sencillos, mirando con ojos de admiración, y soñando con emular, a las chicas del grupo”grande”, resulta que ahora se han convertido en el grupo de referencia, en el grupo de l@s “mayores”, las que sirven de modelo a todos esos niños y niñas pequeños que ahora las miran con la misma admiración y anhelo de llegar un día a bailar como ustedes.

Ese grupo, el de l@s “mayores”, este año ha bailado como nunca, ha transmitido energía y pasión como nunca y, lo que es mejor, ha disfrutado como nunca.

Pero además de eso, este año he visto algo que me emociona y ratifica mi absoluta creencia en que hay jóvenes con valores, jóvenes con sentido de humildad y con sentido de humanidad.

He visto como, en una casuística muy especial, ese grupo homogéneo de “mayores” ha acogido a cuatro compañeras de edades inferiores como si hubieran estado toda la vida con ellas, las han recibido con calor y las han acompañado hasta alcanzar la endiablada vertiginosidad de todas aquellas coreos en las que han participado juntas, no solo como bailarinas, sino como compañeras, siendo tod@s un@ sol@,

Y en tu caso particular, he visto una muestra de lo que significa hacer valer tus propias convicciones, aparte de demostrar que tienes un gran corazón y que pones por encima de todo el ser persona, aun a costa de que haya quien eso no le pueda gustar y genere recelo. Ell@s se lo pierden.

El día de la segunda inolvidable actuación le hiciste a tus compañer@s un regalo de los que no tienen precio, porque no hay dinero en el mundo que lo pague.

Le regalaste a cada uno de tus compañeros de ese grupo de “mayores” un dibujo hecho por tí, envuelto con el calor tu corazón, donde les decías sobre un lienzo de sensaciones en forma de papel, con trazos de lápiz, y tinta de tu propia alma, lo que cada uno de ellos significaba y representaba para ti.

Y tuviste el gran detalle de también entregar un dibujo a esas cuatro personas que se unieron a ustedes y que desde ya forman parte de vuestros corazones, por aceptarse mutuamente, tal cual, y por haber compartido con ustedes esas vivencias que nadie ya les podrá quitar.

Desde la distancia de un desconocido que solo opina sobre lo que ve, y lo hace tal cual lo piensa, no puedo estar más orgulloso del detalle que has tenido con tus compañer@s.

He visto cada uno de esos dibujos y, sinceramente, no necesito que me digan a quién pertenece cada uno, porque hablan por sí solos, y no solo por lo que dicen, sino por cómo lo dicen.

Es el mejor regalo que se puede recibir. Bueno corrijo, es el segundo mejor regalo que se puede recibir. Creo que el primero es que te hayas cruzado en sus vidas.

Es una muestra de que el baile es exigencia, es disciplina, pero también es diversión, y ayuda indiscutiblemente a formar a personas como tú, buenas personas..

No se qué les deparará el año próximo. Solo deseo que sigan construyendo sus vidas en la misma forma en que disfrutan de la mejor de sus coreografías.

Y a ti en particular, no cambies. Sigue con esa forma medio alocada de hacer las cosas, porque en la diferencia está la excelencia, y ese “don” que tienes se alimenta de ello.

Un abrazo y un beso fuerte para tod@s. Y para tí, además, una palmada en el “totiso”, con todo mi cariño.

Juan.

P.D.:
Estas líneas están dedicadas a sus protagonistas, l@s que aparecen en la dedicatoria de cabecera.

Pero no sería lo mismo si no se los presento tal cual Andrea los ve (y puedo asegurar que no se distancia ni un milimetro de su realidad).




Alejandro


Paula


Valentina


Alba Doria


Sara


Adriana


Jaiset


Susana


Barbi


Valentina Rodríguez, Laura, Ada y Alba Hernández





lunes, 2 de julio de 2018

RUYMÁN, y la Geometría del Saber



“Buenos días.

Mi nombre es Pedro Ruymán García Díaz, el profesor de Matemáticas de su hija durante este año académico. El motivo de este email es doble, por un lado presentarme y comentarle que estaré a su entera disposición a través de este email, y, por otro, mostrarle los contenidos y criterios de evaluación que trabajaremos a lo largo del curso”. (…)


Así fue como supe de la existencia de Ruymán (así es como sus alumnos le llaman). Un primer correo que aunque parezca de lo más normal, no lo es, porque lo normal es que no lo reciba. Triste pero cierto. Fue el único profesor de la clase de Bachillerato que se presentó para ponerse a disposición de los padres y explicar lo que iba a acontecer durante el curso.

Posteriormente veo que entre los propios alumnos se empieza a nombrar a “Ruymán”, el profe de matemáticas “que es la bomba”, y no porque sea un coleguita o que se pase el rato de compadreo, sino porque, simplemente, es su profesor de matemáticas, y parece que las matemáticas les están gustando.

Eso como mínimo te hace poner tu atención en que algo especial está pasando, y no me equivocaba.
Ves que es un profesor que atiende sin excusa las dudas y preguntas que les hacen sus alumnos, y cuando ves algunas de sus respuestas a algunas de esas dudas que le plantean, te das cuenta de que no ha sido una respuesta de libro, sino currada expresamente para ese alumno.
Un profesor de Matemáticas que está empezando a despertar el interés de sus alumnos por las matemáticas.
Un profesor que, de la misma manera que les reconoce que no está contento con los resultados obtenidos en un examen concreto, “les anima a que se dejen de tonterías y sepan sufrir hasta el último segundo”, pero a la vez les pasa un vídeo motivándoles a seguir adelante y a confiar en sí mismos.
Un profesor que el día antes del examen de EBAU le dirige un correo a todos sus alumnos para, además de desearles suerte…

“Aunque es difícil, es fundamental que dejen los nervios a un lado y que descansen lo suficiente. Por eso a esta hora de la tarde ya deberían dejar de repasar y relajarse escuchando algo de música o dando un paseo”.
Y lo acompaña con un enlace a una canción: “Hoy es un buen día para celebrar”.

Como él mismo me explicó durante nuestra charla...
“Forma parte de mi manera de ver las cosas. Reconozco que para mi el día del examen era un día de alegría, porque por fin terminaba el calvario de estudiar 10 horas, día tras día: mañana me voy a examinar, me va a salir bien, y lo voy a celebrar”.
Como ustedes comprenderán, es una suerte y un lujo que personas como Ruymán formen parte del proceso educativo de nuestros hijos, porque aunque para mí esa forma de ver las cosas sería lo normal, la triste realidad es que es la excepción.

Cuando mantuvimos nuestra charla, le pregunté que donde estaba la diferencia entre transmitir conocimiento o entendimiento, o dicho de otra manera, qué es lo que a su juicio debía tener un buen profesor, especialmente de matemáticas. Su respuesta no tiene desperdicio:

“Yo los trato como si fueran mis hermanos pequeños. Como el profesor que yo quisiera tener si estuviera en su lugar. Una persona a la que le pueda preguntar dudas sin problemas y que esté cerca, no que sea un extraño.

Cada año preparo material distinto para ayudar a los alumnos, este año estoy intentando hacer un pequeño librito con temas con preguntas tipo test.

Si algún día voy obligado a clase, es que algo muy grave ha tenido que pasar para que esto no me guste”.
“Las personas que he conocido que más saben, son también las más humanas. Y los que son un poquito “fanfarrones” o que presumen de lo que tienen o lo que saben, cuando escarbas un poquito, te das cuenta de que no dominan la materia. Las personas que la dominan te dan mil ideas sin ningún tipo de inconveniente porque, es que generan tanto y lo ven tan fácil que no tienen ningún problema en transmitir”.


Por todo ello comprenderán que quiera compartir más sobre Ruymán, de su forma de entender la enseñanza, la vida, y eso es lo que intentaré hacer en las siguiente líneas.

Ruymán es un chaval nacido en Tenerife, que estudió matemáticas porque además de gustarle, la facultad la tenía en su isla, si no hubiera sido así seguramente se tendría que haber decantado por otra carrera. Es una persona que realmente se siente afortunado de tener unos padres modestos que le inculcaron unos valores correctos y que, en general, siempre le han gustado los estudios, averiguar cosas, saber siempre un poco más: “De pequeño me daba mucha rabia no entender lo que veía escrito en la pantalla de la tele”.

Si lo ves por la calle te parece una persona de lo más normal, como cualquier viandante, alto, bien vestido y con paso relajado. Y si hablas con él verás que tiene una conversación de hablar pausado, pero rica en contenido. Y como todo ser humano, tendrá sus dudas, problemas, miedos, etc. Pero lo que seguro que no tiene es un cartel o etiqueta que le señala como matemático.
Me hubiera gustado hacer un experimento: llevarlo junto con un grupo de profesores a una  clase de un instituto en el que nunca hubieran dado clase y pedirles a los alumnos que intentaran adivinar de qué materia darían clase cada uno de los profesores. Estoy convencido de que nadie lo clasificaría como profe de matemáticas, salvo lo que el azar o el descarte quisiera contribuir.

Respecto de por qué Matemáticas…

El gusto por las matemáticas creo va conmigo desde que tengo uso de razón, siempre me han gustado. Creo que ha contribuido mucho el hecho de que mis primos y mi hermano jugaban al ajedrez y me enseñaron a jugar desde muy pequeño.  De vez en cuando me apuntaba a algún torneo, o solo iba a mirar, y eso creo que me ayudo a ordenar mi mente un poco. En clase entendía las matemáticas, y empecé a experimentar el placer de ver que me gusta la materia.
En los recreos iba a la biblioteca a sacar libros de matemáticas, a escondidas, porque no me gustaba que mis compañeros me viesen o me tachasen como el típico empollón. Me gustaba resolver los problemas que tenían esos libros y después se los daba al profesor, también a escondidas, para que me los revisara.

En la infancia no tuve mucho tiempo para lo que es la diversión en el sentido actual. No era el típico que salía a la calle a jugar, y no porque mis padres me lo prohibiesen, sino porque no sentía la necesidad. Iba los fines de semana a una casita que teníamos en el sur de la isla donde jugaba a los típicos juegos tradicionales, sin playstation, ni nada de eso. Pero durante la semana no sentía esa necesidad.

Ya en la facultad, no era el típico que iba de romería demasiado, en carnaval a lo mejor iba un día…, me gustaba estudiar y siempre saber un poco más.
Ahora, no se si parte de mi está queriendo retomar ese tiempo que no pude disfrutar, y por eso hago deporte, clases de baile, concierto, senderismo, etc., como intentando recuperar.
Me considero una persona tranquila, con amigos, no muchos, pero los que tengo los valoro.


Posiblemente para algunos sea una persona aburrida, porque en el currículum de vida no hay muchas anécdotas que digamos.


¿Cómo definirías las Matemáticas?
Es una pregunta un poquito difícil….,

Podría ser el área del conocimiento que trata de establecer reglas o generalidades, no necesariamente aplicables a la realidad. Es un mundo de estructuras que funcionan de manera lógica bajo unos principios o axiomas que son indiscutibles…, es complicado.

Hay una definición en el diccionario, pero cada uno tiene su interpretación. Para mí Matemática es la vida.


¿Dónde no hay matemática?.
En Telecinco.
Bromas aparte (o no), me cuesta encontrar un ejemplo, porque incluso en las obras de arte hay cosas de matemáticas, hay proporciones, hay razones, hay perspectiva, etc. ¿En el amor hay matemática? Pues por ahí hay cuadros que dicen de las matemáticas del amor. Indiscutiblemente las matemáticas están por todos lados.






¿Qué consideras que es lo más difícil para llegar a un alumno y que te entienda?
Lo más difícil es lograr el interés del alumno, y el interés del alumno pasa por la empatía, porque un alumno de último curso necesariamente está interesado porque se la está jugando, pero un alumno de primero o segundo como no vea que lo que está intentando aprender le es útil, o le gusta, o tiene algún tipo de significado para él, o sirve para algo…., no le va a poner atención alguna.
Eso de decirle “estúdiate la ecuación de segundo grado porque a lo mejor algún día te puede hacer falta”, le supone una obligación, y por tanto no sirve para nada. Podrá decirte en ese momento que lo ha entendido, pero realmente no es así, porque no se lo has explicado, sino que le has indicado las reglas a seguir: Simplemente le has dicho, “hazlo así”.
Hay que lograr el interés y la motivación del alumno.
Cuanto más bajo es el curso, más empatía tienes que poner.

¿Y lo más fácil?
Si tienes una clase con alumnado a los que le gustan las matemáticas, es muy sencillo dar clase.

Hay alumnado a los que no sería necesario hacerle examen, simplemente con escucharles cuando abren la boca y las preguntas que te hacen, sabes que van varios kilómetros por delante. Ya han llegado a sentir el “gustirrinin” de entender las matemáticas, y puedes acompañarlos más allá.


¿Cómo combatir esa reseña tan manida y repetida de “no se me dan los números” o “no se me dan las matemáticas”?
Consiguiendo que los alumnos entiendan.
Por ejemplo, hay una corriente metodológica que se basa en el aprendizaje cooperativo, donde trabajas con tus compañeros, y utilizas material manipulativo, material gráfico, etc. He observado que los chicos, si explico algo de manera oral, sin mostrarles nada o que toquen nada, no se les queda. Hay que procurar que el aprendizaje sea muy visual, muy manipulativo, y que el chico experimente la sensación de descubrir. Eso es muy fácil decirlo, pero hacerlo es complicado. Además, las escuelas hoy en día no están preparadas para ese tipo de aprendizaje, con 32 alumnos por clase no puedes hacerlo al 100%..


¿Qué consideras que habría que cambiar en el modelo educativo para dar los primeros pasos?
Lo primero, ratios más pequeños en las aulas.

Por otro lado, es cierto que la tecnología es importante, tener ordenadores es importante, tener pantallas y pizarras digitales que han costado un dineral, es importante, pero si no se usan no sirve para nada. He visto institutos completamente equipados y que solo lo usa un profesor. Un dinero invertido para nada. Por tanto, invierte ese dinero en docentes, disminuye la ratio y hazle la formación adecuada a los profesores.

En nuestro departamento este año hemos estado en el proyecto “Newton, matemáticas para la vida”. Consiste en aprender estrategias para resolver problemas, y hemos estado un mes simplemente viendo los significados de la división, con diagramas partes-todo, etc. Ves cosas que nunca te habías planteado porque tú ya lo sabes. A los chicos les puede ayudar, porque bastantes veces nos encontramos con chicos que a lo mejor saben el algoritmo de la división, pero no entienden el significado o significados de dividir, y en un contexto no sabrían como usarlo.
Pero volvemos a lo de antes, con la ratio actual, es imposible. Si uno intenta hacer eso, viene el inspector y te dice “¿en qué momento de la programación didáctica te encuentras?”, y uno tiene que avanzar para “poder” cumplir con los objetivos de dicha programación. Y por cumplir la programación, lo único que consigues que aprendan a memorizar problemas, no a resolver problemas.
Por otro lado, no tengo nada en contra de los profesores particulares, pero desgraciadamente la inmensa mayoría, son resolutores de problemas, no les enseñan a pensar.

Y por último, si comparas con otros países en los que puedan existir otras metodologías, al final ves que lo que sí existe en esos países es un mayor respeto por la figura del profesor. El respeto al profesor es máximo, se siente muy identificado y valorado, y eso repercute en la motivación del profesorado. A mí como me gusta mi trabajo estoy motivado, pero no es la tónica general. Un profesor desmotivado no te va a enseñar bien.

Hay que ver las matemáticas como algo que puede tener aplicación cotidiana. Y para ejemplo dos casos:

En una ocasión, un compañero de Educación Física, que es aficionado al boxeo, me comentó que había leído en un artículo que decía que el mejor boxeador de la historia era Alí, y él no estaba de acuerdo. La pregunta que me hizo fue “¿cómo se yo quien es el mejor boxeador de la historia?”.
A partir de ahí empezamos a investigar y nos dimos cuenta de que hay muchos sistemas para establecer un ranking, uno de ellos es el que se usa en el ajedrez, el sistema ELO, donde cuando dos rivales se enfrentan, los puntos que uno recibe si gana dependen de la habilidad del rival. No es como en el fútbol, si el Osasuna le gana al Barcelona consigue 3 puntos, y si el Osasuna le gana al Deportivo de La Coruña, son los mismos tres puntos. En el sistema de ajedrez, no. Si le gano a Kasparov consigo muchos puntos pero si le gano a uno como yo, bueno, está bien, pero no consigo los mismos puntos. Esa misma inquietud es la que nos llevó posteriormente a intentar aplicar ese mismo sistema a la Lucha Canaria y publicamos un artículo con las diferencias y bondades que tiene hacerlo de otra manera.

Ahora estamos desarrollando un artículo para intentar medir la espectacularidad de un partido de fútbol, con un número. Tiene una parte de subjetividad, pero también de objetividad, porque podríamos llegar a unos valores comunes a todos, como por ejemplo, goles, alternancia, etc., y poder llegar a decir, el partido de España-Rusia tiene una espectacularidad de 4,5, o poder decidir qué partidos veo o no en base, no a sentimientos o subjetividades, sino a una lógica neutral. Posiblemente generaría más interés incluso por las televisiones, porque querrían televisar especialmente aquellos partidos que tuvieran un índice mayor de espectacularidad, y eso obligaría a los equipos indirectamente a implicarse más.

En otra ocasión compré un libro sobre el póquer, y ví que tenía un capítulo dedicado a su visión matemática. Lo empecé a leer y me gustó. Y de ahí vino el interés por hacer un artículo recopilatorio con un punto de vista personal sobre lo que interviene las matemáticas en el juego.




En ese artículo del Texas Póker hay dos frases que me llaman la atención: la primera es de un reconocido jugador de póker, y la segunda el titulo final que le pusiste:
1) "El póker es un juego de azar en el que poco tiene que ver la suerte”.
2) “El arte de vencer la suerte”.

¿Realmente se puede decidir la suerte?

Si, pero entendiendo esa frase en el infinito, a largo plazo.
El póquer es un juego en el que la suerte es un ingrediente, pero a largo plazo, la suerte queda eliminada por tu habilidad.
Si juego contra otro jugador una mano en la que yo se que tengo el 70% de ganar, y juego siempre esa misma mano, en el infinito voy a ganar. Puedo jugar 10 veces, perder las 10 veces y salir enfadado pensando que el mundo es un desastre, pero si lo haces en el sentido del infinito, es seguro que ganas.

¿Eso significa que estamos acostumbrados a vivir en el corto plazo?
Si. De hecho eso es lo peligroso del juego, porque de la misma forma que te ocurre para ganar, puede ocurrirte al contrario.
El juego es muy peligroso porque tu puedes pensar que lo dominas y posiblemente lo que has tenido es una semana o un mes de suerte. Juegas tres veces y las tres ganas, pero puedes pensar que ya eres bueno, y en lugar de jugar un torneo de 5 euros, te apuntas al torneo de 50 euros, porque, ¡total, como es tan fácil ganar!.
No se trata de ganar, sino de evaluar tu juego. Es decir, no solo valorar las fichas que has conseguido, sino también las fichas teóricas que tendrías que haber conseguido. Si la línea de las que has conseguido está por encima de las que teóricamente tenías que haber conseguido, es que has tenido suerte, no estás jugando bien.
Y al revés, el consuelo del cabreo, es decir, cuando tus fichas conseguidas están por debajo de las teóricas, aunque has perdido, sabes que si todo hubiera ido como debiera, hubieras ganado. En el primer caso es pura suerte.
En el segundo caso, estás dentro de tu rango de juego.
Es interesante formar un grupo pequeño de amigos para jugar, pero tomándoselo en serio, es decir, que investiguen y estudien analizando sus manos, viendo probabilidades, etc.


¿Piensas que las matemáticas en sí están reñidas con las relaciones humanas, en especial en la percepción que se tienen sobre las “personas de números”?
A mi no me afecta, pero puedo pensar que sí, que hay gente que sigue pensando que si eres de matemáticas tienes que tener las gafas de culo de botella, tienes que ser una persona reservada, encerrada entre libros. Pero seguro que no.
De hecho los mejores matemáticos que he conocido son las personas más normales que te puedas imaginar. Un matemático puede ser bailarín, puede dominar un idioma, puede ser ciclista, etc.


¡Te propongo un juego! Voy a nombrarte una serie de palabras, y quisiera que las fueras asociando a una categoría, un apartado o una disciplina relacionada con las matemáticas.

Comer: Proporcionalidad.

Dormir: Integrales (se ríe…), porque cansan un montón.

Jugar: Geometría.

Bailar: También Geometría.

Dibujar: Lo primero que me viene a la mente son cosas de geometría…, pero seguramente Trigonometría. Me gusta lo que es la geometría del triángulo, los secretos que esconde, los dibujos que uno puede sacar de un triángulo, que son inmensos.

Enfadarse: Posiblemente Combinatoria. Porque si hay una rama difícil en matemáticas es la probabilidad. Si hay algo a lo que un matemático tiene miedo es a un problema de probabilidad, de recuento, de combinatoria, porque es muy fácil equivocarse.

Reír: Me viene a la mente Topología, porque es el área de mi tesis, y cuando es reír pienso en uno de mis directores de tesis, Aniceto Murillo Mas, con el que me cansé de reír. Aprendí un montón, pero me reí muchísimo. Para mí, en matemáticas, reír es él.

Enamorarse: Funciones. En las oposiciones, el tema que tuve que defender era un tema de funciones, y simplemente me preguntaron por ese tema porque puse en el título “Magnitudes Enamoradas”. En una función una magnitud depende de la otra y en lugar de magnitudes dependientes e independientes, pues lo llamé “Magnitudes Enamoradas”. Una se mueve, y la otra fluctúa de acuerdo a la primera en una especie de amor – odio.

Ayudar: Aritmética, por los números, los niños.

Estudiar: Análisis complejo. Porque recuerdo que en la facultad esa parte me supuso estudiar mucho, bastante. No es lo que a uno le gusta más y además es muy amplio, por lo que hay que estudiar más.

Ruyman: Me es difícil establecer un campo de las matemáticas en particular. Quizás la Geometría.




¿Y si te dijera que te definieras con una fórmula matemática?
Hay muchas. Pero seguramente la de la “Conjetura de Ganea”, para espacios no compactos o infinitos. Una fórmula que al final nos salió, que costó un par de meses sacarla. Si me tuviera que hacer un tatuaje, seguramente me haría esa fórmula.
Es una fórmula que tiene que ver con la Topología y que existe en el mundo clásico, en el cual se trabaja con superficies acotadas. Lo que intentamos hacer fue intentar generalizar esa fórmula para superficies infinitas. Es decir, hay una cosa que falla en la matemática tradicional, y gracias a una extensión, esa fórmula se podía atacar, y creo que nos salió. Es como encontrarte en este mundo con un problema que no tiene solución, y lo que hacemos es salirnos de este mundo, buscar una herramienta que nos permita solucionarlo, y volver de nuevo para intentar implantar esa herramienta o interpretación en este mundo y encontrar la solución.


En un libro de Stephen Hawking que se llama “Y Dios creó los números”, se dice entre otras cosas:
- Tanto las revoluciones intelectuales como nuestra propia percepción del mundo son hijas de revoluciones en el pensamiento matemático.
- Si las maravillas del mundo antiguo fueron físicas, las maravillas de nuestro propio tiempo son las obras del intelecto.
Si lo dice Stephen Hawking, yo no soy nadie para discutirlo.
No sabría decir un ejemplo de lo contrario sobre lo primero. Si que es verdad que a veces desarrollos matemáticos que parecen que no conducen a ningún sitio, cientos de años más tarde se encuentran que sí tienen utilidad en la vida real. No se si todas las revoluciones intelectuales nacen o tienen vinculación con el pensamiento matemático. Ahora mismo estaría más por estar de acuerdo.
Respecto a lo segundo, desde luego que las que más placer nos dan son las obras del intelecto, eso sin duda. Pero también entiendo que una buena obra de arte, o física es motivo de admiración. No la comparto tanto como la anterior. Las obras del intelecto son maravillosas, pero las físicas también, y todas están relacionadas. No hay obra “física” que no esté relacionada con el intelecto.

Seguramente detrás de una maravilla física hay una maravilla intelectual.


Recordando lo que les decías a tus alumnos, ¿es hoy un buen día para celebrar?
¡Todos los días!.
Especialmente cuando tienes una experiencia traumática, o la pérdida de un ser querido, uno se da cuenta de que todos los días hay un motivo para celebrar.
No hacer locuras, pero sí hay que disfrutar de cada día.


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Terminamos nuestra charla después de 2 horas que parecieron 15 minutos, pero que alimentaron infinitamente el convencimiento de que la esencia de que las cosas funcionen es el amor y la pasión que a ello le pones.
Estudiar y que te guste es posible. Solo depende de que haya más gente que ama lo que hace de la que no. Porque a los estudiantes lo primero que se le transmite es tu convencimiento en lo que haces, y después, el conocimiento que de ello tengas, que si además es certero y vocacional, no tiene freno.
No se trata de que tengamos que ser matemáticos, sino que entendamos donde la podemos encontrar y en qué nos puede ayudar, más allá de la complejidad que queramos darle.
Particularmente creo que nuestro sistema de enseñanza debería dejar de mirar tanto por ratios y rankings de centros (porque todos sabemos de las competiciones que existen por presumir de aprobados, etc.), de cara que quedar bien ante “otros” y potenciar más la forma de llegar al alumnado porque, no lo olvidemos, de lo que enseñemos hoy y como lo enseñemos hoy, enseñarán mañana.

Ruymán, te estaré eternamente agradecido de que te hayas cruzado en la vida de nuestros hijos y les hayas permitido ver el lado humano de las matemáticas, el lado práctico de las matemáticas, y que al hacerlo no te hayas limitado a transmitir conocimiento, sino la pasión con que lo haces. Ya lo he dicho en más de una ocasión: eso no se aprende en ninguna asignatura, sino con las buenas personas.

Gracias por aportar un granito de arena a poder desmitificar esa fama maligna y perversa de dificultad que tienen las matemáticas (jugar bien al fútbol también es difícil, pero nadie lo ve como malo ¿por qué será?), y eliminar esa visión tan equivocada y estereotipada que se tiene de las personas de ciencias en general y de las de matemáticas en particular.
Indirectamente me llevo un gran regalo que fortalece aún más mis propias convicciones: esa explicación que haces de la “Conjetura de Ganea”, porque me viene a ratificar que las matemáticas forman parte de la lógica de la vida, en cuanto a que si cuando tenemos un problema fuéramos capaces de aislarnos de él un momento, encontrar una alternativa posible fuera del entorno que lo genera, y volver a él para intentar aplicar esa alternativa, seguramente que en la inmensa mayoría de los casos encontraríamos esa tan ansiada solución.

Me dijiste que posiblemente asociaras tu nombre con Geometría, y no quiero competir con la “Conjetura de Ganea”, que me queda muy, pero que muy lejos, pero me voy a atrever a definirte con otra expresión matemática, totalmente discutible en su formulación, como, por supuesto, debe ser en matemáticas.

Siendo ((b x a)/2)^n  las "n" variaciones posibles del triángulo de la vida,  S1…Sn” la serie de sucesos encadenados que la componen, y “p” la pasión que en ella le pones.

O dicho de otra manera, el límite cuando la pasión tiende a infinito de la función de tu propia vida, la compuesta por las “n” alternativas posibles que puedes aplicar a tu triángulo vital, unido al sumatorio de sucesos encadenados que en ellos suceden.
¿Por qué “triángulo vital”?, porque prefiero ver la vida como un triángulo, con la infinidad de formas o dibujos que se pueden sacar de él, adaptándose a lo que busques en cada momento, con sus secretos y verdades…, como la vida misma.
Desde mi humilde artesanía matemática, posiblemente sea la fórmula que define a las personas que aman lo que hacen, ponen pasión en ello, y lo disfrutan.

Es un verdadero placer contagiarse del resultado de la fórmula que te define y, si además, ese resultado nos roza a los demás de alguna manera, ya sea tangente, secante, integral o incluso derivada, nos termina haciendo dependientes. Eso se agradece.

Deberíamos buscar una forma de expansionarla.

Cualquiera que hubiera estado escuchando nuestra conversación seguramente pensaría que estábamos hablando de política, o de educación, o de sueños, o de futbol, o de parejas, o de un montón de cosas más. Pero simplemente hablábamos sobre las Matemáticas.

Es cierto, la matemática es vida y, además, nos podemos reír con ella.



JSR - Julio/18