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martes, 16 de julio de 2013

28 x 36 x 35


 
28 x 36 x 35

Si, ese es el equivalente a 26 años de trabajo. Apenas un volumen de 35 litros como equipaje material de un viaje iniciado hace 26 años y que ahora se interrumpe por necesidades, o más bien avería, del medio de transporte. Un medio de transporte que ha tenido muchas experiencias, situaciones estresantes, exigencias, paradas imprevistas, sobresaltos, sacrificios, etc.,  pero que siempre, ha contado con la dedicación y vocación de una protagonista, la que ha dado origen a esta reflexión.

Al igual que ella, otro puñado de buenos viajeros han sido "obligados" a bajarse en esta estación de infortunio, blandiéndoles mil excusas de mala coyuntura, esa palabrita que tan bien les viene cuando no se sabe que decir, de situaciones adversas para la economía,  y otras tantas frases manidas y desnutridas.

Si, una de esas empresas de rancio abolengo y prestigio nominal, está "reorganizándose", "reestructurándose" (es moda), vamos, despidiendo trabajadores, aprovechándose de unas leyes casi hechas a su medida. Nadie sabrá cuánto hay de cierto y cuánto de "aprovechando que pasaba por aquí…".

Hace algunos meses leía un artículo (de esos de diseño a medida) en un periódico nacional sobre el entonces presidente de esa Gran Empresa, y ponía como un gran ejemplo que él era un defensor de la austeridad y firmaba los documentos con un bolígrafo "bic". Pues fíjense que igual con ese mismo bolígrafo "bic" firmó una operación de compra de otra supuesta "gran empresa" internacional en una de sus muchas partidas de Monopoly con sus colegas de empresa, e incluso de partido. Y lo que compró fue aire. Si, aire, porque el agujero que se han encontrado después y que en parte ha provocado esa "reestructuración" viene del coste de ese aire.

Pero, ¡no pasa nada!, Es muy fácil tirar con pólvora ajena. Su nómina no se toca, y era bastante inflada. E incluso más inflada a raíz de esa compra.

Lo siento, pero nadie me ha podido convencer todavía que una persona que gana al año en nomina fija una cifra de 7 dígitos (x.xxx.xxx €), más bonificaciones, gratificaciones, etc., tenga sentido del valor de una cifra de 5 dígitos, igual que la que pueda tener un trabajador que gana 1.000 euros al mes. Para el último es una necesidad. Para el primero, posiblemente un capricho.

Llegados a este punto, ¿qué pasa con la responsabilidad?

Tristemente, la responsabilidad es inversamente exigible a la "importancia" social que tengas. A saber: si eres un "pringao mileurista" y te equivocas, agárrate la cabeza porque te la cortan sin contemplaciones. Pero si eres un acaudalado y reconocido protagonista de círculos societarios bien, y te equivocas, es que estabas sometido a mucha tensión y no tenías toda la información suficiente, pero no te preocupes, que algún "pringao mileurista" lo pagará.

Lo curioso es que, para estos casos, las consecuencias de las malas decisiones sí son directamente proporcionales a esa "importancia" social. El área de influencia de un "pringao mileurista" nunca será la misma que la de uno de estos señoritos "socialmente importantes". Y si no, que se lo digan a determinados figurines que con cartera de ministros todavía creen que crecer es lo mismo que decrecer despacio, porque podía ser más rápido. ¡Ole!.

No es el primer ejemplo de personajes (más bien figuras) que han ido dejando tierra estéril por donde han pasado, pero a los que nadie, de los que tienen la obligación de hacerlo, les han pedido responsabilidades. Al contrario, han salido de una empresa y ya tenían hueco reservado en otra. ¿Por qué la oficina de empleo funciona tan bien en estos casos? Voy a averiguar qué oficina es y su dirección y le voy a pedir a mi protagonista que se inscriba en esa, a ver si de aquí a un par de días ya está recolocada.

 A veces me pregunto qué clase de gestión se hace en una gran empresa (o supuesta gran empresa) de Telefonía española que se pasa su historia recogiendo caídos de altos sillones. Siempre hay una posición disponible a medida del caído, ¡qué casualidades de la vida!. A lo mejor esa es la razón por la que también se ha visto obligada a hacer algunas reestructuraciones "coyunturales para adecuar su tamaño a las características del mercado". ¡Toma ya!, eso es arte, y no lo que se ve en los museos.

En fin, como ya dije en una ocasión, soy accionista de una empresa llamada España, pero los consejeros delegados que han sido nombrados por la Junta Universal, no dan la talla. Y lo que es peor, el presidente del Consejo es sordo o no oye. Venían contagiados de una enfermedad muy grave para cualquier cosa y muy especialmente para el cargo que ocupan: La Ignorancia y la falta de respeto hacia sus accionistas. El poder es muy goloso y crea una coraza de falsa seguridad que suele romperse con el tiempo debido a creerse todopoderosos.

De momento yo les digo que la impotencia tiene forma de lágrimas, que son muchas las que ya se han vertido por protagonistas/accionistas que no han hecho nada para merecerlas, y que ya queda menos. La energía de una lágrima derramada mueve montañas, especialmente cuando entre todas forman un caudal inmenso de rabia y lucha.

 

domingo, 14 de julio de 2013

Magia en el aire

¿Qué es una coreografía?
De las cuatro definiciones que da la Real Academia Española de la Lengua, solo me quedo con una: Arte de componer bailes.
De todas formas, creo que esa definición no le hace justicia, salvo por lo de usar la expresión "arte", que sí lo es.
Creo que la verdadera expresión de lo que es una coreografía se alcanza cuando un profano o desconocedor de la materia se sienta delante de un escenario y llega a entender lo que uno o varios bailarines transmiten con sus movimientos. ¡Eso es coreografía!
Transmitir, llegar y calar en los rincones sensoriales y emotivos de cualquier persona que lo vea.
Y si además llegas a entender la historia, sin que nadie te haya dicho de qué iba, es que tanto la coreografía como los que la ejecutan, son muy buenos.
Eso es lo que, una vez más tuve la oportunidad de disfrutar ayer, y con sesión doble, en un Cicca completamente lleno de muchas cosas:
Enfrente del escenario, lleno de público ansioso por ver que deparaba el espectáculo.
- Detrás de bambalinas, muchos protagonistas de muy diversa índole, llenos de ganas de enseñar lo que sabían y transmitir cada una de sus pequeñas o grandes historias, aunque ello supusiera carreras, prisas,… nervios al fin y al cabo.
Atrás quedaban meses y meses de trabajo, de problemas, de imprevistos, de desarrollo y gestación de cada una de las coreografías que ese día tenían que "nacer". Y nacieron…, ¡vaya si nacieron!.
Múltiples historias surgieron en el escenario, magistralmente contadas sin palabras, solo con gestos y movimientos. A veces, incluso sin música, ese acompañante que parece casi obligatorio para cualquier coreografía.
Puzzles desgajados que se iban uniendo una y otra vez formando en cada una de ellas un esquema distinto perfectamente engranado, sincronizado, con su justa medida, creando mil formas hasta conseguir escribir, gesto a gesto, movimiento a movimiento, la historia que nos habían venido a contar.
Desde un caos muy estudiado que se ordena y desordena, para finalmente volver a ser un fantástico caos controlado, hasta una magistral cuento de sentimientos, pasando por gráciles y diminutas figuras que con desparpajo e inocencia también contaban su historia, aquella que meses atrás empezaron como un juego, y que ahora construyen como parte de sí mismos, junto con toques de humor inteligente que iban dando forma a lo que todos ellos, protagonistas de su propio esfuerzo, construyeron en conjunto: UN ESPECTÁCULO.
Cats, Grease, Fama, Mamma Mia, Chorus Line, Cabaret, Chicago, Burlesque…, todos ellos fueron revividos de forma metódica y precisa,  pusieron los ánimos muy altos y prepararon el terreno para que los más pequeños evolucionaran después con su inocencia y frescura reclamando su hueco y, por qué no, advirtiendo a los más grandes de que vienen "transmitiendo" fuerte y que aunque "siempre hay un amigo en ti",  "yo también quiero ser el rey".
 Una ondanada de colores en el viento que nos llenaron de frescura y que dieron paso a un repertorio clásico que siguió elevando el listón, haciendo que los presentes deseáramos más, y más. Deseo cumplido: cuando los contenidos te llegan y te transportan, es que te han hecho partícipe de lo que hacen, y eso no tiene precio. Es cierto: "la belleza está en el interior". Y nos la hicieron salir…
Y para terminar, fuerza, pasión, brío, ímpetu, y todos los adjetivos que puedan imaginar: eso es lo que desfiló por el escenario secuestrándonos a todos los presentes y convirtiéndonos en co-protagonistas de algo que al principio desconocíamos y que ahora no queríamos dejar.
 
Lo mejor de todo: Las caras de los bailarines. Caras de disfrute y profesionalidad. Caras de estar convencidos de lo que contaban. Y caras de satisfacción al acabar.
Este año, todavía no se por qué, algo hizo que me fijara más en los finales de cada historia: qué composición era la escogida para poner el punto final a lo que cada una de esas historias contaba. Todos tenían un matiz distinto. Todos tenían una escenografía muy cuidada, un acabado digno de la mejor de las acuarelas, pero en vivo. Ninguno me defraudó. Al contrario, como amante de la fotografía que soy, cada uno de ellos me maravilló. Fueron precisos. Fueron preciosos.
Pero tengo que ser sincero, hay uno que me cautivó.  El de la última historia. Solo dos bailarines que después de desgranar de una forma algo desgarradora su historia acaban separados, y juntos. La escena final: impecable. Dos personas, un toque en un hombro y un gesto que lo dice todo. ¡Muy pocas veces he visto decir tanto con tan poco!.
Podía extenderme mucho más sobre lo vivido ayer, pero, me repetiría. Solo quiero acabar con dos reflexiones dirigidas a Rubén:
La primera, de gratitud. Gracias por compartir con nosotros ese buen hacer,  por conseguir que crezca la semilla de algo tan bonito en nuestros hijos y por hacerles ver que detrás de un esfuerzo (nada es fácil) siempre hay una recompensa, especialmente si se trabaja con gusto, dedicación y devoción por algo que se quiere, se ama.
La segunda: ¡10 años no es nada!. Lo mejor queda por venir…
 
JSR - Julio 2013