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lunes, 6 de noviembre de 2017

ANA LIDIA ALONSO y su Topografía del Color




La conocí ya hace algunos años, en uno de esos eventos que a ella tanto le gusta donde reina la luz, el colorido y la fantasía. Desde entonces la he seguido desde cierta distancia y en silencio, el justo y necesario para no perder detalle de sus magistrales ideas y creaciones, esas que solo pueden salir de una persona por cuyas venas circula el arco iris, llevando su poderosa energía a un peculiar cerebro en el que hace años se arraigó un enorme sol de color magenta irradiando su mágica luz a todo su alrededor y que está en constante ebullición, replanteándose, reconstruyendo y rediseñando ese concepto ínfimo en duración pero ingente en satisfacción que podría llamarse Fantasía, la misma de la que continuamente se retroalimenta para formar su principal nutriente: su pasión por lo que hace, por lo que crea, y lo que, en definitiva, le da sentido a su vida.

Una persona que se emociona simplemente con preguntarle qué es un pincel para ella, y sentir su contacto.
Cuando la observas trabajar compruebas la riqueza de su forma de entender su profesión, su pasión. No hay una palabra más alta que la otra, su maquinaria emocional e instintiva le hace tener sus sentidos en 360 grados, y con instrucciones cortas pero muy precisas puede mantener a un equipo muy numeroso y multidisciplinar funcionando con una precisión envidiable a los ojos de cualquier ingeniería convencional. Siempre hay hueco para una broma, para una sonrisa, para un golpito en la espalda, pero sin perder de vista el torrente de rayos de ilusión que brotan de su mente adaptándose en cada momento al entorno pero sin perder de vista la esencia de su creación, posiblemente improvisada, pero aplastante.

Como ella misma dice, conoció desde muy pequeña el significado de la diversidad, al formar parte de una familia con 6 hermanos. Una familia con un ambiente de mucho respeto, de luchar, de buscarse el futuro, de no tener las cosas fáciles, y eso según ella le ha marcado su carácter, y quiere inculcarlo a sus hijos. 

Iba para topógrafa, pero solo duró tres días…

"Creo que eso marcó un antes y un después, es decir, el matricularme en topografía, estar tres días en la universidad y decir ¡qué hago aquí!. En ese momento decidí que yo tenía que luchar por lo que realmente me gustaba: el arte. Ese mismo año me matriculé en la escuela de arte, en Diseño y Moda. No tenía nada que ver con las expectativas que tenían mi familia, pero era feliz, encontré mi sitio: estar en el mundo de todo lo que tuviera que ver con la imagen, el arte plástico”.

- ¿Y después?
Después de eso me vi un poco perdida, porque en ese momento aquí no existía ni Moda Cálida, ni nada similar, de hecho no existía ni internet, y te veías muy limitada. Estudié estética porque me gustaba y era la única manera de tener un título homologado, pero siempre y con el afán y la intención de maquillar. Desde entonces no me recuerdo sin soltar un pincel. Cualquier excusa era buena para cogerlo, ya fuera para pintar una acuarela, o una pared, o maquillar una persona o, cuando me “empujaron” a presentarme a concursos de maquillaje corporal. Ahí fue cuando realmente decidí tirar todo por la borda y dedicarme exclusivamente al mundo del maquillaje. Creo que ha sido de las pocas veces en las que he decidido marcarme un futuro, y tener el aplomo, las ganas, la fuerza, y la cabezonería, de hacerlo, y gracias a eso, aquí estoy.

- ¿Por qué maquillaje?
Con el maquillaje das satisfacción. Yo soy muy empática, y me encanta la gente, el contacto con las personas. Me podría dedicar al mundo de la psicología, pero me afectan mucho, demasiado, las emociones. El maquillaje era una forma rápida, fácil, de dar felicidad a las personas, y estaba relacionado con la belleza y el mundo de la moda. Creo que al final, más o menos, siempre embellecemos, y casi siempre es gratificante. Era un “me siento bien con lo que hago, y además doy felicidad”, y ese fue el detonante posiblemente.

- ¿Una pasión o una profesión?
Indiscutiblemente una pasión. Si lo planteas como algo con lo que ganar mucho dinero no, porque no lo llegas a conseguir. En la escuela siempre lo digo, lo que te tiene que mover es la pasión.
Si lo haces con pasión, y la gente ve finalmente que el resultado es bueno, posiblemente puedas vivir de ello, pero hay que desarrollar la parte comercial, el conseguir que te conozcan finalmente, por lo que dices, lo que haces, todo. La gente termina sabiendo que lo que hago lo hago con gusto.

- ¿Qué es lo que es el maquillaje, y qué lo que no es?
Quizás tengo una visión del mundo del maquillaje un poco utópica. Todo el mundo piensa que el maquillaje es belleza, y es cierto, nunca dejo atrás la belleza, es mi excusa, hasta cuando hago un Zombie. Pero si es verdad que tengo una visión un poco extraña, porque para mi todo es maquillaje, todo me sirve…, todo me vale. Hasta lo más radical, lo más surrealista.

Hoy por hoy eso es moda, pero yo lo llevo pensando y haciendo toda mi vida: el que cualquier cosa puede servir como maquillaje. Cuando yo empecé en este mundo no habían materiales como los que hay ahora en que las industrias cosméticas se han lanzado a un campo de cultivo enorme. Antes no era así, no había tantas herramientas, por lo que me las fabricaba, me hacía mis mezclas y mis cosas. Me decía ¿y por qué no puedo hacer… -lo que me diera la gana-? ¿Por qué no puedo usar un labial en el ojo?. Hoy  ya lo hacen, y hoy es moda, pero yo ya lo hacía hace mucho tiempo y me parecía maravilloso, porque al final para mí, un rostro o un cuerpo es un lienzo y al igual que pinto un cuadro pinto una cara. Estratégicamente colocado, y con las formas y colores adecuados, para mi sigue siendo belleza, aunque parezca surrealista. Ahora todo eso es tendencia, es “alta costura” en maquillaje, pero es algo que llevo pensando y haciendo toda mi vida.

- ¿Te llamaron loca por ello?.
Probablemente. Me he sentido en este mundo, en mi gremio,  un poco rara. No me ha importado, porque sé que lo soy. Lo que sí me ha sorprendido es que la gente haya aplaudido mi rareza. Confiaban y aplaudían mi trabajo. Para mi el maquillaje es una forma de expresión. Yo me comunico con y a través del maquillaje, igual que otras personas lo hacen con las letras, para mí la forma de expresar lo que mi mente genera, que es mucho más activa que mi cuerpo, es a través del maquillaje, todo tiene un sentido, aunque la gente pueda que no lo entienda…, lo entiendo yo.





A mi me apasiona cuando veo una fotografía y me genera una sensación, un sentimiento, creo que ese es su arte. A lo mejor no es lo mismo que el fotógrafo quería mostrar, sino que yo lo traduzco de otra manera, pero me genera emociones. Cuando una foto no me dice nada, digo “que foto más mala”, y no me hables de composición, ni de iluminación…, no, no me remueve, y si no me remueve, no me vale. Es como cuando estás viendo una revista. Si solo paso las hojas y no me paro 2 segundos a verla, para mí está vacía, no me comunica nada. Puede ser la cosa más natural, más simple o más compleja, que si me paro a verlo es que le encuentro belleza, le encuentro algo, me dice algo. Eso es lo que me gustaría que transmitieran mis maquillajes: que la gente se parara por lo menos 2 segundos a verlo.

- ¿Crees que lo consigues?
Creo que más de lo que yo me lo pienso.
Las redes sociales me han ayudado a entender que realmente hay mucho espectador, más del que yo imaginaba.

Nunca lo he hecho por el espectador, sino por una necesidad pura mía, pero sí me ha dado como resultado que la gente lo ve, lo hojea esos dos segundo, y eso me vale.

- Te da igual que sea un lienzo o un cuerpo. Después de haber visto tantos cuerpos, caras…, ¿conoces como es una persona que vas a maquillar solo con verla?
Si.
El estudio de la fisonomía va innato en nuestro trabajo, es necesario.
Tengo un defecto, y es que siempre estoy analizando rostros, ya es deformación profesional.
En la escuela cuando los alumnos están intentando hacer, por ejemplo, visajismo, que son correcciones del rostro, nada más entrar un modelo, ya se qué tipo de rostro tiene, si ha tenido alguna malformación, si lo ha equilibrado, si tiene simetría o no. Eso te lo dan los años de experiencia, pero me apasiona.
También hay una parte de nuestra profesión que trata de las emociones. Solamente por el tipo de rostro sabes si es una persona mental, intelectual, sentimental, más o menos empática, etc. Todo eso te lo traduce un rostro, porque estudiamos el rostro y todas sus facciones. Se incluso si una persona es alérgica por como tiene la nariz, o el ojo, etc. Es divertido, y a la vez es mi reto personal y diario: sacarle a esa persona su forma de ser, expresarlo en un maquillaje y que se sienta a gusto. A veces la gente te viene a decir lo que quiere y no lo consigue expresar, o no sabe lo que quiere, o no te lo expresa de una manera correcta, o tú lo entiendes de otra manera. El reto es que cuando la maquille, esa persona diga “esto es lo que yo quería”.
Una de las cosas en las que más fallan los maquilladores es en, como digo yo, “no tener orejas”, no saber oír lo que realmente nos quieren decir, porque no escuchamos adecuadamente.
Hay que separar el artista maquillador del maquillador técnico.
Si te contratan para hacer un maquillaje que el cliente tiene muy claro, tú tienes que saber interpretarlo, y traducirlo, y como consecuencia hacer el maquillaje que ellos esperan de ti.

Eso es lo primero. Después hay un apartado nuestro que es para crear, para ilustrarnos y para sacarle partido a un cliente porque tú lo ves y lo interpretas a tu manera. Son dos cosas muy distintas.
Algunos maquilladores potencian más el crear que el asesorar o el traducir. Creo que debemos  tenerlo bastante compensado.

- Una persona te pide un maquillaje específico, y tú ves o llegas a la conclusión de que no le va nada en absoluto.. ¿Qué haces?
Una de nuestras funciones como maquilladores es siempre asesorar. No puedo dejar de lado aunque quisiera, el dar un consejo bajo mi punto de vista profesional, pero si es cierto que hay clientes que no se dejan asesorar, tienen muy claro lo que quieren. En ese momento, no discuto ni entro en debate, simplemente traduzco, interpreto. No puedo permitirme el no dar un consejo u obviarlo. Es un pulso que siempre va a favor del cliente.

- ¿Como se transmite la creatividad en  un mundo como el del maquillaje?
Es complicado. Pienso que la creatividad es un don. Tú naces con él. He llegado a la conclusión de que se puede educar para ser creativo. Se pueden dar herramientas, inducir a unas técnicas u otras, y se pueden activar la mente de muchas maneras. Pero si no lo eres, no lo eres. El don lo tienes que tener.
Más que maquilladora me considero creativa, pero porque para mí es una necesidad más, como comer, dormir, pasear, etc.
Da igual qué, necesito crear.


- ¿Como descansa una mente que está continuamente creando?
(Risas) Me gustaría que me lo dijera alguien.
Lo necesito.

-¿Realmente lo necesitas?. ¿Qué pasaría si por un momento consiguieras parar, interrumpir.., no crear?
No, no… no creo. Estoy convencida de que si llegara a poder “pensar en blanco” me aburriría enormemente. No creo que realmente lo necesite.
Muchas veces te ves saturada, porque la mente va demasiado deprisa y no te da tiempo de interpretar todo lo que tu quisieras, de hacer todo lo que quisieras, por lo que es complicado y te puedes saturar. Es en esos momentos cuando lanzas un grito al cielo de “¡por favor, donde se desconecta la máquina!, porque da igual que sea día o noche, la mente sigue creando.
Si me viera en una playa paradisiaca solo mirando el horizonte, me aburriría eternamente. Seguro que cogería dos cocos y me pondría a hacer algo, o una palmera y a hacer trenzas.
Es diversión, es una manera de ser. Me divierto con lo que hago, y encima me dejan. Tengo la gran suerte desde que comencé en este mundo, de que la gente confía en mí y me deja crear.

- ¿Por qué crees que la gente confía en ti?
¡No lo se, porque no confío ni yo misma!
A veces me pierdo un poco. La gente ha visto en mí, cosas que yo no veo.

- Luego, las tienes.
Será que sí (risas).

- ¿No te las crees?
No, nunca me creo nada. Es mi sino. Nunca me creo lo que hago, ni lo que soy. Además como lo mío es siempre avanzar, evolucionar, pues sí, lo hice pero ¿y?..., tengo que seguir creciendo, tengo que seguir caminando. No me paro a analizar lo que he hecho ni a recrearme en lo que he hecho.

- ¿Qué es lo que no volverías  a hacer?
Nada.
Tuve una época en que me fustigaba diciéndome el “tenía que haber dicho esto”, “tenía que haber hecho aquello”…, soñaba como con una máquina del tiempo.

Llegó un momento en que me aturdí tanto con esa forma de ver las cosas que me dije…, vamos a ver, de los errores también se aprende, y eso te lo da la madurez. He pasado por muchas facetas para llegar a lo que soy en las que he sufrido mucho, y con los años terminas de entender que era necesario para ser lo que soy hoy. Tengo que seguir creciendo, evolucionando, y a lo mejor lo que creo hoy, mañana no me gusta. Pero tengo que seguir. No puedo quedarme quieta. Respeto pero no entiendo a las personas que se sientan en un banco a ver pasar la vida. Serán felices, pero yo no.
Y eso que soy bastante observadora, pero no como para dejar pasar el tiempo.
Soy lo que soy por mi pasado, pero quiero avanzar y ser otra persona en el futuro. Estable nunca.

- Un logro.
Profesionalmente, hacerme un nombre. Eso no lo hubiera soñado en mi vida. Nunca pensé que Ana Lidia Alonso Correa, hija de…, llegara a lo que he llegado, y sin planearlo. Y sobre todo que  mi familia se sienta orgullosa.
Me pongo metas todos los días e intento luchar por llegar a ellas. He visto a grandes profesionales y me he dicho “¡Dios mío, como se puede llegar tan alto!”. Verme después trabajando con ellos es como decir, ¿en qué momento he llegado aquí?
Es fruto del esfuerzo y del trabajo día a día, pero ni siquiera lo hice para llegar, sino, de repente, me vi. Yo, una persona que era muy tímida, que simplemente creía en lo que hacía, porque para mi era una necesidad, de repente a la gente le gusta, me apoya, me aplaude, me anima…, y para mí eso era impensable. Ese ha sido mi gran reto profesional, y como mi vida profesional va ligada a mi persona, indudablemente también es un logro personal, porque he evolucionado como persona.
Disfruto de cada minuto, de cada momento de mis clases, de mis colegas, de mis proyectos. Me han dado muchísimos premios, pero siempre llego a casa como un día normal. Una meta conseguida…, y a la siguiente.

- ¿Que es lo siguiente que te gustaría hacer?.
Este proyecto, Studio 61, era mi gran reto, y no veía que se fuera a realizar ya porque estaba planeado para un futuro muy lejano. Tenía muchas ganas de que la formación en Canarias, para mí muy necesaria, viera luz.
He estudiado fuera, he visto otras escuelas, he visto otros proyectos y me decía ¿por qué en Canarias no?, si es que además aquí hay una cantera impresionante.
De tanto decirlo a mis familiares y amigos, terminaron por decirme ¡hazlo tú, hazlo tú!.
No, no, no…… me decía a mi misma. Y ellos insistían, ¡hazlo tú!, que llevas en esto toda tu vida. Así que empecé con una cosa muy pequeñita, muy humilde, con mucha prudencia porque me daba hasta vergüenza eso de decir ¡tengo una escuela! y que me dijeran eso de ¡a dónde vas tú alma de cántaro!.
Añade que esta escuela debe serlo de formación integral, porque creo muchísimo en los co-working, en la unión de disciplinas diferentes para llegar a un objetivo.
Este es mi gran proyecto, creo que mi proyecto de jubilación. Me gustaría que este proyecto marcara un precedente o fuera la primera piedra de futuras escuelas que compartan esta doctrina, y haberme sentido parte de ello.
Creo que aquí es donde terminaré…, ¡o no!, (risas)…, es que tengo la suerte de que puedo tener muchos proyectos comunes a la vez, y eso me abre un mundo de posibilidades.
Estoy contenta por ello.

- ¿Te falta por incorporar a tu vida algo dentro de ese concepto que tienes de belleza, imagen y moda?
Quizás deberíamos trabajar mucho más unidos de la mano todos los que trabajamos alrededor de la moda. Y, para desgracia, parece que estamos como enfrentados. Es una pena, porque haríamos grandes cosas juntos.

Esto es un puertas abiertas. A todo el mundo abrimos las puertas porque todo está relacionado.., redes sociales, community managers que vienen a dar clase, personal shoppers, diseñadores, estilistas, peluqueros, fotógrafos, agencias de modelos, etc. Me gustaría que estuviéramos super-comunicados, porque haríamos grandes cosas juntos.
No es fácil, pero se puede seguir intentando. Parece que cuando tú haces algo grande, la gente se asusta y se retrae, en vez de querer seguir. Mira, hoy nos visitó un gran peluquero, y fue ver lo que habíamos lanzado y vernos trabajar a Chari y a mi, y él mismo ofrecerse y decir “yo tengo que formar parte de esto, porque considero que tengo la misma filosofía que ustedes”.
Ojalá que todo el mundo pensara como él y no lo viera como mis enemigos.
Yo personalmente no tengo enemigos. Que sea enemigo de alguien, o que me vean como enemigo, a lo mejor, pero no soy consciente. Soy Ana Lidia Alonso, la de siempre, intento no pisar a nadie, que nadie se moleste por mi presencia, pero, a la vez, quiero hacer bien mi trabajo.
Me encanta mi mundo, pero lo que le rodea no siempre es tan bonito.



- Cierra los ojos. ¿Qué es lo primero que piensas?
(rie) que mañana tengo clase, que tengo que probar unas cosas.., solo pienso en trabajo (vuelve a reir).

- Dime un color.
Magenta. Siempre Magenta. Cálido.

- Dime una locura que se te ocurriría hacer con el magenta.
Pintar toda la escuela, lo tengo clarísimo. El mundo lo veo así, lo veo cálido, vibrante, con emoción. No me gustan los colores grises, los uso al igual que todos los colores, pero los grises no me aportan.

- Una técnica
Me encanta el óleo, la espátula y el óleo. En su día me impactó su uso, y lo intento llevar a todas las disciplinas, así sea hacer un ojo, y si lo puedo hacer empastado, denso, graso, etc. me encanta.

- Una ilusión.
Tiene que ver mucho con el trabajo, que es a lo que dedico más horas de mi vida, pero me gustaría que esto fuera un proyecto de futuro. Que acabara aquí mis días y que siguiera mi familia. Mi hija, por ejemplo, que se está formando conmigo. Pero bueno es una ilusión. Uno después hace lo que quiere y lo que le gusta pero sí, me gustaría que no muriera esto, que fuera para muy largo plazo.


- Una fantasía
¡Todos los días!. Mi vida es de fantasía.
Por ejemplo, crear un espectáculo completo desde diseñar vestuario, crear peinados, crear las fantasías, de hecho este año con la fantasía del Carnaval Fashion World pudimos dar una pincelada y crear un pequeño espectáculo de seis minutos, pero me gustaría que fuera un espectáculo audiovisual completo, que tuviera que ver con todo, con la luz, con el sonido, la interpretación, todo.

- ¿A qué esperas?
Estamos en ello. Es complicado, por lo que te decía de los co-working, pero afortunadamente cada vez hay más gente que confía en mí y en mi manera de pensar, cada vez he tenido la suerte de conocer a más gente loca como yo, y allí andamos, poquito a poco.

- Si te doy esto… (le entrego un pincel).
(se emociona)…, Muchos de mis alumnos dicen que mis manos son pinceles. Son una proyección de mi mano.
Es cierto, pero ni siquiera me hace falta eso. Amo los pinceles, pero no me hacen falta para crear.


- Si te doy una camiseta y te doy a escoger el color de la misma (no puede ser magenta), ¿de qué color sería?
Seguramente negro.

- Y si ahora te doy a escoger el tipo de pintura que quieras pero solo los tres colores primarios. ¿Qué es lo primero que harías en la camiseta?.
Pues probablemente crear una especie de arco iris, intentar mezclar y sacar toda la gama posible.

- ¿Y si en vez de una camiseta fuera la cara de una persona?.
Lo mismo. Ya te dije que para mi el soporte me da igual.

- Cuando haces una sesión de body-paint o body-art, ¿en qué te basas para decir voy a hacer esto o voy a hacer lo otro?. ¿Vas con un boceto pensado, improvisas?
Si algo me caracteriza, es que soy una amante de la improvisación. Me dejo guiar por mi pasión.

Me cuesta mucho, y así lo explico en clase, llevar un boceto. Soy una loca amante de la improvisación. Y digo loca porque cuando te contratan para algún sitio es bastante arriesgado. No se lo recomiendo a mis alumnos, porque te puede salir un churro o una obra de arte. No tengo miedo al público, creo que todos los artistas tenemos que estar expuestos a la crítica, buena o mala. Al final tú haces arte, lo expresas y si gusta bien, y si no también.

Si me dejan elegir, quiero expresar el momento.

- Cuando empiezas una etapa formativa, ¿que es lo que te sorprende o lo más que te llama la atención de tus alumnos cuando te llegan?.
Sigo sorprendiéndome con la percepción que tiene la gente de mi. Prácticamente todos vienen recomendados, y eso me sigue sorprendiendo de entrada. Y por otro lado, que hablen de mi como si fuera su ídolo. No me encaja. Eso de que pueda ser referente para otra persona me cuesta muchísimo. Me veo como docente, y voy a enseñarte mi experiencia.

- ¿Y cuando se van, qué es lo que más te sorprende?
Que no se quieren ir. Yo tampoco los dejo ir. Siempre digo que esto es una gran familia y es así. Todavía sigo en contacto con todos mis alumnos. He hecho muchísimos eventos en los que he mezclado de diferentes convocatorias, se llevan estupendamente, se coordinan estupendamente, y eso me encanta.


- Es curioso. Una alumna te dice que quiere ser la mejor después de ti, y tú no te crees que seas la mejor. Dices que se te da bien organizar, dirigir a las personas (y no hay que mirar muy lejos para verlo), pero dices que no te consideras una líder.
Nunca he pensado que lo fuera. Me gustaría ser invisible. Me gusta observar la vida pero que no me observen a mi. Esa parte de asimilar que eres una persona pública, que la gente te conoce o te admira quizás sea lo más duro de asimilar.

- ¡Pero lo haces bien!
¡Lo hago como puedo!

- Si lo haces “como puedes” y el resultado es de lo mejor, el día que lo hagas bien, ni te cuento.
Mira me visita gente que me conoce de toda la vida y me dicen “es que no has pedido tu esencia”. Y es que no creo que tenga que perderla.
Era esto, soy esto, y seguiré siendo esto. Ante todo soy personal. Que me vea como líder o referente, me cuesta asimilarlo.

También tengo mis ídolos a los que sigo y me harto de llorar cuando estoy con ellos.

- Para ti, ¿qué deberías tener para ser la mejor?.
Depende del punto de vista con que lo mires, y eso depende de cada uno.

Lo que sí es que es verdad es que para ser un buen profesional, creo que hay que dedicar la vida a esa profesión.

Vivo y respiro para mi profesión, y por eso intento superarme día a día. Ni mejor ni peor, simplemente superarse.


- Un referente para ti.
Tengo muchos.
En España mi referente es De María, la técnico de Graftobian. He llorado las veces que he estado con ella. Pasó de ser mi referente, mi líder, a ser una amiga. Y ese es otro de los mayores retos que he conseguido, que ella me considerara una igual a ella, todavía me cuesta asimilarlo.
Y a nivel internacional, ver gente tan loca como uno, te da tranquilidad. Pat McGrath, una chica que pintaba las caras como si fuera un cuadro, ahora mismo es para mí el mayor referente en la moda en cuanto a maquillaje. Verla ahí, una persona sencilla, de barrio, haciendo locuras y la gente aplaudiendo.., ¡ole!, yo quiero ser como tú. Te anima a seguir haciendo locuras, y ha sido un respiro, hay campo abierto y podemos seguir creciendo en esto. ¡No soy la única loca!.



- ¿Te has cuestionado alguna vez el no hacer algo por “lo que diga la gente”?.
No. Y mira que soy una persona muy prudente, muy vergonzosa, y no me gusta que me señalen con el dedo. He dejado de hacer cosas por el qué dirán en mi vida personal. En mi vida profesional, jamás. No me importa, lo consideraba una necesidad.

- Si hoy viniera alguien y te dijera que tienes carta blanca para hacer lo que quieras en Las Palmas, con toda la idiosincrasia que tiene la ciudad y sus “elementos”, ¿qué harías?
Pues un Instituto de la Imagen. Lo tengo clarísimo. Esto digamos que es una semillita pero, al igual que en su día cuando estudiaba en la escuela de arte al principio parecía que era solo para bohemios, gente que no estudiaba o gente loca como yo, y hoy día es un gran estamento en el que se estudian una gran variedad de disciplinas artísticas y tiene reconocimiento, me gustaría que esto fuera el comienzo de algo mucho más grande.
Ahora mismo la especialidad del maquillaje no se considera como tal. No hay una titulación. ¿por qué no?. Que todo esto fueran especializaciones dentro del mundo de la imagen.

- ¿Cómo ves a la juventud de hoy día respecto de su imagen?
Ha habido una revolución abismal. Y en canarias en particular se ha visto como la gente dedica muchísimo a su imagen y cuidado personal, pero a veces excesivamente.

No podemos poner una careta para ocultar nuestra personalidad. En general, los jóvenes tienden a “copiar”. Se ha pasado de que cada uno podía ser como quisiera a tener que entrar en un cliché específico de imagen, y si no entras o no sigues ese cliché, eres el raro.

Mucha juventud se ha encasillado y no tienen personalidad propia.

Se me acercan muchas niñas con grandes personalidades, pero tristemente son aquellas a las que le hacen bullying en el instituto. Tienen un potencial enorme, y las tachan…, es una gran pena.

Es como si o perteneces a un gremio o cliché específico, o eres el raro, y por tanto el “señalado”.

Marketing puro que nos meten por los ojos.

- ¿Dulce o salado?
Los dos. Me encanta comer dulce con salado. Pero dulce por supuesto.

- ¿Blanco o negro?
Negro

- ¿Campo o playa?
Campo, por supuesto.

- ¿Verano u Otoño?
El otoño me gusta.

- ¿Eres de quedarte la última cuando llegas a un sitio nuevo?
Siempre la última, para poder observar.

- ¿Qué es lo primero que miras cuando te presentan a una persona nueva?.
Si me mira a los ojos.

- Cuando conoces a una persona, ¿eres de la que se hace una primera impresión?.
Nunca.

- ¿En qué te basas para conocer a una persona?.
En la energía

- ¿Crees en la energía?
Totalmente.

- ¿Crees en el Universo?.
Por supuesto

-¿Y en las casualidades?
No.

- ¿En las coincidencias?
En los cruces de caminos.

- La última sorpresa que te has llevado.
Cuesta sorprenderme. Posiblemente lo de asociarnos Chari y yo, tirar para adelante, y cuando nos dimos cuenta estar ya en marcha.

- ¿Y ahora qué?.
A crecer.

- ¿Donde, cómo, hacia donde?.
En principio aquí.
No renuncio a mi tierra. Me han propuesto trabajar fuera y he dicho que no. Hay mucho por hacer aquí. Ya tenemos alumnos de todas las islas, y queremos ser referente a nivel regional.
¿Por qué no a nivel nacional? Vamos a luchar por ello

- ¿Donde te ves dentro de cinco años?.
Espero estar dirigiendo mi centro, con un equipo docente de lo mejor que haya en Canarias.



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Dice que iba para topógrafa, y lo dejó a los tres días porque no era lo de ella.

Si buscamos una descripción más o menos aceptable de topografía sería la siguiente:

Ciencia que estudia el conjunto de principios y procedimientos que tienen por objeto la representación gráfica de la superficie terrestre, con sus formas y detalles; tanto naturales como artificiales”.

Particularmente creo que ha seguido estudiando topografía toda su vida. Eso sí, con su propia manera de ver las cosas, porque indiscutiblemente lo que emana de su talento son infinidades de representaciones gráficas de superficies, formas, detalles…, ya sea con medios naturales o artificiales, y añadiendo el ingrediente que la distingue, la imaginación.

Es y seguirá siendo un placer seguir admirando tu mundo de cuerdos locos, donde lo que importa es el conjunto y no la individualidad, donde es más fácil encontrar la razón que perder la ilusión, donde la vida adquiere formas caprichosas, extravagantes, a veces serias, a veces burlescas, pero siempre es vida, y donde lo “raro” lo es por novedoso, no por discriminación.

Ojalá que esos rayos de sol color magenta encuentren muchas antenas repetidoras en forma de tus alumnos, y que cada día sean más los que ayuden a que la energía que proyectan llegue a más sitios y con más fuerza, para orgullo de los que, como tú, han sido y serán precursores, y para satisfacción de los que aceptamos contagiarnos de tan magna sabiduría. La vida es una sola. La forma de verla depende de cada uno. Esa es su riqueza.

A los que lean estas letras, cuando la vean trabajar entenderán muchas cosas de las que aquí se dicen.

Eso sí, si ven que se frota su pendiente, ya sea de aros o no, con su mano derecha…, estén atentos, algo grande se está cociendo…., no se lo pierdan.



Por mi parte darte las gracias Ana Lidia por compartir esa horita y media de charla distendida, y permitirme conocer y dar a conocer un poquito más a esa persona tímida pero valiente que un día decidió escribir su futuro con tinta de arco iris.


Y ahora, con tu permiso, permíteme que te cuente lo que realmente pasó, justo antes de vernos y de que comenzáramos la charla. ¿Sueño o realidad? ¿Acaso hay diferencia?



Estoy justo delante de Studio 61, y cuando me dispongo a tocar, la puerta se abre muy lentamente y las luces se encienden.

Con cierta sorpresa entro muy despacio a la vez que llamo a Ana.

Nadie responde. Me detengo unos segundos, los justos para ver que estoy en un hall sencillo y acogedor, elegantemente dispuesto y decorado, que te invita a pasar. Al fondo se encienden más luces y al adentrarme diviso una sala con muchos sillones de peluquería todos ellos perfectamente alineados y dispuestos a ambos lados. Camino entre ellos viéndome reflejado en los espejos que los presiden, a la vez que sigo llamando ¡Ana, Ana!.

Al llegar al fondo, una escalera de caracol me invita a subir a la otra planta, y no con cierto reparo, inicio el ascenso. Al llegar arriba oigo voces que provienen de la habitación que tengo delante. Camino y me asomo a su dintel para ver si es Ana. Es una sala amplia, llena sillas altas para maquillar, y con toda la pared cubierta de espejos que te acogen en 360 grados. Dirijo la mirada hacia donde oigo las voces, pero no hay nadie.

En ese momento me percato de que delante de una de las sillas, a mi izquierda, hay colocados muchos utensilios de maquillaje, paletas de colores, pinceles…todo en un desorden perfecto, listo para usar, y dos de esos pinceles están hablando entre ellos, en pose perfectamente erguidos. Me adentro un poco más como si hiciera un esfuerzo por creerme lo que estoy viendo, y sin ningún tipo de recato o miedo, uno de los pinceles, que luce un pelo un tanto “afro”, se me queda mirando…, y sacudiendo su pelo como si quisiera colocarse algún flequillo me dice,

- “¡Hola! ¿quién eres?
- Esto…, ¿me estás hablando a mi?, le digo.

El pincel mira al que tiene al lado, da un respingo como de incomprensión a la vez que se deja caer resignadamente apoyándose sobre un bote de crema que hábilmente se ha colocado a su lado mientras me lanza un

- “¿acaso ves a alguien más?, ¡sí a ti!”.
- Ah vale. Hola, soy Juan, estoy buscando a Ana Lidia.

Se miran de nuevo entre ellos…,

- ¿y para qué estás buscando a Ana Lidia?, -me dice el del estilo “afro”, mientras el otro, algo más delgado se coloca junto a él como para hacer piña-.
- He quedado para charlar con ella y conocerla un poco más.
- ¿Conocerla un poco más? Nadie conoce mejor a Ana Lidia que nosotros. ¿qué quieres saber?, ¡nosotros lo sabemos todo!
- Pues muchas cosas, por ejemplo, ¿me podrían decir quién es Ana Lidia?

Me hacen una seña para que me acerque y el más delgado me dice: es nuestra “mamita”. Todos los días juega con todos nosotros.

- ¿Juega? ¿a qué juega?
- Es como si estuviera tocando una sinfonía vital, con notas de colores y acordes de imaginación. Nos convierte en una gran orquesta y nos dirige con dulzura, energía y precisión. Bailamos en sus manos, nos hace deslizar por mil caminos imaginarios a un ritmo frenético pero encantador y contagioso. Todos los días es una música diferente, una parte más de una sinfonía que todos los días crece sobre una partitura que solo ella sabrá cuando acabará.
Y lo más bonito de este juego es que “todos ganamos”.

En ese momento se calla, mira para su compañero y se les dibuja una sonrisa de complicidad a la vez que giran su mirada hacia detrás de mí.

“Hola Juan (acaba de entrar Ana Lidia), veo que has conocido a parte de mi mundo…”


Llegados a este punto, solo puedo decir, “Mil gracias por dejarme verlo”.



JSR-Nov/17