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jueves, 30 de diciembre de 2010

El Patio de mi Ciudad

Erase una vez un hombre A y un hombre B, que luego de vivir en armonía en una parcela, empezaron a disputarse más espacio en la misma. Y empezaron las peleas. Peleas sin ton ni son, de sí, porque sí, de no, porque no. Al final la pelea se mantiene sobre una misma parcela, pero en realidad, ya es como si existieran dos, e irreconciliables. Se instauran fronteras intraspasables.

Es a partir de entonces cuando cobran vida otra clase de hombrecillos: los interesados. Figuras que lejos de arbitrar y buscar una solución consensuada, van tomando posicionamiento por uno o por otro en función de quien les parezca que tiene más poder, y, por tanto, les pueda sacar más partido en el devenir futuro.

 

Pero aparece un hombre C, que hasta ahora no había despertado atención alguna, pero que está adquiriendo un poderío determinado (el ámbito me da igual). Y lejos de, simplemente, valorar eso que han llamado poderío, el hombre A y B lo ven como un enemigo. Solo entonces, cuando ambos han visto o creído ver en peligro sus parcelas en discordia, se ponen de acuerdo en algo: solos no hacemos nada, pero si nos unimos, podemos hacerle frente.

Y los que hasta hace un segundo eran enemigos, pasan a formar una alianza con un mismo objetivo.

En este punto se realizan varios movimientos de ficha. Los hombre A y B, por lo general intentan tomar posiciones y agradar (caer en gracia) al hombre C. Y por ende, los hombrecillos circundantes de cada uno optan o por seguir son su pupilo, o incluso probar suerte con el nuevo, a costa incluso de retirar su apoyo al hasta ahora sponsorizado (todo dependerá de dónde vean más posibilidades de "salir ganando"). Y lo que antes era pelea de dos se traslada a un escenario de 3, donde ya son multitud.

 

¡Pero aparece  un hombre D! Y vuelta a empezar. El trinomio A-B-C termina haciendo frente común a lo que creen un peligro potencial que amenaza su yo individual reconvertido en una alianza de conveniencia.

Nuevos movimientos de ficha, nuevas alianzas, nuevos intereses…, nada nuevo.

 

Conclusión: Las "peleas" o rencillas solo se superan (o se olvidan) cuando aparece un peligro o amenaza superior que afecte a todos los "protagonistas".

 

Sirva este ejemplo metafórico para introducir lo que realmente quiero plasmar en estas líneas.

Hoy por hoy me preocupan muchas cosas y de muy diversa índole. Pero una de las que más me preocupan es mi entorno inmediato, mi ciudad. Y veo que aquellos que han sido elegidos para gobernar y para hacer seguimiento a los que gobiernan, están enfrascados en sus propias rencillas y peleas de protagonismo, utilizando para su fin cualquier medida, aunque esas vayan en contra de los mismos principios que enarbolan. Todo sea por la causa: El arte de la guerra ha llegado hace tiempo a la política.

Frente a los problemas, lo que interesa es despistar al enemigo, acorralarlo con cualquier cosa que valga. El objetivo: hacer mella en su imagen y su credibilidad. La ignorancia sigue siendo fuente de ingresos para muchos. Y a todo esto los problemas siguen sin resolverse.

Si la corporación dice algo, la oposición no valora lo que dice, sino busca como utilizar lo que ha dicho para poder argumentar que lo hacen pésimo y que ellos si lo hacen bien.

Si la oposición dice algo, la corporación tampoco valora lo que dice, sino que hace lo mismo.

Da igual que lo que se haya dicho por una u otra parte sea cierto. Se maneja a conveniencia. El sentimiento de poder (o de falsa popularidad) normalmente siembra entre los que se creen que lo tienen cierto aura de "intocable", y hace que traten a su prójimo o interlocutor como un analfabeto.

Cada parte está volcada, gastando esfuerzos y fondos, incluso públicos (no olvidemos que tanto los ayuntamientos como los partidos están financiados con fondos que salen de las nóminas de los cada vez menos trabajadores), en demostrar que ellos son los mejores y que los otros no.

¡El barco se hunde, pero mi camarote es el más limpio!

 

Hay muchas personas que no me gustan, pero ello no significa que inicie una cruzada a cualquier coste contra ellas. El que no me guste no es incompatible con que pueda compartir algunas de sus ideas si van en beneficio de mi comunidad. Me importa un pimiento que después quiera pregonar que la idea fue suya.

 

Como bien leía en un comentario de un artículo hace algunos días, el día que podamos votar a las personas por su propia valía, personalidad y experiencia, y no como floreros de cristal dentro de partidos, a merced del florista de turno, seguro que los problemas se atajan de una forma mucho más satisfactoria para todos.

 

El patio de mi ciudad está revuelto. Está sucio. Nadie tiene culpa. Nadie hace nada.

Voy a ver si busco un "Peligro o amenaza" bien grande que pueda estar interesado en  entrar en el patio de mi ciudad, a ver si consigo que los que allí campean, los que no tienen culpa pero no hacen nada, por una vez arrimen el hombro y se pongan de acuerdo.

 

 

 

lunes, 27 de diciembre de 2010

El año se acaba

El año se acaba.

 

Primero nos vemos envueltos en el "agosto" de la hipocresía con millones de deseos de Felicidad completamente  inertes y sin vida que circulan por nuestras vidas, ya sea en el boca a boca, mano a mano, luminosos, postales, mensajitos, mails, etiquetas del Facebook y hasta grafitis en las paredes. A estas alturas debiéramos estar completamente llenos y hartos de Felicidad. Pero resulta que no.

Está bien eso de desear Felicidad. Incluso hay quien si no lo haces, piensa que tienes algo contra  él, y se genera un problema  ¡Dios no lo quiera!. A esa campaña se apuntan muchos, ya que no cuesta nada hacerlo y mira por donde igual hasta captas simpatías.

Esa Felicidad, ¡no la quiero!.

 

Y después, como todos los años,  comienzan los recordatorios mediáticos. Todos los medios de difusión pugnan por crear listas de "el año de…", "los mejores momentos…"; hacer toda clase de encuestas on-line para fidelizar usuarios mediante su participación en las mismas votando por tal o cual acontecimiento. Es bueno recordar, pero sin olvidar dónde estamos. En nuestra memoria histórica por lo general prevalecen aquellos registros que han sido más repetidos, o lo último que se ve. Y eso lo saben y manejan muy los asesores de imagen. De esa forma, parece que todos estamos Felices porque "La Roja" ganó el mundial allá por Julio (bueno, solo los que les gusta el fútbol), aunque vayas a empezar el año sin trabajo y con el banco intentando quitarte lo que tienes.

¿Se han preguntado alguna vez por qué siempre en los momentos inmediatamente anteriores a algo importante (una festividad importante -especialmente sentimental como puede ser la Navidad-, una encuesta de las llamadas Barómetros Independientes, una celebración multitudinaria, un  Fin de Año), a todo el mundo (con poder o interés mediático) le sale la vena colaboracionista y solidaria?

Pongamos un ejemplo: He visto al Sr. Rajoy bajo un titular de "… como todos los años acude a colaborar en un comedor solidario para preparar comida a los más necesitados". Pero lo que he visto era un señor trajeado, al que le habían enfundado un delantal (muy limpio por cierto) y puesto en la mano un machete, y lo único que hizo es dar un zarpazo al muslo de pollo que le habían puesto delante, justo a la orden de ¡ya!, cuando el cámara empezó a grabar. Dudo mucho que se quedara después, salvo para dar la mano un par de veces, o sea, hacer campaña. Pero queda bonito, y vende (Lo que todavía no he conseguido averiguar es qué es lo que vende).

 

No estaría mal que en estas fechas, algún medio hiciera una lista o encuesta, pero de los peores hechos del año. Veríamos como unos pocos han dilapidado lo que no era suyo, o de cómo otros no han sabido atajar a tiempo las amenazas de sectores elitistas, o de cómo los que han originado esta crisis (eso que llaman Banca), han tenido el mejor ejercicio económico de su historia a costa de obtener financiación de sus propias víctimas (gubernamentales y de a pié) contando además con salvoconducto e inmunidad frente a sus fechorías, y No Nos Olvidaríamos de lo que en verdad son.

 

No nos dejemos engañar. Seamos adultos, y que no nos distraigan.

 

La Felicidad al final no es más que un grado de conformismo, ¡pero hay que alcanzarlo y no todos están en disposición de hacerlo!.

Recuerdo que cuando era más niño, tenía en el patio de mi casa un montículo de piedra que era todo: una pista de coches, el escondite de las fuerzas invasoras, el fuerte de los "machangos" de plástico, el asiento de un coche con volante de palo,… el escenario de mi imaginación. Hoy, o se enchufa y permite convertir un rascacielos en un mutante volante con cara de nada versión 2.0, o no "mola" ni es "guay". El juego es el mismo, pero necesitas más medios para poder alcanzar lo que consideras Felicidad. La distancia entre esos dos extremos depende exclusivamente de nosotros, los que no consideramos adultos. Y este ejemplo vale para todo.

 

Cada día empieza un año nuevo. Cada día tenemos una nueva oportunidad nueva de ser felices o trabajar para nuestra felicidad. Apartemos la "paja" y quedémonos con lo que realmente nos llena.

Sean Felices. Es lo único que cuenta y te llevarás.

 

martes, 21 de diciembre de 2010

¡Y se armó un Belén!

¡Y se armó un Belén!.

Cuánta verdad con esta expresión que puede significar  el comienzo, tanto de un tiempo de ambiente y festividad navideña,  como el de una revuelta de campeonato. Este mundo está hecho un Belén.

 

Francisco Cases, en una reciente charla, hizo un recorrido muy significativo por las distintas clases de figuras que podemos encontrarnos en un Belén:

-          Figuras que son Luz.

-          Figuras que reflejan la Luz

-          Figuras que guían hacia la Luz

-          Figuras que buscan la Luz

-          Figuras que "pasan" de la Luz

-          Y, figuras que quieren apagar la Luz.

 

Las figuras que me interesan en este momento, que también están perfectamente definidas en  cada una de las clasificaciones anteriores, no son las que pacientemente colocamos en los Belenes de nuestras casas, sino las de carne y hueso con las que convivimos a diario y que forman el Belén de nuestra propia vida, ese que está montado todos los días del año, y que lejos de ser estático, tiene a sus figuras continuamente en movimiento, interactuando y, desgraciadamente, generando conflictos. Tantas figuras dispares como pensamientos y personalidades podamos imaginarnos.

 

Es cierto. En nuestro Belén cotidiano tenemos figuras que son Luz. Líderes que hacen historia. Llevan su cortejo de seguidores fieles que a modo de espejos reflejan su misma Luz. E incluso los hay que, de motu proprio, alientan y animan estableciendo y allanando caminos hacia esa Luz.

Afortunadamente, y frente a los que les importa un comino todo (que todavía los hay), creo que la gran mayoría somos los que intentamos encontrar esa Luz. Lo difícil no es encontrar una Luz (hay montones). Lo difícil es encontrarla y saber que es buena, porque por desgracia hay muchas luces artificiales, de conveniencia, que tienen una duración proporcional a los intereses que planifique conseguir el que se defina como su líder. De estas luces hay a montones. Y encima usan circuitería sicológica, informática y mediática para atraer más la atención.

Frente a esto les propongo un ejercicio. Busquen a las últimas figuras: las que quieren apagar la Luz. Si analizamos esas luces que quieren apagar, con casi absoluta certeza que entre ellas encontraremos más de una buena. A veces hay que apagar luces: las que nos hacen daño. Pero el resto seguro que algo bueno tienen que decir o aportar.

 

Desgraciadamente, en muchos casos la culpa es nuestra, porque somos nosotros con nuestros propios mecanismos democráticos los que ponemos esas figuras en el Belén, y una vez que tienen carta blanca para actuar, se olvidan, no solo de los que hicieron posible que esté ahí, sino de la razón principal por la que están, y se dedican a su guerra particular. Encandilan mucho, pero todo son palabrerías.

 

Una reflexión: si somos los que hemos puesto determinadas figuras en el Belén, ¿por qué no las podemos quitar?

 

Mientras maduro esa reflexión, prefiero seguir siendo Rey Mago. Buscar mi propia Luz, la que me convenza y deje en paz conmigo mismo. Y por el camino recoger todo lo que pueda aprender, y regalar lo poco que sé sin pretender nada a cambio.

 

Mis mejores deseos de PAZ y sabiduría, para poder definir el mejor Belén de nuestra vida.

martes, 16 de noviembre de 2010

Pensiones vitalicias

La expresión "Bienestar Social" es de las más utilizadas y recurridas en los últimos años. Y sigue en candelero. Su significado es todo un reto: en palabras asequibles a todos, que todos los que formamos una sociedad, estemos a gusto y satisfechos.

 

Esa expresión es un medidor inmejorable de la situación de una comunidad / sociedad, entre otras cosas porque "cuando el río suena, es porque agua lleva". Es decir, si la cantidad o volumen de reivindicaciones sociales va en aumento, es que el "bienestar" está en caída, y viceversa. Como en todos lados, existen grupos de presión que actúan directamente sobre determinadas masas sociales y las agitan como batidoras para que vayan en una dirección u otra según convenga a  los intereses de esos grupos. Pero, de momento, vamos a obviarlos y a asumir que los que formamos la gran masa de individuos genéricos tenemos un mínimo de dignidad para no dejarnos manipular.

 

Uno de los factores de que el bienestar social esté nivelado o compensado es la situación económica de un país. Esa situación económica es, a su vez, el producto final de una serie de actuaciones, medidas, etc., que deben ser gestionadas por todos los interlocutores económicos, entendiendo por éstos todos aquellos que inciden de forma directa o indirecta en el incremento de la riqueza de un país.

 

Aquí es donde quiero centrar esta opinión.  De todas las personas que forman la comunidad que aspira a ese Bienestar Social, unas trabajan y otras no (uno de los valores del bienestar es que los que no trabajan sea una proporción mínima o nula). Todos los que trabajan son los que aportan recursos para que, entre otras cosas, cuando les llegue el momento de dejar de trabajar (no obligados), tengan su recompensa y puedan vivir dignamente el resto de su vida.

 

Miren por donde esa recompensa tiene una serie de limitaciones:

-          El importe tiene un tope máximo. Por mucho que hayas contribuido, nunca recibirás más de ese importe.

-          Para conseguirlo tienes que tener un contrato de permanencia como en los de telefonía móvil: tienes que haber contribuido durante un mínimo de períodos, que les garantizo es superior CON CRECES, a 8 años.

-          Tienes que alcanzar una edad determinada contribuyendo. Si te retiras antes, aunque sea por cansancio, te penalizan acortando el importe máximo a percibir.

 

Para todos los que no han trabajado, o haciéndolo no llegan al mínimo exigido, existe toda una serie de "prestaciones no contributivas" que les da cierta ayuda, aunque su importe en ocasiones sea denigrante,

 

Por muchos defectos que tenga el sistema como tal, no voy ahora a criticar su existencia.  Solo denunciar la arbitrariedad para su aplicación. Y es que, desgraciadamente, hay clases y clases.

¿Quién aporta o contribuye más a la riqueza económica de un país?:

-          ¿El peón de carreteras que todos los días se hace kilómetros asfaltando vías, o el ministro de turno que decidió aplicar una partida presupuestaria para dicho asfaltado (sin entrar en detalles de cómo lo decidió)?

-          ¿El dueño de una Pyme que hace malabarismos para conseguir pagar la nómina de sus 8 empleados porque tiene firmado un contrato con un ayuntamiento que no le paga desde hace 6 meses (afortunado) porque se ha declarado insolvente para sus acreedores (aunque no para festejos y demás viandas), o el presidente del gobierno (sea del color que sea) que supuestamente debería articular medidas para que eso no ocurra?

-          ¿el trabajador en general de una empresa privada que empieza a trabajar todos los días entre las 7 y las 8 de la mañana y que no sabe la hora a la que va a terminar porque si se va a sus 8 horas va a ser mal visto y posiblemente pierda su puesto de trabajo, y que no puede permitirse el lujo de ponerse malo porque significa falta al trabajo, da igual que sea justificada; o el funcionario de turno que tiene que estar a las 8 y que todos dicen que está pero nadie encuentra porque se ha ido a desayunar por segunda o quinta vez o ha ido a llevar a su hijo al colegio después de fichar su entrada, o simplemente no vino porque anoche salió y le duele la cabeza, o está haciendo otros trabajos que nada tienen que ver con su puesto, o si, pero doblemente remunerados?

 

El resultado final es bien distinto.

-          El ministrable tendrá una pensión, no vitalicia, pero sí durante bastante tiempo por el solo hecho de haber estado en su puesto 4 años, o incluso menos, mientras que el peón de turno se quedará posiblemente sin pensión, si no consigue que le renueven el contrato, o llegar a los 65 (¿67?) años trabajando, pero siempre que haya estado mucho más que 4 años.

-          El Presidente tendrá un sueldo vitalicio y de un importe más que jugoso, mientras que el dueño de la Pyme, que encima es autónomo, posiblemente se quede en la bancarrota, porque el ayuntamiento siga sin pagarle y cuando lo vaya a hacer su empresa ya no exista, y encima esté demandado por la Seguridad Social por, además, no haber podido pagar sus cuotas y las de la empresa.

-          El funcionario le da igual, porque va a recibir lo mismo trabaje mucho o no trabaje (su trabajo si es casi vitalicio, lo cual ya es un lujo), mientras que el trabajador genérico no solo tiene la incertidumbre diaria de si seguirá o no trabajando, sino que a buen seguro que si alcanza todos los límites establecidos, llegará mucho más cansado y la cuantía de su recompensa será como para llorar.

 

Solo pido que se aplique el mismo criterio para todos. Y como entiendo que a todos no nos pueden dar Pensiones Vitalicias, entonces que todos entremos en el saco de los normales. Esto para empezar.

Determinadas clases, y la política es una de ellas, en ocasiones lejos de contribuir a la mejora del país, lo que hacen es contribuir a la mejora de sus bolsillos. Ya cuando terminan su mandato tienen una serie de contactos que les abren puertas aunque sea para que cuenten como lo han hecho y qué piensan de esto o aquello, pero cobrando. Eso de por sí ya es una pensión adicional y  una oportunidad que ninguno del resto de los trabajadores mortales va a tener en su vida.

Lo curioso es que nuestros supuestos representantes (los políticos), que deben velar por el bienestar de todos sus conciudadanos, no protestaron cuando se sometieron estas "pensiones vitalicias" al parlamento para aprobar. ¿Por qué será? Seguro que el cristal era de otro color.

 

En el mundo empresarial se usa la figura de los "Acuerdos de Nivel de Servicio". Son acuerdos firmados entre las partes de un contrato, por el que la parte que contrata establece unos niveles mínimos de cumplimiento del servicio contratado. Y en función del nivel de cumplimiento alcanzado cobrarán la totalidad o una parte del precio pactado. De esta forma, el contratado se asegura muy mucho de prestar el servicio conforme a lo que le han exigido porque sabe que si no cumple, sus ingresos serán menores. Pero el sistema tiene una bondad: conoces las reglas del juego desde que empiezas.

No estaría mal que en el juramento de un cargo político se incluyera un Acuerdo de Nivel de Servicio respecto de los parámetros que divulgaron en sus campañas electorales. Si un administrador o gerente de empresa hace las cosas mal, puede ser demandado y exigírsele responsabilidades. Si un presidente o ministrable hace las cosas mal, da igual, eres intocable y encima te dan premio de por vida.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Etiquetas

Estamos rodeados de etiquetas. De todos los gustos y para todos los usos: alimentarias, nocivas, peligro, denominativas, etc.

Lo normal es que esa  etiqueta identifique claramente aquello a lo que se adhiere. Y debe hacerlo sin lugar a equívocos.

 

Mientras estemos ciñéndonos a un entorno físico, palpable, material, así será, y la función para la que fueron diseñadas se estará cumpliendo fielmente.

Pero el ser humano, usa indiscriminadamente todos los recursos que a su alcance se ponen, y en ocasiones aplica significados que debieran ser metafóricos a contenidos que en ningún caso lo permiten. Y así llegaron otras clases de etiqueta: de conducta, de filiación, de creencias, etc. La única y gran diferencia con las otras, es que su descripción, con mucha facilidad, resulta engañosa, o cuanto menos no definida.

 

En este ámbito de las apreciaciones, y para cualquier colectivo que se intente etiquetar, lo que nos vamos a encontrar es que muy pocas veces lo que la etiqueta indica obedece al contenido del continente, y por dos razones: o bien porque realmente se está etiquetando con un calificativo algo no se corresponde, o bien porque se está etiquetando algo que no lo es, pero que se compra y se acepta como tal. Quizás esto último sea lo peor.

 

Todos hemos visto los mensajes que con un marcado objetivo medioambiental o de salud nos llegan para que comprobemos en lo que usamos y en lo que comemos que sean componentes biodegradables, preferiblemente sin colorantes, conservantes, etc., que no sean nocivos para nuestra biosfera. Seguro que en más de una ocasión miramos estos detalles, especialmente la fecha de caducidad.

 

Entonces, ¿por qué no somos iguales de severos con otros recursos que afectan igual o peor a nuestra salud y medioambiente, pero que vienen etiquetados con papelitos de colores y carnets de afiliación? ¿Por qué no comprobamos su contenido y su legalidad antes de usarlos, consumirlos o, simplemente, identificarnos con ellos?

 

Soy enemigo de esta clase de etiquetas. No alcanzo a comprender eso de "por el bien de la etiqueta", o "son las directrices de la etiqueta".

 

Tenemos muchas etiquetas de este tipo en nuestro entorno: gremios, asociaciones, sindicatos, y, las peores, los partidos políticos. Estas últimas son las peores, no por lo que son, sino por aquello en lo que se han convertido.

He visto personas negar de sus principios por, simplemente, seguir la directriz de un partido.

He visto personas negar lo evidente por, simplemente, no interesar al partido.

Y al final he visto personas cabreadas, porque antepusieron a sus creencias los intereses de otros pensando que podían ser los suyos, enarbolando la bandera del progreso o el bienestar, confiando en una recompensa, y al final ésta no solo llega, sino que ni siquiera se cuenta con ellos. A algunos los he visto cambiar de etiqueta..., y vuelta a empezar.

 

No entiendo esa clase de esclavitud.

Si pienso que una propuesta es buena y puede aportar algo beneficioso a mi entorno, sociedad, comunidad, etc., la apoyo. Me da igual quien la propone. No miro primero de que partido es, si tiene tal o cual etiqueta. Solo reflexiono, comparto o no opinión, y en consecuencia actúo.

Hay un término (también etiqueta) que hace bastante daño desde que la democracia lo es, y desde que algunos partidos (normalmente con muchos seguidores) empezaron a valorar más el poder por el poder, que el bienestar general: La oposición. En algunos casos la han llegado a llamar Oposición Responsable. ¡tremendo!.

Da igual el color o la etiqueta del partido que no tiene el poder. Su misión se convierte en decir no a todo y a buscar pegas, inconvenientes  (pero siempre demagógicos) a lo que digan los demás. Lo que define si algo es bueno o no para una comunidad no es su resultado esperado, sino el lado del poder en el que está el color lo propone. ¡triste pero cierto!.

 

He leído un artículo reciente sobre los "negros", esos personajes invisibles de cara al mundo mediático, esos escritores "de pago" creadores de textos literarios que son los que sustentan la imagen del discurso de determinados personajes. Pues bien, todavía  no he visto un discurso que diga algo claro. Solo se manejan términos de conveniencia, que queden bien en un momento dado. Pero nada definido. Ese es el arte de hablar sin decir nada, pero que suene bien. (¿les suena de algo eso de "la solución del paro en nuestro país está en la creación de empleo? . ¡¡Si, y la del hambre está en comer!!. Pero hasta ahora nadie ha dicho como crearlo ni como quitar el hambre).

 

Hace poco también he leído una triada de artículos de un dirigente local que con el intento de llamar la atención sobre soluciones para el paro, lo que hacía era un repaso de ideas generales,  que han sido utilizadas por todos los grupos políticos de cualquier creencia y color en un momento u otro, porque es que la lógica pura así lo indica. Pero puesto en un artículo, no sé si redactado por un "negro" o no, quedaba bien de cara a la galería. Era curioso, un título para llamar la atención, y un contenido de mitin electoral, pero soluciones claras, ninguna: solo líneas generales de las de libro.

 

Estoy cansado de los "hay que". Peor aún, no veo en el horizonte ningún "hagamos esto".

El día que alguien se "moje", lo llamarán loco, y todas las etiquetas, hasta ahora enemigas entre sí, formarán alianza para ir en su contra.

 

Si tuviera que decantarme por una etiqueta, esa sería: Agítese antes de usar.

Si después de agitar el resultado, el contenido de su continente, es homogéneo, merecerá la pena abrir el envase y ver qué nos ofrece. Si después sigue turbio o difuminado, mejor desechar, posiblemente esté pasado de fecha.

 

Mientras tanto, seguiré persistente en mis ideas hasta que alguien o algo me convenza de lo contrario. En ese camino quizás consiga impregnar de las mismas a algunos cuantos y consigamos entre todos cambiar el "discurso" que nos quieren dar.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Inútiles

Inútiles (y encima creídos).
 

De cómo una amistad consigue lo que una buena preparación no.

De cómo el cubrirse las espaldas con fieles "yes men" crea una cortina de humo ante lo evidente.

Y lo que es peor, de cómo la inutilidad se intenta paliar con palabrería. Palabrería que se usa para dar opinión sesgada y gratuita sobre el escalón inmediato inferior, el cual, como no tiene ni voz ni voto, no tiene como hacerse oír (para eso es la cortina de humo), y siempre saldrá mal parado.

¿Han visto alguna vez un triángulo de las bermudas (aquél donde todo lo que entra se pierde o desaparece…)?. Yo sí, y desgraciadamente en más de una ocasión. Y aquí no vale ni tiene nada que ver el origen o la antigüedad de los interlocutores, solamente el grado de intencionalidad que se aplica en función de lo que interesa o no.

 
Muchas veces he pensado que las altas esferas se rodeaban de gente mayor siempre, y a propósito, por aquello de la experiencia, y que no daban oportunidades a gente con menos edad. Lo primero que te venía a la cabeza era la "discriminación" que se hacía por razón de amistad o de edad del círculo que elige. Podría incluso aceptar relacionarlo con el hecho de estar preparado o no.

 

Pero también he observado que algunas altas esferas son tan "listas" que precisamente se han rodeado " a conveniencia" de gente bastante joven, y he visto por qué: principalmente porque son maleables, toman lo que de ellos les interesa, les dicen los que les interesa, y éstos tragan con lo que sea. Las altas esferas están contentas porque tienen marionetas para su teatro, y las marionetas también están contentas, porque se creen autores, cuando solo son intérpretes de un guión de otros, ya sea improvisado o no. Es un estilo de dirección de los que nunca encontraremos en los libros. Oficialmente no se hace.

 

 Y después quieren categorizarse como "gran empresa".

¿Qué es lo que define una gran empresa? ¿El tamaño?. No. Indudablemente, su gestión y su proyección de futuro. Planificar no es pensar cómo me hago más rico, sino como me puede perdurar una situación de desahogo que debiera ir "in crescendo" (el margen va con ello).

 

No nos quedemos con el mero símil de empresa. Apliquemos lo dicho a cualquier colectivo que emana poder directo.

Nuestro vida, comprometida o no, está muy ligada, vinculada y afectada por ciertas "empresas", no siempre mercantiles sino políticas y sociales, cuyas altas esferas se guían por los mismos parámetros que los descritos en las líneas anteriores.

Desgraciadamente, en estos casos el Marketing y los Asesores de Imagen actúan como pantalla, como traductores de conveniencia entre lo que se quiere que se vea y lo que realmente se debería ver. ¡Vamos un Reality en toda regla!.

 

Si nuestra relación con ellos la basáramos en una mano de póker, estarían llenos de "faroles". Llegaría un momento en que no sabríamos cuándo hablan en serio y cuándo no. El problema es que todavía hay mucha gente que no sabe reconocer un farol, o lo que es peor, que reconociéndolo son capaces de justificarlo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Críticos de la vida...

¿Quién no ha oído alguna vez eso de "está de miedo", o "es un paquete", para referirse a una película de las que están en cartelera en un momento determinado?

Y muchas veces nos dejamos guiar por esos comentarios para no verla,… o para vetar algo.

Si esos comentarios vinieran de alguien de nuestra confianza, del que conocemos sus ideas y modo de vida, posiblemente habremos hecho una valoración previa en nuestro subconsciente y adoptamos como nuestra su opinión. Pero, ¿qué ocurre cuando esos comentarios vienen de personas que no conocemos en profundidad, sino solo de terceras, o, lo que es peor, de pantalla?

 

Hace poco leía en algún periódico, a propósito de la última película de Julia Roberts, que había sido un desacierto, una película más del montón.

Pues bien, no soy de los que se dejan guiar por opiniones aisladas, así que la he visto. Sinceramente, no comparto esa crítica. Posiblemente algunos episodios de la película podrían sobrar o haberse tratado de otra forma, al igual que la medida de muchos valores puestos en cuestionamiento en la misma. Pero el fondo, el argumento y el mensaje, creo que está más que logrado: Come, Reza, Ama…, ¡Vive!. Pero es posible que como no había tiros, ni muertos desangrados, ni paisajes futuristas con personajes más que raros, ni nada de lo que algunos han dado en definir como la norma de la moda actual que vende, la quieran tachar de mediocre. ¡Qué lástima!

 

También semanas atrás, estaba plantando en la taquilla de un cine, intentando decidir qué película ver, y como tengo claro mis gustos, pero desconozco lo que me ofrecen (los "tráilers" de películas son merchandising, por lo que no hay que guiarse siempre), no se me ocurre otra cosa que pedir opinión a la persona de la taquilla sobre las únicas dos películas que, en la oferta que daban, no quedaban excluidas de mis criterios previos: una supuesta comedia romántica de cuyo título no me acuerdo y El Americano. Su respuesta fue tajante: ¡El Americano es de Geroge Clooney!. Como diciendo: ¡vamos, usted es tonto si no la ve, es acierto seguro!. Finalmente me decidí por ella.

Pues bien, en mi modesta opinión, y salvo la fotografía, que me pareció muy lograda, la película burdamente la resumo con el comentario de una persona de la fila de delante: "molta mierda". Una trama sin fondo o un fondo sin trama.

Curiosamente ambas películas tienen un fondo común: una pelea interna del personaje principal contra sus propios sentimientos. La diferencia es que la primera la muestra en toda su amplitud y planteamientos, y la segunda, utiliza hora y media de película con un argumento inútil, para desenmascarar la decisión ya tomada en el fotograma 3.

 

Sirva todo lo dicho anteriormente para recalcar que en nuestro mundo nos rodean infinidad de personajes, muchos de ellos muy lejanos, pero que viven muy cerca nuestro, casi en nuestra propia casa por la fuerza que los medios de comunicación les brinda, principalmente los medios visuales como la televisión, y que se esconden y utilizan esos medios que no permiten captar en tres dimensiones, para transmitir mensajes planos y de conveniencia.

No nos dejemos llevar por mensajes oportunistas, que siempre buscan aquellos puntos débiles del oyente para usarlos en su discurso oratorio y publicitario.

No olvidemos que nuestros personajes públicos (políticos o no) no hacen otra cosa que publicidad, pero si no contrastamos las etiquetas de lo que compramos o votamos, nos podemos encontrar con sorpresas. Indaguemos en el entorno de nuestros personajes, para saber cómo verdaderamente son antes de darles nuestro beneplácito. El guiarnos por el de al lado puede darnos dolor de cabeza. No tengamos miedo de decir abiertamente lo que pensamos.

Ya ha empezado la campaña electoral. Y si no, prueben a repasar en la prensa que lean a diario o en los noticiarios que vean, cuantos encuentros vecinales, encuentros de trabajo se van a empezar a hacer ahora. ¿Qué pasa, que en los tres años anteriores no han tenido tiempo? ¡Qué engaño! Todos ellos saben muy bien que la memoria del electorado suele ser muy corta, por lo que solo les queda en la retina lo último, y por eso, es ahora cuando empiezan a moverse, pero solo para salir en fotos, con colectivos, asociaciones, etc., e interesándose (con anuncio en prensa y televisión por medio) por determinadas causas de interés, que lo han sido siempre, pero que ahora entran en el interés de esos personajes. Pero no se engañen: no se fíen mucho, que posiblemente solo lo necesiten hasta las elecciones.  Después, se dedicarán a lo que han hecho en estos tres años: vigilar al contrincante, solo para descalificarlo, y, por lo demás, nada (¡ah! bueno, sí han hecho algo: gastar).

 

Antes de postular por una vía u otra, piensen en sus propias necesidades, y planteen a todos estos personajes sus propias dudas. No dejen que les respondan con "palabros" raros, porque ello significa que no son capaces de ponerse a su altura, sino que siguen marcando distancia.

Y si analizando su entorno, no les encuentran capaces de hacer lo que dicen, concédanse el beneficio de la duda en cuanto a lo que prometen, y busquen otra opción.

Ahora aparecerán algunas células nuevas con supuestas ganas renovadas. No sabemos si están contagiadas. No sabemos si salen para ayudar o porque en otro lado no les han dado protagonismo.

Necesitamos gente comprometida, no gente que están acostumbradas a vivir de esta clase de cuentos, y a los que, posiblemente, se le han olvidado sus principios, presionados por "las etiquetas" de los partidos. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.

 

Mi recomendación: Coman, Recen, Amen,… en definitiva ¡Vivan!, y procuren hacerlo lo más felices posible. Nadie de los que está en el panorama mediático actual les va a ayudar, y mucho menos sin salir ganando.

 

 

 

 

 

jueves, 30 de septiembre de 2010

Remedios Proteicos...

Debemos ser idiotas compulsivos y honoris causa.

Tenemos ante nuestros ojos la evidencia y la solución a todos nuestros problemas de salud, y no hacemos caso.

En muchos casos pagamos a dietistas y nutricionistas para que nos ayuden a equilibrar nuestra alimentación teniendo por excusa el conseguir una vida más sana.

La pirámide alimenticia es la misma ahora que hace un siglo. Otra cosa es que descompensemos su utilización.

Ante nuestros ojos la creatividad "marketiniana" desparrama todo un sinfín de argumentos y medios que nos deben hacer la vida mucho, pero que mucho más agradable y saludable:

-       Leche de soja, leche con vitamina A, B, C, ...X, Y, Z., con isoflavonas, con ácido oleico, solo falta la de extracto de aloe vera (¿o también hay?). Las pobres vacas están que trinan, porque la leche que dan, otrora muy valorada, está declarada poco menos que "atentado contra la salud". Resulta que le damos a un niño un vaso de leche recién ordeñada, y le hace daño al estómago. ¡No me extraña con la cantidad de porquerías que les damos como leche!. Creo que las vacas están pensando en asociarse y hacer una propuesta de cambiar su alimentación tradicional de "hierbas varias" por hojas de aloe, bidones de aceite, pastillas de farmacia con extracto de vitaminas y aperitivos de caracol, a ver si de esa forma las vuelven a mirar con buenos ojos.

-       Productos lácteos para el colesterol, para saciar el apetito, para ayudar a ir al baño (regularse se dice ahora), con azúcares naturales, con extracto del carajo la vela, ...

-       El pan tiene que ser de molde, y si tiene corteza no vale. ¿Pan de trigo? ¡NO!, eso está anticuado. Tiene que ser con cereales desconocidos, con fibras del copón, etc. Además, si desafiando las leyes de la naturaleza no es pan de molde, no puede ser pan normal. Tiene que ser de alguna variedad: campesino, de puño, de leña, de doble fermentación (¿?), baguette, barra, ... ¡y la leche en pasta!.

 

Somos más integrales que nunca (en lo que a oferta alimenticia se refiere, porque en lo que a las relaciones humanas que se dice, hay mucho que desear aún).

Todo esto para "adecentar" nuestro organismo interior de los adentros.

 

Y no hablemos del exterior de los afueras. Principalmente la cara, que parece que finalmente quieren que sea el espejo del alma, aunque sea maquillada:

- Cremas, lociones, reafirmantes, mascarillas, etc. unas con aloe (¡ay si mis antepasados hubieran tenido un hijo estudiando marketing del de ahora!), otras con extracto de xxx-tina, otras con componente RJ45 (¿o esto era un conector de teléfono?), con enzimas XY (y el resto del abecedario),  con baba de caracol, con leche de burra, etc.

 

En fin, que ya tenemos los remedios. Pero, entonces:

-       ¿por qué sigue existiendo la descompensación alimenticia?, ¿por qué siguen produciéndose infartos por obstrucción de las venas/arterias?, ¿por qué siguen existiendo úlceras?: Si todo lo que nos venden fuera verdad, estaríamos todos como robles. Pero no es así. Por mucha isoflavona que nos vendan, el organismo es una máquina de precisión a la que no podremos engañar, al menos de esa forma tan burda, porque posiblemente lo que hagamos será volverlo loco, y todos sabemos o podemos imaginar las consecuencias que tiene la locura.

-       ¿por qué las arrugas siguen apareciendo?: Si todo lo que nos venden fuera verdad, no tendríamos ancianos, ¡qué desastre! ¿se imaginan una persona encorvada, que apenas puede caminar, pero con la cara más lisa que el trasero de un recién nacido?

 

Lo dicho, idiotas compulsivos que pagamos por cosas que no nos hacen nada (al menos lo que dicen que hacen). Y no me vengan a decir que estoy sacando de contexto el asunto y que todo nos "ayuda" en una medida u otra.

 

Lo curioso es que estamos dispuestos a pagar un precio muy alto por todos estos productos, pero no somos capaces de pagar un precio (seguro que menor) por, simplemente cambiar el hábito. O sea, que seguimos prefiriendo cometer el pecado y después ver si encontramos confesor.

 

No cometamos excesos para después buscar remedio.

El remedio está en no cometerlos. Esa es la buena cultura de la alimentación equilibrada.

Todo lo demás, es Merchandising.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Huelga

Huelga…

 

No necesitamos una huelga. Lo menos que necesitamos en estos momentos, es una huelga.

La respuesta calenturienta ante el enfado por algo suele ser la represalia. Pero en muchos casos no se tiene en cuenta el contexto, y, normalmente, salimos escaldados.

Se está convocando a nuestro país a una Huelga General: una invitación a todo el mundo para que no trabaje el 29 de Septiembre. Una invitación a todo el mundo a contribuir para que el "paro" de este país por un día alcance cifras astronómicas.

Pero no se preocupen, está controlado, y todo quedará bien:

Los sindicatos, justificarán su existencia, y entrarán en una espiral ascendente de "logros conseguidos" (¿Para quién?).

Los partidos políticos hacen un guiño a los sindicatos dentro de todas sus políticas y actuaciones pactadas (¿o acaso piensan que esto es espontáneo y que la huelga no ha sido consensuada?), y utilizarán la jornada para argumentar todas las razones que previamente ya tiene calculadas:

-       El gobierno, para asegurar una vez más que sus medidas están tomando buen rumbo y nos están sacando de la crisis.

-       La oposición, para volver a decir que ellos son los buenos y ¡qué mal lo hace el gobierno!.

-       El resto de partidos, decantándose por un bando u otro en función de sus intereses de partido (no los intereses del país).

-       Y los ciudadanos de a pie, con varias vertientes. El gran montón siempre pensará que la culpa la tiene el gobierno. Algunos más sensatos, intentando deshacer la madeja que se les presenta delante y averiguar dentro de lo malo quién lo es menos. Y los que se consideran unos privilegiados (normalmente va ligado a su gran poder "comprador") o muy pudientes, posiblemente con sonrisas, porque gane quien gane en esta huelga, ellos seguro que estarán a su lado.

Ese ciudadano de a pie posiblemente no es consciente del uso que de él se está haciendo. Están siendo protagonistas principales, secundarios y extras en una película (su propia película) que les va a afectar muy mucho en el futuro, pero de la que no verán un euro de la recaudación de taquilla que va a tener, recaudación que se van a quedar los productores: a saber, los propios sindicatos y los partidos, sean del gobierno o no. Es más, aquellos que todavía trabajan, han contribuido a financiar la producción de esta película, con sus ya deterioradas nóminas.

 

Creo que la mejor huelga que podría ayudar a este país sería la de la clase política y sindical. Que paren al menos un día. Sera un día en el que el país descansará y no tendrá que luchar por el daño que le hacen a diario.

 

El discurso del día siguiente ya lo conocemos:

-       El gobierno: si la huelga ha sido un fracaso dirá que no se justificaba y que ha quedado demostrado que el gobierno lo está haciendo bien, que solo hay que tener confianza; y si ha sido un éxito, que es un derecho constitucional de los ciudadanos que el gobierno respeta, con la garantía de que van a realizar más esfuerzos si cabe para sacar a nuestro país de la crisis.

-       La oposición: en el primer caso, que le gobierno ha usado todos los medios posible para tapar la voz de los ciudadanos y que aunque 3 hayan ido a la huelga es síntoma de que el gobierno lo está haciendo muy mal; y en el segundo caso, que ya es hora que se produzca un cambio y que ellos tienen la llave del éxito para sacar el país de la crisis (prueba más de lo egoístas que son, porque si saben cómo sacar al país de la crisis ¿por qué no lo han hecho? ¡ah se me olvidaba que o lo hacen ellos o no se hace – esto es una forma más de royalties-.

-       Los sindicatos: en el primer caso dirá que los trabajadores saldrán perjudicados por la mala información que desde algunos estamentos se ha facilitado coartando la libertad de expresión de las fuerzas laborales, y si ha sido un éxito, que queda patenta la labor ingente y necesaria que los sindicatos hacen como única vía de entendimiento con el gobierno, y  que por ello harán todo lo que esté en su mano para conseguir que este gobierno les oiga.

-       Y los ciudadanos, meros espectadores de un circo al que no han sido invitados (excepto los que al final salen en la foto al lado de cualquier de los tres anteriores).

 

El resultado es el que ya se conocía antes de que se realice la huelga. La euforia durará dos días, y después,  vuelta a lo mismo de antes

En el camino se "han" gastado una millonada en carteles, actos, mítines, etc., que falta hacen para otras acciones de mayor necesidad.

 

Solo hay un camino para salir de la crisis: Aunar esfuerzos sin protagonismo.

lunes, 30 de agosto de 2010

Calidad

Hace muchos años se empezó a hablar de "calidad". Calidad aquí, calidad allá. Estaba bien visto eso de hablar de calidad y de que habías empezado un "proceso" de adaptación a la calidad de los servicios.

Algunos inocentes (entre los que me incluyo), pensamos que venían tiempos buenos y que por fin empezaríamos a ver mejoras en el trato, servicio, producto, etc.

Pero éramos eso, solo inocentes o ingenuos. El hombre es especialista en adaptarse a todo lo que le conviene y en adaptar lo que no le conviene. Y finalmente todo ese proceso de calidad, que en su origen se definió como una cultura, y en algunas culturas así se llevó a la práctica, se convirtió (curiosamente en países que se definían como punteros y motores) en un sello burocrático que había que tener si se quería seguir teniendo presencia en determinados mercados. Es decir, vendo la misma basura, con un sello que dice que es basura de la buena, o aceptable, pero por el camino he pagado por ese sello, y por eso, incluso vendo la basura más cara: ¡Incomprensible!.

He visto como un ingeniero estaba preocupado porque en la definición de su proceso de calidad había consignado como parte del mismo que el envasado de un determinado producto debería hacerse con un desperdicio máximo de un 2%, y que en la primera auditoría previa de validación de procesos tenía una "no conformidad" puesto que el desperdicio obtenido era del 4%. Mientras él se afanaba en buscar la manera de llegar al 2%, el consultor de la entidad certificadora sentenciaba: "amplíe su rango de permisibilidad al 5% y ya estaría cumpliendo con los requisitos de calidad".

Afortunadamente no siempre es así, y por encima de esas burocracias encontradas y alimentadas suele prevalecer la lógica (he dicho suele…).

Desgraciadamente, si nos extrapolamos a servicios públicos, donde el funcionariado está por medio, las interpretaciones del significado de "Calidad" pueden convertirse en diccionario para absurdos.

 

A título particular  me permito transcribir un hecho personal, aún sin solución en la fecha en que escribo esta entrada, y que muestra lo que en un "organismo oficial" entienden por calidad: es decir, convertirse en un transcriptor de cosas, pero sin dar solución a nada. He omitido nombres personales para evitar susceptibilidades…

A muchos les sonará el cuento, por haber vivido algo parecido. Yo necesito contarlo.

 

Para entender el contexto, informo de los antecedentes:
En Junio de 2009 acudo a cita de oftalmología para revisión. Me indican que tengo que hacerme unas pruebas porque ven "algo" que necesitan aclarar. Me hacen la correspondiente orden de interconsulta, y con un "ya le llamarán" me despiden. Un mes después, y al no haber recibido convocatoria alguna, me intereso por las pruebas, y me indican que me llamarían en breve. En Febrero de 2010, planteo la correspondiente reclamación, y, posteriormente recibo una carta fechada el 18 de Marzo de 2010 con una interesante respuesta que podrán adivinar en la carta de "agradecimiento" que no me pude resistir a enviar. Solo aclarar que la carta con la supuesta solución me la adjunta un supuesto coordinador de calidad, que lo único que hace es eso, adjuntar.

 

 

A.- Carta enviada al "Jefe" que da solución al problema

 

D. XXX

Sr. Jefe de Servicio de Oftalmología.

 

24 de Mayo de 2010

Con alegría y alborozo, bombo y platillos incluidos, he recibido una "hermosa" carta suya de fecha 18 de Marzo de 2010 en la que, muy diplomáticamente me indica, en relación a una reclamación puesta por unas pruebas de oftalmología aún no realizadas, que "pronto será llamado para la realización de las pruebas…".

A la vista del contenido de su carta, me gustaría que, aunque sea por decencia primero y por curiosidad después, me tradujera en tiempo estándar (horas / días) lo que para Ud. Significa pronto, porque como podrá comprender (o acaso esto es un esfuerzo que no pueda permitirse), creo que mi definición de pronto (coincidente con la "oficial" de la Real Academia Española de la Lengua: "Veloz, acelerado, ligero"), es bastante distante de la que Ud. pueda interpretar. Y a los hechos me remito: en Junio de 2009 me indican del servicio de oftalmología que las pruebas solicitadas se van a realizar pronto, y ya ha pasado 1 año.

Probablemente, y quiero suponer que como profesional usted sabe de oftalmología más que yo, si hace un año tenía un pequeño daño en el ojo, un año después y sin haber sido tratado, dicho daño ya no será tan pequeño. Pero claro, es de imaginar que a Ud. todo esto le debe importar bien poco (y seguramente la acepción de poco irá en consonancia con la que tiene de pronto).

Desgraciadamente, mi única opción es seguir esperando.

Lo único que le deseo es que tenga que pasar por la misma o similares circunstancias que las que otros tenemos que padecer por depender de su gestión. (¡Ah, caramba! se me olvidaba que existen los colegas y amigos que, llegado el caso tendrían un huequillo en cualquier momento para hacerle las pruebas).

No le quito más tiempo, que debe estar muy ocupado, y a lo mejor voy a ser yo culpable de que no pueda atender a algún paciente (o colega), o hacer un copiar /pegar para otra reclamación. Simplemente felicitarle por la elocuencia de su carta, y, ya abusando, solicitarle un minuto de reflexión (que con suerte, y si aplica el mismo baremo de su "pronto", será bastante más y a lo mejor sirve para algo…).

 

Saludos,

Yo (…aquí puse mi nombre…)

Paciente en espera (y con patología de pilas duracell…)

 

 

B.- Carta dirigida al "correveydile", velador de la calidad, que me hizo llegar la solución

 

D. YYY

Coordinador de Calidad

 

24 de Mayo de 2010

Con la misma esterilidad que su carta de fecha 23 de Abril de 2010, me permito comenzar ésta diciéndole que, en respuesta a la suya le estoy adjuntando copia de la carta de que he tenido a bien enviar al Sr. Jefe de Servicio de Oftalmología (…)., solicitándole un poquito de aclaración a su contenido ya que el mismo no ha quedado claro, no por extenso, sino más bien por indefinición.

Aprovecho para hacerle extensiva a su persona la misma felicitación y deseo que en dicha carta expreso al Sr. Jefe del Servicio de Oftalmología, no sin antes felicitarle explícitamente por la elocuencia en su respuesta. Y permítame decirle que, a la vista de lo ocurrido, no me creo en absoluto lo de "sentimos sinceramente las molestias ocasionadas y agradecemos su reclamación, ya que con ello esperamos mejorar la atención de nuestros pacientes".

Es una respuesta estándar, diplomática y fría. Es más, creo que de tanto escribirlo (copiarlo), ni se lo cree ni ya sabe lo que significa… (a lo mejor ni sabe que lo incluía la carta que estaba firmando…).

Como coordinador de Calidad debería saber que "mejorar la atención de nuestros pacientes" es una acción directamente proporcional a solucionarles sus problemas. Dar palmaditas en la espalda no vale de nada si no va acompañada de hechos, que, por lo que veo, brillan por  su ausencia.

Con el único particular de desearle que recoja mucho (pero mucho, mucho) de todo aquello que siembre, atentamente,

 

Yo (…aquí también puse mi nombre…)

Usuario ( …) sin atención prestada.

 

 

Moraleja:

Creo que en este servicio sanitario, por Calidad entienden responder una reclamación antes de 2 meses. Da igual que la respuesta sea "aguántese" (y hay muchas maneras de decirlo).

Con personajes y procesos de calidad como estos, o te mueres de la enfermedad, o te mueres de indignación (o peor, de aburrimiento).