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lunes, 11 de abril de 2011

Piñata

Suelo frecuentar la lectura de algunos medios digitales de mi entrañable y querida Telde. Y creo que no he sido el único que se ha dado cuenta de que desde hace algún tiempo se ha abierto una especie de "veda".

Al aviso de ¡Ya! Se han lanzado al terrero mediático local una serie protagonistas, ausentes hasta ahora, con muchas ganas de escribir cosas (el tema se repite). Ya no entro en si ha sido de "motu proprio" o "guiados", ni siquiera si forman parte de una campaña de marketing al más puro estilo consola de videojuego, que seguro que algo hay.

Leyendo todas esas colaboraciones "nuevas" la verdad es que uno saca conclusiones bastante interesantes, a la vez que, de vez en cuando, te provocan una sonrisa, que en los tiempos en que estamos, no viene nada mal.

 

La imagen que me viene a la mente es la de una piñata. Desde que el que tiene los ojos tapados da el primer golpe al saco de las sorpresas, todo el corrillo, hasta ese momento quieto, aunque no tranquilo, se lanza al centro a coger cualquier pieza que se le cruce o esté a su alcance. Y el que más consigue es el que gana.

Pues sí, la Gran Piñata ya comenzó. Ya los que estaban en el corrillo de alrededor se han lanzado al "terrero" a "capturar" sorpresas en forma de simpatizantes, convencidos o no, que les valgan para sumar puntos el día que se acabe la Piñata. Todo vale.

 

También suelo frecuentar las calles de los dos núcleos principales de mi querida Telde, solo por caminar y observar lo que sucede. No saben ustedes lo que el silencio cuenta. No saben cuánto se aprende simplemente oyendo el murmullo de los comentarios espontáneos de los viandantes. Y no saben lo enriquecedor que es el observar las idas y venidas de esos ciudadanos anónimos absortos en sus preocupaciones y observando los distintos personajes que en un momento dado ocupan el escenario del paseo.

En esos paseos, cuando los llevas repitiendo durante un período más o menos consistente, y aunque a uno no lo conozcan, te sueles cruzar con la misma gente, y el escenario suele tener más o menos los mismos personajes principales. Pero he aquí que desde hace algunas semanas, han aparecido personajes nuevos (no desconocidos). Van siempre acompañados, con caminar lento, como si contaran los pasos, muy pensativos y demostrando mucha atención, con sonrisa de libro o serio según lo requiera el/los interlocutor/es que le acompañan, y mirada a modo de radar (ahora un barrido a la derecha, sonrisa; ahora un barrido a la izquierda, sonrisa; mirada a mis pies, serio; y vuelta a empezar). Curiosamente son personajes que al final terminas identificándolos con este o aquél grupo de interés, denominando grupo de interés, todos esos que forman parte del corrillo de la piñata.

 

No voy a valorar el interés especial que cada uno puede tener para el día en que acabe la piñata. Solo pensé que sería un buen ejercicio hacer una comparación de todos los ideales que cada grupo de interés se ha afanado tanto en exponer desde que comenzó el juego, tanto de una forma directa como a través de esos colaboradores espontáneos que han asomado a los tabloides digitales locales en este último tiempo, por ver si había alguno que dijera algo especial.

 

Todos los esos grupos de interés, más o menos vienen a decir lo mismo:

*Crear Equipo

*Mejorar la calidad de vida de las generaciones actuales y futuras

*Mantenimiento de servicios públicos: limpieza, alumbrado, etc.

*Sostenibilidad Social

*Modelo económico como eje principal, priorizando a las personas

*Gobierno más realista, coherente y práctico

*Los políticos deben trabajar para todos por igual

*Deporte para todos y accesible para todos

*Reconocimiento y mantenimiento del patrimonio

*Activismo Social

*Fomento del turismo

*Comercio de cercanía

*Aparcamientos

*Infraestructuras

*…

 

En definitiva: Todos quieren lo mismo, pero Ninguno dice cómo hacerlo. Ahí está el juego.

Seguramente si se les obligara a decir cómo lo van a hacer, sin discursos dogmáticos, sino con propuestas claras, gran parte (por no decir todos) tendrían un suspenso. Pero siempre queda bien eso de decir que yo lo haré mejor que el de al lado.

¡Que no me engañen! ¡Quiero saber cómo piensan hacerlo!, cualquier otra cosa es humo.

 

Y algo curioso: Incluso hay alguno que se atreve a publicar que 30 horas le ha servido para conocer las inquietudes de los distintos barrios. ¡Dios mío! ¡Lo que se podría haber hecho si se hubiera puesto a ello desde hace 2 años! (Su asesor de imagen, sea quien sea, no ha debido estar muy inspirado con ese titular).

 

Y si todos quieren lo mismo, ¿por qué demonios no se ponen de acuerdo y trabajan juntos (formando ese equipo del que tanto hablan en sus propuestas) para conseguir lo que debe primar que es la mejora de nuestra ciudad? ¡Claro! Se me olvidaba que si se juntan, tocaría a menos.

En fin. La piñata se acerca. Solo pido que no hayan vientos atípicos que desvíen las sorpresas hacia uno u otro participante de modo que solo se puedan hacer con ellas de una forma clara y convenciendo con hechos, no con promesas, que a día de hoy, no valen un suspiro. Empujones seguro que habrán.

 

 

lunes, 4 de abril de 2011

Reacciones

Lo que empezaba siendo un almuerzo tranquilo, tardó un segundo en convertirse en un revuelto de sensaciones nada agradable.

Telde, Día veraniego, terraza vistas al mar, decibelios normales de conversaciones de los distintos comensales junto con sonido ambiente propio de zona playera. Nada anormal.

De repente, ¡eh, eh, eh, eh,!, y lo único que consigo ver es un grupo de jóvenes maduritos con actitud amenazante queriéndose enfrentar a alguien que portaba el soporte de un parasol con ademanes de defenderse golpeando a sus oponentes, más otros que en un momento sujetaron a este último para intentar deshacer el tumulto y se lo llevan calmándolo en dirección contraria.

¿La razón del por qué? Solo ellos lo sabrán.

La tensión vuelve a registrar un salto abismal cuando el grupo de jóvenes citados, regresan portando botellas e inician actitud desafiante contra alguien difuso. Difuso porque en su imaginación asociaban a su oponente con  alguien en el interior de la terraza en la que nos encontrábamos.

Nuevamente ¡eh, eh, eh!; ¡que aquí no es!..., ¡es el de al lado!, y el grupo cambia de rumbo hacia otra terraza contigua. Menos de diez segundos y regresan (incluso portaban una señal de tráfico enterita a modo de bate) volviendo a desafiar a grito pelado a ese alguien difuso no identificado. Ya la terraza estaba casi toda en pié a modo de ¿a dónde vas chaval, no te equivoques?. Ante ello, terminaron por dirigirse hacia la otra terraza que quedaba, a la vez que desde la terraza en la que estábamos ya estaban llamando a la policía. Lo último que vi fue una silla lanzada por el grupo desafiante sobre las mesas de esa otra terraza, ocupada por gente que lo único que intentaba era pasar un rato agradable.

 

Mi atención ya se encontraba desviada atraída por la colección de reacciones que empiezaba a ver y percibir:

-          La primera reacción absurda, la ya descrita anteriormente: ¡eh, eh, eh!; ¡que aquí no es!..., ¡es el de al lado! Vamos, que a mí no me mates, mata a otro.

-          La segunda reacción absurda, cuando ante esta petición, los "amenazantes" piden disculpas ¡perdón! ¡perdón! ¡perdón!, pero al instante salen corriendo como energúmenos hacia la otra terraza.

-          Mi hija de 10 años, pidiéndonos a gritos que nos fuéramos, temblando como un flan, porque no entendía por qué las personas hacen eso… (esta posiblemente sea la reacción más lógica), y que muy a duras penas reaccionaba a todos los argumentos que podíamos facilitarle para calmarla y hacerle entender la situación (de supuestos adultos).

-          Gente anónima que hasta ese momento estaban en la playa, se acercan a la avenida y toman posesión de los muros, bancos y huecos existentes, a modo de grada, para presenciar la sesión de tarde. El espectáculo acababa de empezar: oye, ¿qué pasó?. ; no sé, una pelea..; ¡ah! Vale. Y se quedan para ver.

-          Alguien que sale del interior de una terraza para unirse al público diciendo ¿hay sangre?. ¡qué animal! Ya había encontrado un entretenimiento a su aburrida vida. ¡como si no hubiera cosas con las que llenar el tiempo de una forma más sana y provechosa!

-          Un comensal tertuliano de una mesa contigua con síndrome de chulito sabelotodo: ¡esto solo pasa en Telde!. ¡Claro, es que él vive en una burbuja paraíso!.

-          La policía llegó en menos de cinco minutos, pero hubo más de un intransigente que aunó gritos diciendo ¡ahora llegan, a buena hora y con sol! Es curioso, supongo que lo dirán porque ellos en sus respectivos trabajos están siempre dónde y cuándo se les necesita. Es más, seguro que en sus trabajos tienen el don de poder estar en más de un sitio a la vez. ¡qué suerte!.

-          Lo más curioso: cada vez que aparecía por la terraza alguien nuevo, alguno le preguntaba qué había pasado, y todas las versiones dadas eran distintas: que sin un infarto por amenaza, que si se habían ido sin pagar, que si tal, que si cual,…, ¿estaría yo en otro sitio y lo habría soñado?

-          Y la última. Los espectadores de gradas, aguantaron hasta que la policía se fue. Eso sí murmullando ¡bah! No pasó nada… Se les fastidió el espectáculo. Lo que finalmente fue un éxito, porque no llegó a más, parece que no es del agrado de los viandantes. ¡Qué triste!

 

En fin, que para que se monte un circo no son imprescindibles los payasos. Ya encontramos bastantes en nuestro deambular cotidiano, junto con doctores de la nada y catedráticos de la interpretación que crean cruzada sobre todo aquello que vean les puede ayudar a engrandecer su ego o sentirse protagonistas.