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martes, 31 de diciembre de 2013
Una reflexión de última hora.
viernes, 22 de noviembre de 2013
Príncipe Escéptico
Hoy estoy escéptico. Lo reconozco. Pero tranquilo, se me pasará…, tengo reservas para anular esa sensación.
Una luz rara se encendió en mis neuronas hace poco tiempo. Últimamente, será coincidencia o no, me he topado con varios casos, lecturas, imágenes, etc., que ponían de manifiesto el esfuerzo que el hombre hace (y quiero imaginar que lo hace queriendo, no aparentando) por contentar a su pareja o a esa persona a la que ama o a la que quisiera amar y busca su correspondencia o conquista.
Me considero un romántico, y reconozco que intentar crear un ambiente agradable y afable para dos es siempre mucho mejor que hacerlo para uno o no hacerlo. También reconozco que cuando quieres a alguien, cualquier esfuerzo te parece poco, siempre quieres contentar a esa persona más y con gestos, hechos o situaciones que le agraden.
Hablamos de fiestas sorpresa, hablamos de regalos inesperados, hablamos de lo que en una canción se describía como regar el jardín todos los días para que la flor no se marchite, hablamos de hacer que se cumplan los sueños de tu persona amada, hablamos de rebuscar recursos para siempre sorprender a esa persona afortunada por la que vives.
Pero también hablamos de saber consolarla, de ayudarla, de simplemente hacerle saber que estás a su lado, de participar de sus inquietudes, de compartir sus momentos buenos, de servirle de bastón cuando lo necesite. Esto también es amar.
Desgraciadamente existe el tópico de asociar romanticismo con cosas bonitas y sorpresivas.
Siempre diré que la primera etapa de conocimiento de dos personas es puro marketing. Pero al igual que en la vida real, cuando te compran, si no eres lo que has vendido, mal lo vas a llevar. Por eso, lo que realmente has de vender en esa primera etapa es lo que te comprometes a mantener de por vida. Yo prefiero venderme como un apoyo incondicional y alguien en quien poder confiar, que hacerlo como alguien que regala rosas o dice cosas bonitas (eso no quiere decir que también lo haga, pero no es el núcleo que me sustenta ni lo que me define).
Pero llegado este punto he de reconocer, por naturaleza propia del hombre y la mujer, que en la inmensa mayoría de los casos, es el hombre quien hace, o a quien se le exige, esa muestra de "romanticismo clásico".
¿Quién no ha oído eso de "ya no me regalas flores como antes? O el "ya no eres tan detallista como antes".
Es como si en esa surrealista discusión, la mujer siempre asume el papel de defraudada, y fuera el hombre el culpable de sus desgracias.
Por una vez quisiera que el sentido de las cosas fuera al revés. Que fuera el hombre quien dijera "ya no me aceptas como antes", o el "ya no me acompañas en mis salidas como antes". O incluso que él sea el que reciba flores o tarjetas con pensamientos sinceros o declaraciones de amor verdadero.
De igual forma que lo que se le exige a un niño de 10 años no es lo mismo que lo que se le exige a un joven de 18, en el recorrido de la vida no es lo mismo compartirla con 20 que con 40. Y tampoco es justo que para ciertas cosas aceptemos la evolución del tiempo y el paso de los años, pero para otras algunos quieran seguir anclados unos años atrás.
¿De qué me vale regalar flores si cuando me necesite no voy a estar?
¿De qué me vale decirle cosas bonitas si a la primera de cambio no quiere escuchar?
Tendemos a tratar a nuestras parejas, y hablo como hombre romántico, como si fueran princesas, pero lo cierto es que:
- Las princesas se convierten en reinas, y en muchas ocasiones ya no esperan cosas, sino que las exigen, sin darse cuenta de que signos hay muchos, y las muestras de "contigo hasta el final" se pueden tener de muchas formas distintas, no necesariamente con flores.
- Los príncipes no solemos convertirnos en reyes, y por eso mismo, también sería justo que, al menos en nuestra época de príncipes, pudiéramos disfrutar de los mismos halagos y muestras de cariño que se nos exigen.
Lo he dicho al principio, estoy un tanto escéptico. Un príncipe escéptico. Se me pasará.
lunes, 14 de octubre de 2013
Me llaman Loco
domingo, 29 de septiembre de 2013
Carambolas...
Externamente, todo hay que decirlo, es muy guapa. Sí, no se puede negar. Algunos le dirían "eres un bombón". Yo prefiero "eres hermosa".
Pero lo que realmente me llamó poderosamente la atención es que, en algunas ocasiones, su cara alegre parecía traspasar a otro mundo. Es como si esa alegría estuviera alimentada en mil cicatrices. Como si esa vitalidad, más que una convicción fuera una necesidad.
Poco después, y de una forma indirecta, he podido conocer, o mejor dicho, intuir, como creo que es ella desde el punto de vista de forma de pensar, de ver su propia vida y de afrontarla. No suelo equivocarme con mis primeras impresiones, y si en este caso lo hago, le pido disculpas. Si así fuera, me servirá para aprender algo más.
Si externamente es muy guapa, la impresión que tengo ahora es que internamente sobrepasa cualquier calificativo de bondad y de riqueza humana que puedan pensar. Un verdadero tesoro. Eso sí, un tesoro posiblemente forjado en mil desilusiones, en mil escapadas hacia delante, y en una capacidad de regeneración sorprendente.
A ella le dedico esta reflexión.
Lo primero que he visto, aunque creo que ya lo sabes, pero posiblemente no te imagines su alcance, es que "Hay muuucha gente que te quiere", gente de la buena, de la de verdad. También hay otros del momento o del interés momentáneo, pero esos no cuentan. Creo que lo sabes. Y también sabes, creo que por propia experiencia, que mientras tengas un "sí" para ayudar a los demás, siempre te dirán "qué buena eres", pero basta que un día, por la razón que sea, realmente no puedas ayudarles, aunque sea una sola vez, y esas mismas personas empezarán a decir "qué mala o qué egoísta eres". Desgraciadamente, la condición humana tiene esos arranques, pero no puedes dejar que te minen tu capacidad vital por ello.
No te dejes influenciar por esa clase de personas. Apóyate en los que realmente te aprecian.
Es cierto, la vida es un cúmulo de experiencias que empiezan por un simple paso. Después vendrán otros más largos o más cortos, unos con obstáculos, otros resbaladizos, pero también es cierto que en ese camino te encontrarás a gente en la que te podrás apoyar para sortearlos o para, simplemente, levantarte. Y mientras avanzas por tu vida, no hay que tener prisa. Correr cuando tengas que correr, y pasear cuando tengas que pasear. Al final lo que siempre debe quedar es, simplemente ¡Vivir!.
Y otra verdad, vivir es crear, gozar, aprender, aprender a caer para no hacernos daño, incluso sufrir si con ello se da otro paso, pero sobre todo disfrutar de lo que nos rodea y de lo que somos capaces de hacer. Disfrutar de cada paso que demos, y aprender de lo que vemos a nuestro alrededor. A veces nos fijamos tanto en las virtudes de los demás que no somos capaces de ver las nuestras. ¡Y las tenemos!.
Cuando te encuentres piedras en el camino, míralas a la cara, desafíalas. Seguro que la próxima vez otra como ella no te engañará. Pero tampoco dejes que te afloren miedos por si acaso te encuentras otra. ¡Nunca!. Siempre camina adelante. Piedras siempre habrá. ¿cuántas?, Infinitas, incluso cuando estés plena de felicidad. Pero tú aprenderás a pasarlas. ¡No tengas miedo!. Disfrutar de las cosas es apreciarlas en todo su sentido. Los miedos pueden ser un gran profesor, y nunca debemos verlos como un freno. Solo como algo que tenemos que traspasar. Con esa energía que tienes, con esa fuerza de voluntad que veo que tienes, ¿quien dijo miedo?.
Seguro que en tu camino tropezarás con muchas clases distintas de piedras, que te provocarán caídas, alguna de ellas incluso lágrimas. Pero no dejes que las lágrimas sean de impotencia.
Las Lágrimas no son un consuelo de nada, tampoco es un parche de nada. Las lágrimas son una reacción espontánea a un sentimiento, y como tal hay que dejarlas salir, y beberlas para alimentarnos de su propia energía. Si, energía. Porque nadie ha dicho que las lágrimas son solo símbolo de tristeza. Pueden serlo de alegría. Y ¡qué sensación más dichosa cuando las lágrimas escapan de tus ojos porque tu corazón se ha llenado de buenas vibraciones! O cuando esos mismos ojos ven algo que le hace sentir feliz. En definitiva las lágrimas son el broche final de una emoción. Y aunque esa emoción no nos cause alegría, dejémosla salir para poder rearmarnos en fortaleza frente a lo que nos pueda perturbar, y en energía para poder dar y disfrutar.
No creo que sea cierto que las desilusiones te hagan abrir los ojos y cerrar el corazón, aunque sí es cierto que cuando esas desilusiones tienen que ver con las que tú hayas sentido respecto de tu corazón, te hacen que quieras protegerlo aún más. No caigas en el extremo. No cierres tu corazón. Solo edúcalo. Y lo más importante, no dejes que nadie, especialmente si llegas a la convicción de que no te merece, gobierne desde el exterior el destino de tu corazón y te obligues tú misma a cerrarlo. Te estaría haciendo entrar en su juego, y el juego debes marcarlo tú. Decide tú quien entra y quien no, pero no cierres la puerta, porque, en cualquier momento alguien puede pasar y no ser capaz de tocar en la puerta de tu corazón, por miedo a hacerte daño o ser inoportuno, o lo que es peor, que estés tan ofuscada en tu interior que no lo oigas tocar.
¿Qué es la felicidad? Alguien dijo en una ocasión que la Felicidad es un grado de conformismo. Que entre más nos conformamos con las cosas más felices seremos.
Cuando te lleguen esos momentos en que piensas que "la mejor manera de ser feliz con alguien es ser feliz solo, porque así la compañía será una elección, no una necesidad", piensa que curiosamente la felicidad es una necesidad, no una elección, aunque en nuestra mano está el elegir la forma en que queremos alcanzarla. Y te garantizo que si es en compañía de alguien mejor. Puede ser tu mejor amigo, puede ser tu hermano, puede ser el vecino del quinto, pero será tu propia elección, y si de esa elección sale tu compañero para el viaje de tu vida, ¿vas a renunciar a ello?
Es cierto que ningún mar en calma hace experto a un marinero. Pero también es cierto que un velero, aún con fuerte viento de frente, puede escoger su rumbo a donde quiera, incluso contra viento.
Apóyate en quienes te quieren, apóyate en aquello que te hace sentir bien (¿bailar?, ¿por qué no?), y lo más importante, escribe tu propia vida. No dejes que nadie te haga quebrar tu escritura. Podrás escribir tus renglones torcidos, pero SON TUS RENGLONES, nadie tiene derecho a cambiártelos si tú no quieres.
Sigo pensando que si la vida fuera una frase, la entonación con la que la decimos sería nuestro destino, y decírsela a alguien, lo que le da sentido.
Gracias por haberte conocido, y, aunque hayamos hablado en muy pocas ocasiones, si en cualquier momento necesitas mi ayuda con lo que sea y de la clase que sea, estaré encantado de brindártela.
jueves, 19 de septiembre de 2013
Más que presentación, agradecimiento. (Post en el Foro de Asoc. Foto Gran Canaria).
Les dejo una de las últimas imágenes capturadas. No es lo que parece, pero sí es lo que es.
Flash SB800 y SB23 rebotados al techo (1/4) con disparador remoto.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Cerrado por necesidad
martes, 10 de septiembre de 2013
I + T
viernes, 6 de septiembre de 2013
Amor y Esperanza
Ese es el título de una fotografía que he visto hoy de un compañero de foro en la asociación Foto Gran Canaria, y que me hizo tener un punto de reflexión.
Por razones obvias de privacidad y autorización no la reproduzco, pero, para que se hagan una mínima idea, la intento describir.
Una imagen en blanco y negro de un primer plano de perfil de una pareja (sobre treinta y largos o cuarenta años imagino). Sus cabezas apoyadas frente con frente, el mirándola a sus ojos, y ella, con sus ojos cerrados cogiéndole con sus dos manos su cara y cuello. Lo que marca indiscutiblemente la imagen: ella tiene su cabeza totalmente rapada.
Su autor lanzó una serie de preguntas en el foro sobre dicha imagen: Qué nos sugería, qué nos gustaba, qué no nos gustaba y cómo se podía mejorar.
Se plasmaron un sinfín de comentarios, todos constructivos por supuesto, respecto de la definición del blanco y negro, respecto de recorte o no, respecto de contraste de iluminación, etc. Muchos coincidían en que veían tristeza o dureza en la imagen. A medida que las opiniones surgían, quedaba cada vez más claro que ella estaba luchando contra un cáncer.
Para mí era una instantánea perfecta. Habla por sí sola. Rebosa sentimientos, rebosa ternura, rebosa amor. Y en contra de lo que algunos dijeron, no le veía tristeza. ¿Por qué?, porque era la imagen del momento. No era una imagen preparada, no era una pose estudiada. Era simplemente un momento real que el fotógrafo tuvo la agilidad de captar, tal cual, sin añadidos. Si se hubiera entretenido en ajustar la iluminación o la exposición adecuada, el momento hubiera pasado, y seguramente ya no diría lo mismo.
Son de esos instantes que te encuentras en tu vida que no tienen repetición, y que si intentas repetirlo nunca se va a parecer, será con creces muy distinto.
Este fue el comentario que envíe a su autor:
¿Qué representa la imagen? Pues lo que has puesto de título, sin más. Y no le demos más vueltas. Creo que en este caso la imagen habría que verla desde la perspectiva de sus protagonistas, no de su autor (con todos mis respetos) y creo que es lo que has hecho.
¿Que si tiene defectos? Nuevamente, y con mis respectos a todos los que han opinado, ninguno. ¿Por qué?, porque es una imagen de un momento determinado, no preparado. ¿acaso el fotógrafo de guerra se entretiene pensando si mejor bajar o subir un paso de exposicíón o cambiar el balance de blancos que lleva configurado? si lo hiciera posiblemente no captará la imagen que quiere, sino el momento después (que no quiere decir que fuera malo, sino que no es lo que quería captar). Por tanto, la imagen es lo que es, presenta una realidad a la que no hay que maquillar sino contemplar. Y admirar, porque dentro de lo que realmente representa para tí, y lo que representa para sus protagonistas (cuya opinión posiblemente nos desarme a todos), es una joya.
Como dijo un compañero del foro, hay fotos que "no necesitan comentarios".
Y haciendo mías las palabras que me respondió su autor, y que comparto completamente: "Muchas veces perdemos la imagen que queríamos hacer porque nos perdemos en tecnicismos, en vez de ver el momento tal cual".
Me repito, para mí, es una instantánea perfecta.
jueves, 5 de septiembre de 2013
Payaso, ... hasta el final.
Me he sentido como un pobre payaso