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lunes, 27 de diciembre de 2010

El año se acaba

El año se acaba.

 

Primero nos vemos envueltos en el "agosto" de la hipocresía con millones de deseos de Felicidad completamente  inertes y sin vida que circulan por nuestras vidas, ya sea en el boca a boca, mano a mano, luminosos, postales, mensajitos, mails, etiquetas del Facebook y hasta grafitis en las paredes. A estas alturas debiéramos estar completamente llenos y hartos de Felicidad. Pero resulta que no.

Está bien eso de desear Felicidad. Incluso hay quien si no lo haces, piensa que tienes algo contra  él, y se genera un problema  ¡Dios no lo quiera!. A esa campaña se apuntan muchos, ya que no cuesta nada hacerlo y mira por donde igual hasta captas simpatías.

Esa Felicidad, ¡no la quiero!.

 

Y después, como todos los años,  comienzan los recordatorios mediáticos. Todos los medios de difusión pugnan por crear listas de "el año de…", "los mejores momentos…"; hacer toda clase de encuestas on-line para fidelizar usuarios mediante su participación en las mismas votando por tal o cual acontecimiento. Es bueno recordar, pero sin olvidar dónde estamos. En nuestra memoria histórica por lo general prevalecen aquellos registros que han sido más repetidos, o lo último que se ve. Y eso lo saben y manejan muy los asesores de imagen. De esa forma, parece que todos estamos Felices porque "La Roja" ganó el mundial allá por Julio (bueno, solo los que les gusta el fútbol), aunque vayas a empezar el año sin trabajo y con el banco intentando quitarte lo que tienes.

¿Se han preguntado alguna vez por qué siempre en los momentos inmediatamente anteriores a algo importante (una festividad importante -especialmente sentimental como puede ser la Navidad-, una encuesta de las llamadas Barómetros Independientes, una celebración multitudinaria, un  Fin de Año), a todo el mundo (con poder o interés mediático) le sale la vena colaboracionista y solidaria?

Pongamos un ejemplo: He visto al Sr. Rajoy bajo un titular de "… como todos los años acude a colaborar en un comedor solidario para preparar comida a los más necesitados". Pero lo que he visto era un señor trajeado, al que le habían enfundado un delantal (muy limpio por cierto) y puesto en la mano un machete, y lo único que hizo es dar un zarpazo al muslo de pollo que le habían puesto delante, justo a la orden de ¡ya!, cuando el cámara empezó a grabar. Dudo mucho que se quedara después, salvo para dar la mano un par de veces, o sea, hacer campaña. Pero queda bonito, y vende (Lo que todavía no he conseguido averiguar es qué es lo que vende).

 

No estaría mal que en estas fechas, algún medio hiciera una lista o encuesta, pero de los peores hechos del año. Veríamos como unos pocos han dilapidado lo que no era suyo, o de cómo otros no han sabido atajar a tiempo las amenazas de sectores elitistas, o de cómo los que han originado esta crisis (eso que llaman Banca), han tenido el mejor ejercicio económico de su historia a costa de obtener financiación de sus propias víctimas (gubernamentales y de a pié) contando además con salvoconducto e inmunidad frente a sus fechorías, y No Nos Olvidaríamos de lo que en verdad son.

 

No nos dejemos engañar. Seamos adultos, y que no nos distraigan.

 

La Felicidad al final no es más que un grado de conformismo, ¡pero hay que alcanzarlo y no todos están en disposición de hacerlo!.

Recuerdo que cuando era más niño, tenía en el patio de mi casa un montículo de piedra que era todo: una pista de coches, el escondite de las fuerzas invasoras, el fuerte de los "machangos" de plástico, el asiento de un coche con volante de palo,… el escenario de mi imaginación. Hoy, o se enchufa y permite convertir un rascacielos en un mutante volante con cara de nada versión 2.0, o no "mola" ni es "guay". El juego es el mismo, pero necesitas más medios para poder alcanzar lo que consideras Felicidad. La distancia entre esos dos extremos depende exclusivamente de nosotros, los que no consideramos adultos. Y este ejemplo vale para todo.

 

Cada día empieza un año nuevo. Cada día tenemos una nueva oportunidad nueva de ser felices o trabajar para nuestra felicidad. Apartemos la "paja" y quedémonos con lo que realmente nos llena.

Sean Felices. Es lo único que cuenta y te llevarás.

 

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