Había luces, había cámaras, había acción, pero
no era una película.
En un momento determinado, mientras me giro,
veo en la habitación contigua y de “refilón” a una persona alta, delgada, con
camiseta blanca y gorra, mirando su móvil. El plano se cerró a mis espaldas y
no presté mayor atención.
Instantes después, Manolo dice ¡Paco, pasa!. Y Paco, el hombre del “refilón”,
pasó. Se hizo hueco entre los que estábamos allí, y se colocó de una forma
completamente natural y espontánea en el set. Los comentarios de Manolo en su
presentación ya descubrían posiblemente el por qué de esa naturalidad y
espontaneidad. Paco Vázquez, de profesión actor, estaba ahora delante nuestro,
disponible y dispuesto para que sacáramos de él lo que quisiéramos.
Y vaya si sacamos. Mil peticiones y a todas
respondía con la misma naturalidad y espontaneidad, incluso mostrando o
proponiendo algo más.
Tenía la impresión de que por mucho que
sacáramos, siempre había más, era una fuente inmensa de situaciones.
Llegado mi turno, le invité a participar en una
historia.., y la hizo suya. Eso mola, te lo pone muy fácil.
Opté por ponerme a un lado y hacer algo que me
encanta: observar, simplemente observar, mientras los demás compañeros seguían
sacando de ese pozo de expresividad inagotable.
Era un actor, era una persona. Dos en uno, o
uno acercándose al otro, no sabría decir quién iba primero. Una cosa era
cierta: aunque estuviera disfrazado, no levantaba los pies del suelo, y no me
refiero a levitar.
Una mini conversación posterior me terminó de
confirmar que la persona estaba siempre por encima del actor, y es la que lo
caracteriza, al menos a él.
¿A quién no le gusta soñar con ser el
protagonista de esta o aquella película, especialmente cuando lo has visto en
una gran pantalla con una interpretación magistral que te embauca y te roba tu
realidad momentánea para trasladarte a un mundo distinto?
¿Nunca se han puesto en la tesitura de vivir en
primera persona las vicisitudes del protagonista de esa película que están
viendo?
Ese día tenía conmigo justo el caso contrario,
un protagonista que sale de la película y pasa a “interpretar” en nuestro
teatro cotidiano, sin diálogos aprendidos, sin ejercicios de modelar
expresiones, simplemente siendo tal cual, e irradiando lo que siempre me atrae
de las personas: su identidad propia, su personalidad.
Es lo que siempre he llamado “personas
interesantes”.
Hay veces en que no necesitas mucho para darte
cuenta de que te has cruzado con una excelente persona, y esta es una.
Semanas después, y en una espléndida mañana de
domingo, nos encontramos delante de la entrada de los Multicines Monopol de Las
Palmas, una de las pocas salas con identidad propia situada en una zona mágica
como es Triana-Vegueta.
¡Qué mejor sitio que este para mantener una
charla sobre alguien que, pudiendo ser personaje, no deja de ser persona, o
como dirían los griegos, “no necesita máscara”!.
Había
luces, había una cámara, y había pasión. Podría ser una película…, pero no
había guión, y esto fue lo que surgió en esa matinal…
¿Quién es Paco Vázquez, persona, y quien es Francisco
Vázquez, actor?
Pues Paco Vázquez es una persona tranquila,
sencilla, a la que le gusta la soledad pero a la vez extraña el compartir
momentos con alguien, sobre todo los momentos que le apasionan, como el cine. Es
una persona amigo de sus amigos, que tiene pocos amigos, pero los que tiene no
los cambia por nada. Me considero afortunado con los amigos que tengo.
El Paco Vázquez actor es alguien al que le
apasiona la interpretación, le encanta zambullirse en los personajes que
interpreta, una persona profesional y, nuevamente, buen compañero.
Es alguien que se considera humilde y al que le
encanta aprender con cada proyecto que le aparece y en el que se involucra,
porque esta profesión es un aprendizaje constante.
¿A Paco
Vázquez le gusta Francisco Vázquez?
¡Yo creo que si!...
¿Se han
enfadado alguna vez?
Si, siempre hay algún momento en que dices esto
lo tenías que haber hecho de otra manera, o esto te lo tenías que haber
callado, o no poner ciertas caras, por ejemplo, pero en general están
satisfechos entre sí la persona y el actor, porque van un poco de la mano. Como
actor soy prácticamente igual que como persona, porque en ambos casos son
personas. Tratan de ser buenos amigos, y buenos compañeros. Humilde como
persona y humilde como actor.
Hiciste
técnica audiovisual, guionista, arte dramático, ¿Cómo llegaste a ello?
El cine me gusta desde pequeñito.
Hay momentos de cuando tú tienes 5 años que no
recuerdas. Pero a mi se me quedó grabado el momento en que mi padre con esa
edad me llevó a ver En busca del arca
perdida, mi primera película. Cuando vi aquello en una sala de cine con
5 años, yo dije “yo quiero estar ahí dentro”. Todavía no sabía si
interpretando, dirigiendo, o qué, pero era un mundo en el que quería estar. Me
quedé asombrado con lo que vi en aquella película y, después, pues sigues
creciendo, viendo cine…, y ya con 12 años alquilé en el videoclub El Padrino II, (porque la primera estaba
alquilada), y Scarface, que aquí se
tituló El Precio del Poder. Las caras tanto de Al Pacino como de Robert de Niro
se me quedaron grabadas. Me dije, esto es lo que quiero hacer. Yo quiero hacer
lo que hacen estos dos actores. No sabía entonces quien era Al Pacino ni Robert
de Niro, de hecho había cogido esas dos películas porque me llamó la atención
sus portadas. En el caso de El Padrino
la imagen de esa mano cogiendo las guías de las marionetas, y en el caso de Scarface la portada original en la que
el personaje está como en sombras. Y, por supuesto, me encantaron otros actores
que participaban como Robert Duval y John Cazale, que luego hizo Tarde de perros. Todas sus caras se me
quedaron grabadas.
Cuando mis padres se divorciaron, me fui a
vivir con mi padre a Talavera de la Reina y me dije, ¡esta es la mía!, ahora
que tengo Madrid al lado voy a intentar estudiar lo que siempre me ha gustado,
que es arte dramático. En Talavera, hice Imagen y Sonido, y ya después en
Madrid estando en la escuela de Arte Dramático hice el curso de guionista.
¿Te
arrepientes de haber estudiado algo de eso?
No, para nada. Todo ha sido un aprendizaje
continuo, y es lo mejor que he podido hacer y que me ha llenado tanto. Verme
estudiando lo que realmente quería, y conseguir después la “aprobación” de mi
padre. Y digo aprobación no porque mi padre no quisiera, sino porque él era
músico y sabía lo que cuesta este mundillo del arte.
En segundo de carrera hacíamos clases abiertas
y le invité. Podías invitar a amigos o familiares, los alumnos nos preparábamos
escenas, monólogos, etc., que luego representábamos delante de ellos.
Yo me
preparé una escena de Al Pacino de la película Esencia de Mujer, en la que hace de ciego. Me preparé el monólogo
del final, cuando defiende al chico, y me dije, “si aquí no le logro ya
convencer que esto es lo que me llena y apasiona…”. Cuando terminamos nos fuimos
a cenar mi padre y yo solos. Él era una persona muy educada, y que me dijera lo
que me dijo fue algo precioso…, al principio de la cena estábamos los dos en
silencio, y en un momento se giró, se quedó mirándome y me dijo…”¡qué hijo de
puta!”, y ahí dije, ¡ya está, ya le tengo!.
A partir de ahí todo fue como más tranquilo.
Con mi madre igual, siempre me ha apoyado.
Y con mi hermano, por supuesto. Cuando estreno
algo me encanta invitarle y si puedo hacer que se siente detrás mío, aunque no
siempre es posible, porque es el mayor crítico que tengo. No hace falta que me
diga nada, yo le miro, el me mira y ya se si le ha gustado o no. Generalmente
las que ha visto mías le gusta. Igual no está contento con el producto final,
pero con mi trabajo ha quedado bastante satisfecho. Lo dicho, es el mayor
crítico que tengo.
Hablas
de interpretar, y esa palabra forma parte casi intrínseca del argot en un
entorno de cine. ¿Dónde está el límite entre la realidad y la interpretación?
Pues no sabría decirte. Siempre buscas, para
interpretar determinados papeles, el conectar con algo de tu vida o de tu
realidad, y, si no, te buscas un motivo. Por ejemplo, yo no he odiado nunca a
nadie, pero si mi personaje odia a otro, te terminas buscando un motivo.
Cada actor y actriz es un mundo. A mí me han
dicho alguna vez que yo no interpretaría a un asesino, o a un maltratador, o a
un violador. Yo les digo, ¡pero si son personajes superagradecidos de
interpretar!. No se si eso la persona que está fuera lo comprende. Lo digo porque
tienes un abanico inmenso para experimentar con esos personajes.
En general intentas conectar con un momento en
el que te hayas sentido igual o parecido a lo que te toca interpretar con el
personaje. Y si no lo tienes, te creas el momento.
¿Te
llevas trabajo a casa?. Es decir, no que ensayes en casa, que supongo también
lo harás, sino que si llegas a verte metido en un personaje de tal forma que te
cuesta abandonarlo en el momento en que estás en tu vida cotidiana.
Hay actores que les cuesta. Y te hablo de
actores grandes. Hay muchísimos casos que incluso tienen que seguir como una
“rehabilitación” luego, porque se meten tan de lleno en su personaje que tiene
que seguir un proceso para desintoxicarse.
Creo que solo me ha ocurrido una vez, y hace
relativamente poco. Fue un momento en que mi madre estaba con su pierna mala y
yo me había metido en un rodaje, del que estoy muy satisfecho, en el que el
personaje se expresaba solo con gestos o miradas. Llegar a casa y ver que tu
madre ha estado todo el día sola, o se había tenido que preparar ella sola la
comida porque tú habías estado fuera en un rodaje intenso y largo, y, encima,
no dejarte influenciar por esa situación. Es duro decirlo, pero me dije no voy
a dejar que me afecte esto, porque además era un trabajo que para mi fue un
reto por decir voy a ver hasta donde soy capaz de interpretarlo. Fue un regalo
de personaje, al director le estaré eternamente agradecido, y si me vuelve a
llamar estaré encantado de volver a trabajar con él. Tanto los ensayos como el
rodaje fue impresionante. Por lo que he visto y escuchado creo que se superó la
prueba. Era el cortometraje The Sweet
Girl del director Armando Ravelo, y el personaje que interpretaba
“Bocazas”. Se llamaba Bocazas, pero no hablaba en todo el cortometraje.
Creo que no ha habido otro caso que me haya
impedido desconectar. Aunque me gusta y me llama mucho la atención cuando se de
actores famosos que, por ejemplo, se aíslan para estudiar y preparar su
personaje. Me gustaría vivir eso.
Hay un actor que para mí es un caso aparte: Daniel
Day-Lewis. Es tan mágico como que el actor desaparece y aparece Lincoln. O
como el personaje con el que se llevó un Oscar en Mi Pie Izquierdo. El que
digan “¡corten!” y que siga con el personaje, o que le tengan que dar de comer
porque está interpretando a un inválido, o que le hicieran preguntas después
del rodaje y que no contestara, o que si contestaba, lo hacía el personaje,
pero Daniel Day-Lewis no “aparecía”.
Fíjate que Daniel Day-Lewis tarda años entre
película y película, porque no lo hace hasta que tiene un proyecto que le
gusta. Mientras no aparece él se retira a su casa a hacer zapatos, si, si,.., es
zapatero. Eso si, cuando le ofrecen un personaje que le gusta, se involucra de
tal forma que te lo crees. Un director me dijo en una ocasión que es una
persona que sería capaz de hacerte creer en los extraterrestres si su papel
fuera ese. Tiene capacidad de mimetismo impresionante, y si el personaje no
existe, te lo crea y te lo crees.
A mi particularmente me gustaría vivir uno de
esos momentos. Porque no lo considero un exceso. Siempre estás dándole vueltas
a cómo lo puedes hacer, sugiriendo cosas, etc., pero siempre buscando cosas que
puedan aportar y mejorar lo que con el personaje vas a hacer.
Como cada actor es un mundo, habrá actores que
considerarán que llegar a esos límites es exagerado. Es la diferencia de la
escuela británica con la escuela americana. Hay una anécdota famosa sobre lo
que le dijo Laurence Olivier a Dustin Hofmann cuando rodaban Maraton Man, “¿por qué sencillamente no
interpretas?”. Dustin Hormann hacía de un corredor de maratón y antes de
empezar a rodar se daba sus carreras por Central Park para meterse en el personaje,
porque es un actor del Método. Cuando empezaban a rodar ya llegaba cansado,
sudando, etc., y Laurence Olivier le decía “¿por qué solo no interpretas que
estás corriendo?”.
A los actores de la escuela británica les
llamaba la atención la forma de interpretar de los americanos por su forma de
meterse en los personajes, y a los actores de la escuela americana les llamaba
la atención la disciplina que tenían interpretando los de la escuela británica,
el ceñirse al guión y ser muy estricto.
Esto también te expresa la cara de la humildad
de esos actores. Todos tienen su lado de “divismo”, pero es mas el público el
que percibe eso que ellos mismos.
Me resulta curioso y me hace gracia, por
ejemplo, que en la entrega de los Premios Donostia del Festival de San Sebastián
uno de los momentos que más ha llamado la atención fue cuando le dieron el premio
Donostia a Robert de Niro. Salió a recogerlo, no sabía qué decir..,, dijo solo
gracias y se marchó. Y eso fue como una decepción. A Al Pacino le preguntaban:
¿cómo sería una conversación entre usted y Robert de Niro? Y el decía,
“aburrida, porque no sabríamos qué decirnos”.
Un director que ha dirigido en dos ocasiones a
Brad Pitt decía de él que le importaba una “mierda” la fama. Que le daba igual
cobrar menos que otro si el personaje le gustaba.., eso dice bastante de la
persona, indistintamente de la percepción que fuera se tenga. Que hay una
profesionalidad y un amor por su profesión.
¿Cine o
teatro?
Me gusta el cine, pero más que el cine el mundo
del cine, todo lo que hay en el cine, no solo la interpretación
cinematográfica, sino todo lo que hay alrededor. Pero es indiscutible que el
teatro es donde se forma el actor. Es el directo, es el momento, el aquí ahora,
no hay repetición, tienes al público delante.
El mundo
en el que vivimos es una gran película. Si te pusieras en el papel de un
director de cine, a esa gran película ¿qué título le pondrías?
…, …, muy sencillo, Así es la vida, o La vida
sigue.
¿Cuál
sería el argumento de esa película?
El día a día de una persona, con los pequeños y
grandes detalles que tiene a su alrededor. La vida con la gente que le rodea,
porque cada momento seria una escena, tanto en solitario como relacionándose
con los demás.
En toda
película siempre hay uno o varios protagonistas principales en torno a los
cuales gira el desarrollo de la historia. Dime dos protagonistas de esta
película.
Pues mira, un hombre mayor que vive en mi
edificio, se llama Roberto. Porque me cae muy bien el hombre. Siempre que salgo
del edificio y lo veo le digo ¡Buenos días Roberto, que tal!, y el dice “Bueno,
¡aquí estamos!”. Ves que está ahí siempre sentado pero su vida no tiene por qué
ser tan monótona como parece aunque esté siempre sentado, porque creo que se
entera de todo sin necesidad de tener que ir yendo por los diferentes pisos. La
gente le cuenta las cosas y, no se, es una persona que en si es un personaje.
Como secundarios, cada uno de los que pasamos a
su lado o nos encontramos con él a diario. Hay muchos.
¿Tendría
fin esa película?
…, …,
si…, cuando se marcha por la tarde a su casa.
Fíjate, seria un experimento curioso que nunca
he probado. El quedarme un rato con él charlando y a ver qué me cuenta. Estar
una mañana con él y ver lo que sucede a su alrededor y lo que él tiene que
decir.
Podría ser incluso una película coral, en la
que hay un personaje central, y varios personajes que se relacionan con él.
Posiblemente el personaje principal sería el más aburrido, pero lo que le haría
atractivo sería el hecho de las diferentes personas con sus diferentes mundos y
condicionantes que se relacionan a diario con él. Eso haría atractiva a la
película junto con el cómo se relaciona él con cada uno. Sería interesante.
¿Qué es
lo que tendría que tener cualquier película que se hiciera, cual es el nexo que
debe tener, para que tú digas “esta película va a gustar, tiene algo”?
Indiscutiblemente que te cuente algo. Que tenga
un guión que cuente un historia que cautive, que te mantenga 2 horas pegado a
una butaca. Ahí está el talento o la genialidad de la persona que crea o da
forma a la historia. Por supuesto está después el que los actores sean capaces
de interpretar lo que el guionista ha escrito, y un director que sea capaz de
dirigir a todo ese conjunto, y darle su propio punto de vista.
¿Crees
que el cine en general que se hace hoy día es un cine original, o es un cine
que repite fórmulas ya hechas?
Siempre hay recurrencia a fórmulas que se
demuestran que funcionan. ¿Qué hay siempre algo original que se pueda contar?
Si, seguro. Pero coger cosas o fórmulas de directores ya consagrados tampoco
está mal.
Si, pero
¿hay originalidad?
A veces te da la impresión de que no. Han
llegado modas de hacer “remakes”, por ejemplo, y continuaciones, y creo que eso
en general te quema. Si ya se hizo bien, déjalo estar, no se puede mejorar.
¿Qué le vas a hacer, meter más efectos?, si, vale, pero para qué me lo quieres
contar de esa forma. Aún así hay películas que se cuelan.
Hecho de menos una historia en la que me esté
enterando de lo que estoy viendo, una historia que hable, que se cuenten las
cosas como hacían los clásicos. Pero también es cierto que ese tipo de cine
posiblemente no gusta a todos, y que hay un publico que lo que busca es
evadirse.
¿Qué
pasa con los efectos especiales?
Se abusa de ellos. Es como si trataran de
arreglar las deficiencias del guión. Es como “entre más, mejor”, y eso cansa.
¿Ahí el
actor no se convierte en una marioneta?
Depende. En cualquier caso en ese tipo de
películas no te vas a fijar en las interpretaciones. No van a estar ahí un Al
Pacino o un Robert de Niro, porque lo que atrae es justo lo que está alrededor
de los protagonistas. Lo que se busca es entrar a la sala y evadirse durante
dos horas, no pensar. Y precisamente eso, el pensar, es lo que hecho de menos.
Uno termina a veces saturado de los efectos
especiales.
Se hecha de menos las grandes producciones de
antes. Espartaco, Lawrence de Arabia. Era todo verdad. No eran 10 y después
clonaban 200. Era real.
Spielberg decía que hoy día sería impensable
hacer una película como Lawrence de Arabia, una de las mejores que hay en la
historia del cine, porque se estaría tirando continuamente de efectos. Incluso
el desierto te lo crearían digitalmente. La grandeza de esas películas era
precisamente el sentirlo, ves a los actores “sufriendo”, no están en un plató.
Y, por supuesto, dependiendo del director. Hay un director que usa mucho los efectos
especiales pero que a la vez creo que le da mucha importancia a los actores en
su interpretación: James Cameron. Es muy exigente con ellos. Spielberg es otro
caso aparte. Pero es que han aprendido de David Lych, John Ford, Martin
Scorsese. Mira éste sería el director que dirigiría la película que me proponías
antes, porque es un director al que le gusta mucho los pequeños detalles, rodar
todo, esas pequeñas cositas que enriquecen la historia y los personajes.
Te voy a
pedir que, sin condicionamiento alguno, escribas ahora una o dos líneas sobre
lo que te apetezca, lo que más rabia te de. Escógelo tú.
¿Qué has
escrito?
“No me gusta la hipocresía, la falsedad, la
falsa modestia, el ser mal compañero, la infidelidad y la falta de
profesionalidad”.
¿Qué es
lo que te hizo escribir todo eso?
Por cosas que no te gustan que ocurran contigo,
tanto a nivel personal o profesional. Nadie es perfecto, pero si tú tratas de
no serlo no esperas que te lo hagan. Cosas que no te gustan porque yo considero
que no lo soy, la falsedad, la infidelidad, el ser mal compañero, etc., ya sea
personal o profesional.
A nivel profesional se ve más aquí. No digo que
en Madrid o en otras grandes ciudades no lo haya, pero no lo ves tan de cara como
aquí.
He llegado a estar en mi casa sentado, y
llegarme cosas. Y tu te dices, pero ¿y esto qué es?¿pero si yo no estoy en esa
historia? Te choca un poco.
Tengo un amigo en Madrid que cuando voy a verlo
y sale este tema siempre me dice “no entiendo como en un sitio pequeño, donde
todos deberían estar ahí apoyándose unos a otros, precisamente hacen lo
contrario, están como que a la que puedan te están clavando el puñal”. Lo de la
falta de profesionalidad me ha pasado hace poco. No es que fuera mi amigo, porque
tengo muy claro quien lo es, pero me ha dejado un poco descolocado. Y no es que
uno sea un santo, pero no estoy acostumbrado a este tipo de acciones. Te llevan
a preguntarte ¿qué estoy haciendo mal?, pensando incluso que tu puedes ser
parte del problema. Afortunadamente tengo los amigos que tengo, y la madre que
tengo, que terminan demostrándome que no va conmigo.
¿Qué
significa una cinta de película, que encierra?
Encierra el trabajo de muchísima gente, la
profesionalidad…, las metas y sueños de mucha gente, por las que se lucha para
que se vea. Y algunas no se ven.
¿Desengaño?
Mira, no. En mi caso las veces que más he
disfrutado han sido más, que las que menos, de hecho solo ha sido una. Por
tanto, no, desengaño, no. Incluso en el caso de desengaño también aprendes.
Solo me arrepiento de haber participado en un rodaje, por lo que…
¿Eres un
payaso de risa, o eres un payaso de tragicomedia?
Tragicómico.
¿Qué
hace un payaso tragicómico?
Pues, aunque pueda parecer paradójico o contradictorio,
transmitir alegría o una sonrisa con un halo de tristeza.
¿Cómo se
puede transmitir una sonrisa con un halo de tristeza?
Fíjate en Buster Keaton. Tenía la mirada
triste, como decaída, y, sin embargo, con gestos te transmitía todo lo contrario.
No te transmitía lo que la cara a primera vista te expresaba. Y si te hablo de
Chaplin,…, ¡es que era Chaplin!. Como consigue hacerte sonreír el hecho de que
esté con un recién nacido, abra una alcantarilla y mire.
Un
director con el que no tengas intención de hacer una película.
Alguno hay…
Alguno
que te encantaría que te llamara para hacer una.
¿Hasta qué hora tenemos?.. je, je, je…
Hay muchos.
Martin Scorsese, por ejemplo.
Me ha encantado trabajar con los que me dieron
la primera oportunidad, y siempre que me llamen estaré encantado de trabajar
con ellos: los hermanos Rodrigo, Juan y Pedro.
Con todos los que han confiado en mí: Freddy
Novillo, Armando Ravelo, Domingo Doreste…
Con el actor y ahora director José Antonio González
(apodado cariñosamente como Tonono).
Y por supuesto con quien me dio la oportunidad de rodar fuera: Pascal Illie, de
Rumanía.
Hablando
de Martin Scorsese. Imagínate que estás en un estreno de una película, y en el
pasillo en el que te van llevando hasta la sala, te encuentras a tu misma
altura con Martin Scorsese. Te quedan 30 metros para llegar al final. ¿Cómo le
dirías, en ese trayecto, que eres actor y que eres la persona que necesita para
su siguiente película? Vamos, que está perdiendo una gran ocasión si no cuenta
contigo para su próxima película.
Yo no soy de acercarme, pero vista esta
tesitura, le saludaría, le diría que estoy encantado de conocerlo que le admiro
y que me encantaría trabajar con él. Soy actor, me apasiona la interpretación y
que sobre todo me encanta el proceso de construir y desarrollar el personaje.
¿Qué le
aportarías tú distinto de cualquier otro con el que pueda contar?
No se si distinto, pero me considero
profesional, competente, y que estoy seguro de que no se arrepentiría.
Blanco y
negro o color
¿No puedo elegir los dos? Es que me gusta tanto
uno como otro. Depende del momento.
Para vestir, negro
Verano o
invierno
Invierno
Dulce o
salado
Salado
Mañana o
tarde
Mañana
Cuchara
o tenedor.
Uffff…, más cuchara, pero los dos.
¿Cuando
vas al cine donde te sientas, al final, al principio, en medio?
Me gusta sentarme al final, o como mucho en el
centro. Delante no.
¿Para
cuando la película dirigida por Paco Vázquez?
Ehhhhhhh, ehhhhhh…, no te digo que nunca, pero
le tengo demasiado respeto al oficio de director como para meterme a dirigir.
Todavía no me veo. Me absorbe mucho la interpretación.
………
En este punto, tras casi hora y media de charla
y cuasi juego, y por requerimientos de logística de la sala, dimos por terminada
nuestra particular proyección, y regresamos a una realidad, que en ningún
momento nos abandonó.
Fue un auténtico placer compartir esos minutos
de recuerdos, vivencias, experiencias y sabiduría.
Y es un honor que te hayas cruzado en mi
camino. Esas son las cositas que van enriqueciendo nuestro equipaje vivencial.
En cinematografía se usa el término “4K” para
referenciar la calidad de la imagen que se percibe: una imagen digital de una
anchura de 4.096 píxeles. Una imagen 4K
o una película rodada en 4K significa que es de una definición y una calidad
fascinante.
Paco, el mejor galardón que se puede ganar ya
lo tienes, y es tu forma de ser, tu personalidad 4K:
“P4KO”, Un thriller de realidad, en versión original
y sin subtítulos.
(The End) Just Begining…
JSR-Julio/2015
Y para los que quieran
saber algo más…