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domingo, 2 de julio de 2017

F8 - B19: A MI "IV PROMOCIÓN GRADO DE FISIOTERAPIA 2013-2017"




¡Ay, mis niñ@s!
Ayer estuve, como parte interesada, en el acto de entrega de sus Orlas, las de la IV Promoción del Grado de Fisioterapia 2013-2017 de la ULPGC.

Y he de confesarles, que al poco de comenzar el acto me asusté. Un tórrido y oscuro pensamiento me vino a la mente: ¡¿qué demonios han estado haciendo en los últimos cuatro años?!.

Después de ver que...
- los alumnos se dedicaban en horas de clase a cantarle serenatas a su profesora para "sobornarla" y pedirle favores...,
- que algún profesor se dedicaba, ya no se si en horas de clase o no, pero era contagioso, a cantar "mi carro me lo robaron..." a modo de versión desnutrida de algo que quería ser la versión más tenebrosa de Metallica, AC-DC o yo que sé...,
- que el maestro de ceremonias se pasaba todo el rato intentando encontrar el desequilibrio de un orden no pactado, no encontrando cosas que no había perdido y mirando todo el rato con gestos espasmódicos a no se que "niña" del fondo que parece ser se ocultaba detrás de las luces..,
terminé por llevarme con desquicio las manos a los pelos de la cabeza..., (bueno, solo las manos a la cabeza porque ya no me quedan pelos) preguntándome ¿PERO Y ESTO QUÉ ES? 
Yo pensaba que los últimos cuatro años habían estado estudiando, y ahora se me estaba derrumbando esa idea en forma de cristales rotos y a golpe de rumba.

Poco después entendí la realidad de lo que estaba pasando. 
Solo faltó que su madrina, su padrino y su maestro de ceremonias hablasen para entender lo que realmente había pasado en esos cuatro años. Fue entonces cuando esos cristales rotos se recompusieron formando ahora una hermosa vidriera de muchos colores y esperanza.

No fueron solo palabras.
Me quedo con algunas grandes reflexiones que nos regalaron.
- Como ellos mismos dijeron, la palabra, la escritura, es una dimensión plana, y al igual que los conocimientos escritos solo adquieren su verdadera dimensión cuando ustedes como alumnos le dan sentido al hacerlos suyos y darles su interpretación.
- Comparto la idea de que es una promoción que vino de fábrica con una enseñanza ya aprendida, la humana, y con buena nota, lo cual ha ayudado muy mucho a que la travesía por los recovecos de la Fisioterapia haya sido mas interesante, especialmente por la parte de trato humano que deviene hacia los pacientes.
- Se habló de que ser fisioterapeuta lleva una condición intrínseca, la de "escuchar", pero no solo para saber lo que nos dice el paciente, sino "cómo" lo dice, en palabra y en gestos, cómo saber leer donde no se ha pronunciado palabra, y cómo saber entender lo que realmente se quiere decir, no lo que se articula.
- Se habló de dar el 100% aunque las condiciones parezcan totalmente contrarias. No conformarse con menos, siempre darlo todo, porque se deben al trato que brindan, y tratan con personas. Personas que han puesto esperanzas en ustedes, y si ellas han apostado por luchar, ustedes deben ser sus líderes, y guiarles hacia la victoria. Esto se lo deben a sus profesores, que todo este tiempo han compartido con ustedes su conocimiento en la esperanza de que el mismo se transmita y enriquezca.
- Por último, me percaté de un hecho casi insignificante, pero muy poderoso, y que es una muestra de lo grande que son. Como les decía su padrino, "hoy dejan de ser mis alumnos y pasan a ser mis compis, hoy dejan de ser mis alumnos y pasan a ser mis colegas de profesión". ¡Qué grande! ¡Y lo decía con la boca llena!. Un segundo de diferencia entre ser un proyecto y ser una realidad. 
También me quedo con la afirmación que hizo de que era vuestro padrino, "y por eso les estaré vigilando".

Ustedes como alumnos, después de bregarse en mil batallas en la ESO, después de curtirse en mil combates cuerpo a cuerpo en el Bachillerato, y sintiéndose victoriosos y gallardos, desembarcaron a todo tropel cual corsarios bucaneros en las costas de la Fisioterapia, dispuestos a la conquista del mayor de los tesoros que por allí se escondía: el conocimiento de una profesión. Y lo querían conquistar fuera como fuera, empleando incluso artimañas de bucanero a golpe de descarga.
Pero no contaron con que los defensores de ese conocimiento estaban más que preparados para ese ataque y para más. Como piratas acorralados tuvieron que experimentar el amargo sabor de una derrota que luego se tornó victoria, gracias precisamente a quienes los derrotaron. Y así fue como, con una gran dosis de humildad como única receta, aprendieron la primera de sus grandes lecciones: la amplitud que puede alcanzar cualquiera de sus decisiones. El aceptar la responsabilidad de las mismas. Y reconocer cual es su verdadero círculo de influencia.
Creo que todos coincidirán en que esa gran primera lección posiblemente fue el detonante de lo que, al final de su curso formativo, estábamos pudiendo comprobar: si no la mejor, una de las mejores promociones que han salido, una promoción digna de mérito, volcada en su profesión y con ganas de elevar la Fisioterapia al reconocimiento y consideración que se merece.
A las promociones que vienen detrás solo les digo una cosa ¡Supérenlo!. No es una amenaza, no es una advertencia. Es un reto.

Me gustaría aprovechar la ocasión para dirigirme a Elisa, Ismael y David, como profesores que han sido de esta promoción (además de su madrina, padrino y maestro de ceremonias respectivamente), para transmitirles en mi persona, y creo que en el nombre de todos los padres que ayer estábamos allí, solo una cosa:
¡GRACIAS!
Es una palabra corta, pequeña, pero posiblemente sea la única que pueda recoger y encerrar todo lo que se pueda expresar dentro de un sentimiento de gratitud.
De todas las cosas que ayer vi hay una que quiero destacar. Que el buen humor y la diversión no está reñido con la disciplina, la responsabilidad y el aprendizaje.
Ustedes como profesores han demostrado a lo largo de todos estos cuatro años, que se aprende mejor cuando crees en lo que estás haciendo y cuando te estás divirtiendo con lo que estás haciendo.

No habrá palabras ni tiempo en este mundo para agradecerles que, además de los conocimientos propios de sus estudios, hayan enseñado y transmitido a nuestros hijos, ¡y de qué manera!, algo que no está en ningún plan de estudio y que desgraciadamente en muchas profesiones brilla por su ausencia: ¡PASIÓN!. 
Ustedes rebosan pasión por lo que hacen: ¡bendito el día en que empezaron a contagiar a nuestros hijos!
Hay un hilo muy fino entre tirar la toalla y decidir buscar otra alternativa. Hay un hilo muy fino entre la inmunidad o el contagio ante sentimientos derrotistas. Y es absolutamente seguro que ese hilo no se traspasa ni rompe si llevas contigo esas dos cosas que ustedes magistralmente han sabido depositar en sus alumnos:
- Buen humor, a la hora de afrontar su cometido.
- Pasión, por lo que hacen.
Ayer en la sala se respiraba ambas cosas. Me sentía pletórico y orgulloso.
Estoy seguro que esa medicina es la que ha hecho que muchos de los que se plantearon dejarlo, se sobrepusieron y siguieron adelante, y creo que por suerte para la Fisioterapia.

Desde la Fila 8, butaca 19 de la sala, les digo lo que finalmente vi ayer.
Vi 62 personas que, una a una, iban subiendo al escenario como alumnos y que después de un efusivo abrazo por parte de ustedes, salían siendo "compañeros de profesión". No era un abrazo de despedida. Era un abrazo de Bienvenida, y se notaba. Eran abrazos dados por ustedes, profesores, como verdaderamente se da un abrazo que se siente: primero mirando a los ojos, después acogiéndolos en sus brazos abiertos, para terminar cerrándolos con un abrazo sentido, lleno de valentía y de ternura, lleno de ilusión y esperanza, invitándoles y acompañándoles a entrar en su nueva aventura. Les honra como personas, les hora como profesores, les honra como seres humanos que son.
Sigan siendo como son. Sigan contagiando a las generaciones y promociones venideras.


Y a ustedes, mis Piratas, solo quiero gritarles una cosa: ¡¡AL ABORDAJEEEEE!!. 
Si, si, al abordaje. ¡Izad la mayor!, ¡soltar velas!, y con rumbo firme partan hacia el descubrimiento de su futuro profesional, llevando en sus bodegas y en sus corazones el mejor de los tesoros que hayan podido anhelar: la pasión trasmitida, la alegría de vivirla, y grandes dosis de humanidad.
Vuestros profesores creen en ustedes. Yo creo en ustedes. ¡Crean en si mismos! y lleven la nave de la Fisioterapia a todos los puertos en que se les requieran, contribuyendo a su divulgación y crecimiento. El de ustedes, también.

Ahora, si quieren, pueden hacerme la tan temida pregunta que planteaban en su vídeo de presentación.
- ¿te pondrías en nuestras manos?
- ¡SIN DUDARLO!

¡Feliz travesía, mis valientes!.



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