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lunes, 17 de julio de 2017

ELEMENTS



Hace ya algunos años, creo que van para 15, alguien tomó la decisión de sembrar una semilla. Creyó en esa semilla y le confió todo su potencial en la seguridad de que la semilla le iba a corresponder.

A pesar de las adversidades, esa semilla  arraigó, se fue desarrollando y adquiriendo poco a poco forma de un árbol. Un árbol que siguió creciendo lentamente pero seguro, gracias a  unas raíces resistentes que se agarraban con fuerza a esa Tierra llena de sensaciones que le dio la vida, permitiendo que a través de ellas le llegara el sustento vital que ese árbol necesitaba para crecer y vivir en forma de Agua con sabor a sensualidad y sentimientos.

El árbol siguió creciendo, haciéndose cada vez más fuerte, desarrollando unas ramas frondosas y hermosas, acariciadas en todo momentos por nubes de pensamientos que se dejaban llevar al son de la sinfonía del Aire, unas veces amigable, otras veces hostil, pero que hacía que sus ramas siempre estuvieran dibujando fantásticas coreografías de libertad para uso y disfrute de cuantos terminaban acercándose a contemplar su majestuosidad.

Desde la distancia, el árbol no pasó desapercibido para el sol, que cada día enviaba sus ondanadas de Fuego para calentarlo  en forma de rayos de creatividad y pasión, ayudando a que el árbol se fuera adaptando a los cambios que a su alrededor se producían, con la energía necesaria.

Cada año, el árbol sufría un ciclo inevitable. Llegada una determinada época, irremediablemente habían hojas que se caían. Algunas de esas hojas caían y eran arrastradas por vientos más fuertes hacia otros lugares donde serían fuente de inspiración para otras formas de vida. Otras caían, pero se quedaban cerca de su cobijo, disfrutando de la hermosa sombra que el árbol proyectaba y constituyendo una fuente inagotable de abono que lo seguiría alimentando de por vida.

Pero también le salían hojas nuevas. Primero pequeñas, que se asomaban al patio de butacas de sus ramas mirando como las hojas más grandes se mecían con maestría cual "peplos griegos" sobre los acordes que por sus gajos se colaban y deseando crecer para  un día ser como ellas. Después grandes, totalmente enérgicas, y permitiendo que con su danza particular las gotas de agua, la brisa del aire, el fuego del sol y la energía de la tierra llegaran a cada uno de los rincones y poros del árbol, a la vez que servían de modelo en la enseñanza de su particular coreografía vital.

Cada año, con ese ciclo renovador inevitable, el árbol adquiría todo su esplendor. La exhuberancia de su belleza alcanzaba con cada ciclo un nivel de excelencia exquisito, deslumbrante, y era un verdadero espectáculo asistir a ese proceso de culminación.

En el ciclo particular de este año  sucedió algo muy especial.

Y es que el sol, no se si por no dosificar bien su aporte de calor, o por celos por su admiración, envió una dosis muy grande de fuego, y el árbol ardió de creatividad. Ardió en toda su esencia y plenitud y produjo que el Agua que le daba vida y lo hidrataba saliera de su tronco y hojas evaporándose para formar una mágica nube, facilitando que esa luz interior que siempre le hace brillar se transformara en una llama de Fuego poderosa, haciendo que el árbol ardiera con una belleza inimaginable, transformando toda su energía interior en fuerza y convirtiendo todo ello en un espectáculo memorable.

Era un Fuego especial, porque no destruía, y menos a este árbol. El fuego es renovación, el fuego es renacer, volver a empezar, y esta vez, con el listón muy alto, hacia un nuevo ciclo de superación, haciendo que sus ramas cada vez sean más grandes, su sombra cada vez más tupida y refrescante y su espectáculo racional y emocional cada vez más rico en Aire, Agua, Tierra y Fuego.




La naturaleza es sabia. tanto, que solo le bastan esos cuatro elementos para formar todo, dando una idea  de la fuerza, la energía y la vida que encierran.

¿Se imaginan poder observar esos cuatro elementos concentrados en un mismo lugar y mostrados en todo su esplendor mediante la magia, la música y el baile?. ¿Se imaginan ser testigos del ciclo de vida de ese árbol en primera fila?

"Elements". Esa fue la apuesta este año para el espectáculo de final de curso de la escuela de baile Ruben T. Una apuesta arriesgada, como lo son las de los grandes profesionales, y con una ejecución digna del mejor de los espectáculos de primera línea, a la que dieron vida de manera elegante y magistral todos y cada uno de los bailarines, mimetizándose con cada uno de los elementos y dándoles vida con la energía y vitalidad que cada uno se merece.

Una Obertura llena de fuerza, energía, vida y perfectamente ejecutada por unos bailarines totalmente entregados a su pasión, impregnó a todos los presentes de la magia que solo se percibe cuando se provoca que las emociones se asomen al balcón de tu piel para ser testigo de lo ocurrido, envueltos en un halo de luz, color, escenografía, música y danza, sobre todo, danza, que hizo que el marco del teatro vibrara hasta en su rincón más recóndito. siendo el presagio del gran momento que se iba a disfrutar:
Aire en forma de pensamientos, Agua en forma de sentimientos, Tierra en forma de sensaciones y Fuego en forma de pasión. Todo ello envuelto en música y danza.

Y no fue para menos. Cada uno de los cuatro elementos cobraron vida sobre el escenario convirtiendo a los presentes en co-protagonistas de la historia que se estaba construyendo  con una mezcla de pasos, ritmos y armonías como el mejor de los ingredientes, en un alarde de profesionalidad, creatividad, imaginación y ejecución.

No me cansaré de agradecer el poder ser testigo cada año de la evolución y crecimiento de este árbol y de todas las  hojas que a la sombra de sus ramas se han visto crecer.

Gracias a Rubén por haber culminado este ciclo anual como lo ha hecho, con elegancia y maestría, y por seguir creciendo cada año, porque eso significa que los que están a su lado, de una forma u otra, también crecen. Gracias por regalarnos tanta magia cada año y hacer que tus alumnos y alumnas aprendan a hacerla, a vivirla y a disfrutarla.
Gracias a Elena y a Marisa por compartir, divulgar y contagiar este sueño y por enseñar lo que no está escrito en ningún manual de baile, ya sea como arte o como vida.
Gracias a los tres por siempre buscar el equilibrio de los "elementos" a través de lo mejor que saben hacer y enseñar.

Quisiera permitirme el lujo de hacer una mención especial. Hay dos hojas de este árbol que el próximo año no estarán, y que en su persona representan y simbolizan justo la evolución y el progreso de todas ellas. Pero no son dos hojas cualesquiera. Son dos hojas que no han caído, sino dos hojas que grácil y elegantemente se han "desprendido" de su rama y han descendido en su propia nube de aplausos, los que ya han cosechado, y los que  seguro van a cosechar, llevándose en su savia la esencia de los 4 elementos.
Mis queridas Carla y Bárbara, las he observado durante bastantes años y solo puedo estarles agradecido. Gracias por haber contribuido a la magia de una disciplina por muchos admirada pero no por todos entendida. Gracias por haber apostado por el sendero de la constancia y del buen hacer, confiando en su instinto y pasión por el baile. Gracias por haberme regalado tantos buenos momentos y haber hecho que mi balcón particular de emociones siempre esté abarrotado de expectación e inundado de emoción. Solo les pido una cosa, sigan apostando por su pasión, y allá donde estén no dejen que los obstáculos o los contratiempos mermen la valentía, el talento y las ganas por seguir aprendiendo y apostando por el baile, por la danza, por ustedes.

Y a todos los que hicieron posible que disfrutáramos de ese momento inolvidable, desde ya decirles que son mi Quinto Elemento, el que a base de esfuerzo, complicidad y dedicación hizo que los otros cuatro mostraran su esencia, y hacen que cada año se cumpla un ciclo más de crecimiento en la particular coreografía de cada uno de ustedes, dentro de este fantástico espectáculo que es la propia vida.


A todos ustedes, con el mayor de mis respetos..., Demi plie, Reverence.





















domingo, 2 de julio de 2017

F8 - B19: A MI "IV PROMOCIÓN GRADO DE FISIOTERAPIA 2013-2017"




¡Ay, mis niñ@s!
Ayer estuve, como parte interesada, en el acto de entrega de sus Orlas, las de la IV Promoción del Grado de Fisioterapia 2013-2017 de la ULPGC.

Y he de confesarles, que al poco de comenzar el acto me asusté. Un tórrido y oscuro pensamiento me vino a la mente: ¡¿qué demonios han estado haciendo en los últimos cuatro años?!.

Después de ver que...
- los alumnos se dedicaban en horas de clase a cantarle serenatas a su profesora para "sobornarla" y pedirle favores...,
- que algún profesor se dedicaba, ya no se si en horas de clase o no, pero era contagioso, a cantar "mi carro me lo robaron..." a modo de versión desnutrida de algo que quería ser la versión más tenebrosa de Metallica, AC-DC o yo que sé...,
- que el maestro de ceremonias se pasaba todo el rato intentando encontrar el desequilibrio de un orden no pactado, no encontrando cosas que no había perdido y mirando todo el rato con gestos espasmódicos a no se que "niña" del fondo que parece ser se ocultaba detrás de las luces..,
terminé por llevarme con desquicio las manos a los pelos de la cabeza..., (bueno, solo las manos a la cabeza porque ya no me quedan pelos) preguntándome ¿PERO Y ESTO QUÉ ES? 
Yo pensaba que los últimos cuatro años habían estado estudiando, y ahora se me estaba derrumbando esa idea en forma de cristales rotos y a golpe de rumba.

Poco después entendí la realidad de lo que estaba pasando. 
Solo faltó que su madrina, su padrino y su maestro de ceremonias hablasen para entender lo que realmente había pasado en esos cuatro años. Fue entonces cuando esos cristales rotos se recompusieron formando ahora una hermosa vidriera de muchos colores y esperanza.

No fueron solo palabras.
Me quedo con algunas grandes reflexiones que nos regalaron.
- Como ellos mismos dijeron, la palabra, la escritura, es una dimensión plana, y al igual que los conocimientos escritos solo adquieren su verdadera dimensión cuando ustedes como alumnos le dan sentido al hacerlos suyos y darles su interpretación.
- Comparto la idea de que es una promoción que vino de fábrica con una enseñanza ya aprendida, la humana, y con buena nota, lo cual ha ayudado muy mucho a que la travesía por los recovecos de la Fisioterapia haya sido mas interesante, especialmente por la parte de trato humano que deviene hacia los pacientes.
- Se habló de que ser fisioterapeuta lleva una condición intrínseca, la de "escuchar", pero no solo para saber lo que nos dice el paciente, sino "cómo" lo dice, en palabra y en gestos, cómo saber leer donde no se ha pronunciado palabra, y cómo saber entender lo que realmente se quiere decir, no lo que se articula.
- Se habló de dar el 100% aunque las condiciones parezcan totalmente contrarias. No conformarse con menos, siempre darlo todo, porque se deben al trato que brindan, y tratan con personas. Personas que han puesto esperanzas en ustedes, y si ellas han apostado por luchar, ustedes deben ser sus líderes, y guiarles hacia la victoria. Esto se lo deben a sus profesores, que todo este tiempo han compartido con ustedes su conocimiento en la esperanza de que el mismo se transmita y enriquezca.
- Por último, me percaté de un hecho casi insignificante, pero muy poderoso, y que es una muestra de lo grande que son. Como les decía su padrino, "hoy dejan de ser mis alumnos y pasan a ser mis compis, hoy dejan de ser mis alumnos y pasan a ser mis colegas de profesión". ¡Qué grande! ¡Y lo decía con la boca llena!. Un segundo de diferencia entre ser un proyecto y ser una realidad. 
También me quedo con la afirmación que hizo de que era vuestro padrino, "y por eso les estaré vigilando".

Ustedes como alumnos, después de bregarse en mil batallas en la ESO, después de curtirse en mil combates cuerpo a cuerpo en el Bachillerato, y sintiéndose victoriosos y gallardos, desembarcaron a todo tropel cual corsarios bucaneros en las costas de la Fisioterapia, dispuestos a la conquista del mayor de los tesoros que por allí se escondía: el conocimiento de una profesión. Y lo querían conquistar fuera como fuera, empleando incluso artimañas de bucanero a golpe de descarga.
Pero no contaron con que los defensores de ese conocimiento estaban más que preparados para ese ataque y para más. Como piratas acorralados tuvieron que experimentar el amargo sabor de una derrota que luego se tornó victoria, gracias precisamente a quienes los derrotaron. Y así fue como, con una gran dosis de humildad como única receta, aprendieron la primera de sus grandes lecciones: la amplitud que puede alcanzar cualquiera de sus decisiones. El aceptar la responsabilidad de las mismas. Y reconocer cual es su verdadero círculo de influencia.
Creo que todos coincidirán en que esa gran primera lección posiblemente fue el detonante de lo que, al final de su curso formativo, estábamos pudiendo comprobar: si no la mejor, una de las mejores promociones que han salido, una promoción digna de mérito, volcada en su profesión y con ganas de elevar la Fisioterapia al reconocimiento y consideración que se merece.
A las promociones que vienen detrás solo les digo una cosa ¡Supérenlo!. No es una amenaza, no es una advertencia. Es un reto.

Me gustaría aprovechar la ocasión para dirigirme a Elisa, Ismael y David, como profesores que han sido de esta promoción (además de su madrina, padrino y maestro de ceremonias respectivamente), para transmitirles en mi persona, y creo que en el nombre de todos los padres que ayer estábamos allí, solo una cosa:
¡GRACIAS!
Es una palabra corta, pequeña, pero posiblemente sea la única que pueda recoger y encerrar todo lo que se pueda expresar dentro de un sentimiento de gratitud.
De todas las cosas que ayer vi hay una que quiero destacar. Que el buen humor y la diversión no está reñido con la disciplina, la responsabilidad y el aprendizaje.
Ustedes como profesores han demostrado a lo largo de todos estos cuatro años, que se aprende mejor cuando crees en lo que estás haciendo y cuando te estás divirtiendo con lo que estás haciendo.

No habrá palabras ni tiempo en este mundo para agradecerles que, además de los conocimientos propios de sus estudios, hayan enseñado y transmitido a nuestros hijos, ¡y de qué manera!, algo que no está en ningún plan de estudio y que desgraciadamente en muchas profesiones brilla por su ausencia: ¡PASIÓN!. 
Ustedes rebosan pasión por lo que hacen: ¡bendito el día en que empezaron a contagiar a nuestros hijos!
Hay un hilo muy fino entre tirar la toalla y decidir buscar otra alternativa. Hay un hilo muy fino entre la inmunidad o el contagio ante sentimientos derrotistas. Y es absolutamente seguro que ese hilo no se traspasa ni rompe si llevas contigo esas dos cosas que ustedes magistralmente han sabido depositar en sus alumnos:
- Buen humor, a la hora de afrontar su cometido.
- Pasión, por lo que hacen.
Ayer en la sala se respiraba ambas cosas. Me sentía pletórico y orgulloso.
Estoy seguro que esa medicina es la que ha hecho que muchos de los que se plantearon dejarlo, se sobrepusieron y siguieron adelante, y creo que por suerte para la Fisioterapia.

Desde la Fila 8, butaca 19 de la sala, les digo lo que finalmente vi ayer.
Vi 62 personas que, una a una, iban subiendo al escenario como alumnos y que después de un efusivo abrazo por parte de ustedes, salían siendo "compañeros de profesión". No era un abrazo de despedida. Era un abrazo de Bienvenida, y se notaba. Eran abrazos dados por ustedes, profesores, como verdaderamente se da un abrazo que se siente: primero mirando a los ojos, después acogiéndolos en sus brazos abiertos, para terminar cerrándolos con un abrazo sentido, lleno de valentía y de ternura, lleno de ilusión y esperanza, invitándoles y acompañándoles a entrar en su nueva aventura. Les honra como personas, les hora como profesores, les honra como seres humanos que son.
Sigan siendo como son. Sigan contagiando a las generaciones y promociones venideras.


Y a ustedes, mis Piratas, solo quiero gritarles una cosa: ¡¡AL ABORDAJEEEEE!!. 
Si, si, al abordaje. ¡Izad la mayor!, ¡soltar velas!, y con rumbo firme partan hacia el descubrimiento de su futuro profesional, llevando en sus bodegas y en sus corazones el mejor de los tesoros que hayan podido anhelar: la pasión trasmitida, la alegría de vivirla, y grandes dosis de humanidad.
Vuestros profesores creen en ustedes. Yo creo en ustedes. ¡Crean en si mismos! y lleven la nave de la Fisioterapia a todos los puertos en que se les requieran, contribuyendo a su divulgación y crecimiento. El de ustedes, también.

Ahora, si quieren, pueden hacerme la tan temida pregunta que planteaban en su vídeo de presentación.
- ¿te pondrías en nuestras manos?
- ¡SIN DUDARLO!

¡Feliz travesía, mis valientes!.