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martes, 31 de diciembre de 2013

Una reflexión de última hora.


31 de Diciembre de 2013.

Estamos en un día en el que parece que todo se acaba. Aparte de locuras festivas y afán de desmadre que se percibe en algunos sitios, parece como si nos fuera la vida en el día de hoy.

Los medios audiovisuales, radio, televisión, prensa escrita, etc. nos vuelven locos recordando lo sucedido en los últimos 365 días. ¡Ay que ver! Siempre mirando atrás.

Yo prefiero pensar en todo lo que me queda por hacer, y cuánto de ello quiero hacer en el próximo año. Tengo mis objetivos, tengo mis ilusiones, tengo mis sueños, y quiero caminar hacia ellos. Lo pasado queda como mochila de experiencia para el futuro, que es lo que realmente me importa.

Sé que no será fácil, y más con los tiempos que corren y el mundo en el que vivo, pero nadie me quitará las ganas.

Nos ha tocado vivir en un mundo completamente loco. ¿Por qué?, pues porque:

-       Es de locos ver como se pagan millones de euros/dólares para contratar a un señor que lo único que hace es correr detrás de una pelota, mientras parece que duele el alma cuando pedimos de hacer una mínima aportación a cualquier causa justa.

-       Es de locos que se organicen condumios del alto copete con comidas de nombre irreconocibles hechas por majestuosos chef's  y a un precio astronómico por cubierto bajo la excusa de recaudación solidaria, cuando la verdadera solidaridad es que el condumio se pudiera traducir en bocatas, hamburguesas o comida de primera necesidad para entregar a quienes lo están pasando mal.

-       Es de locos que la justicia esté siendo juzgada por los malhechores.

-       Es de locos que a alguien se le prive de su vida, y quien lo haya hecho esté viviendo holgada y sufragadamente de un gobierno incompetente que no ha sabido aplicarle el castigo merecido.

-       Es de locos que la mentira haya llegado al poder y con el respaldo del voto del "cabreo" esté construyendo un feudo de garantías personales y particulares.

-       Es de locos que le necedad y miseria de quienes rigen nuestros destinos políticos condenen impunemente a un enfermo a la muerte por no sufragarle un medicamento vital mientras por otro lado se aumentan partidas presupuestarias para sostener a entidades y asociaciones políticas que terminarán gastándolo en viajes, copetes y fiestorros que nada tienen que ver con su supuesta actividad.

-       Es de locos que la conciencia ciudadana no responda ante este o aquel maltrato humano o privación de derechos fundamentales, pero sin embargo responda abrumadoramente si de lo que se trata es de gritar o pelear por este o aquel equipo de fútbol, y encima pagando por hacerlo.

-       Es de locos que un investigador o estudiante tenga que pasar mil pruebas subjetivas que demuestren su capacidad para poder optar a un puesto de trabajo, y sin embargo aquellos que tienen una responsabilidad enorme sobre el colectivo de un país, solo necesiten ser amigo de este o aquel figurín, sin importar si tiene conocimientos para lo que vaya a desempeñar.

-       Es de locos que mientras aumenta desesperadamente el nivel de pobreza, también aumente exponencialmente la riqueza de los "poderosos", creando un siglo XXI feudal de señores que ese enriquecen a costa de los plebeyos que pagan.

 Así y todo, en este entorno de locura sigo peleando por mis sueños.

Aunque me tropiece con gente que parece que está deseando que fracase para vociferar aquello de "ya te lo dije",  también sé que me encontraré con gente que me dará ánimos, que me enseñará cosas nuevas sin pedir nada a cambio, y que me bridarán su amistad para lo que se tercie.

Sé que mi  ámbito de influencia no es muy grande. Pero dentro de él me propongo conseguir lo que quiero. Y espero que otros, en sus ámbitos de influencia hagan lo mismo, hasta que consigamos crear una influencia común que poco a poco se vaya multiplicando.

Respeto a todos los que me rodean, sean como sean y tengan el pensamiento que tengan. Pero no a todos los acompañaré en su camino. Tampoco espero que me acompañen en el mío. No vivo queriendo agradar a todo el mundo ni mucho menos. Solo quiero ser consecuente con mis propias convicciones, actuar conforme a mis principios y aceptando que puedo estar equivocado, pero para ello tendrán que convencerme y argumentármelo. Estoy seguro de que el buen humor y el espíritu conciliador siempre me acompañará.

 
Por todo eso, abramos la puerta del nuevo año sin contemplaciones, sin miedos, sin reticencias, y ¡a descubrirlo!, ¡a moldearlo!, ¡a vivirlo!.

¡Es solo un escalón en el ascenso a nuestro propio descubrimiento!