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lunes, 20 de febrero de 2012

LA NEURONA...

Hombres, mujeres, … ¿tan distintos somos? ¿o es que nos empeñamos en vernos distintos?.

 

Ayer, ya en la parte final de una reunión de amigos, los caprichos de la conversación llevaron a un tema que levantó puntos de vista distintos y fuertemente encontrados.

 

Y como si estuviera asomado a un balcón mirando un patio, asistí como observador a un debate improvisado en el que, ahora debo reconocer, no quise participar porque no veía visos de que ninguno de los tertulianos quisiera "ponerse" en el pellejo del otro, sino que hacían defensa a ultranza de su posición (cosa totalmente plausible).

Dos bandos: hombre y mujeres. Y en mi caso, decantándome en forma general por los primeros.

Todo se inició cuando una de las asistentes sentenció que "cuando una mujer tiene hijos, el marido pasa a un segundo término y tiene que ser así" (interpretado por los hombres como que la mujer usa al hombre para satisfacer su necesidad de procreación, y después, "lo tira", -maquiavélico-). Lo aderezó con que "el hombre solo tiene una neurona y la usa para pensar siempre en lo mismo: sexo", y lo terminó de adornar con el argumento de que el hombre cuando llega a casa no tiene preocupaciones, y por eso no tiene ningún reparo en "molestar" a la mujer con sus "caprichos" y pensando siempre en lo mismo, mientras que la mujer cuando llega de trabajar lo hace cargando con mil problemas y no tiene el horno para bollos (sin comentarios).

 

En conclusión, y con alguna puntualización que otra, digamos que de forma general las mujeres se veían en posesión de la verdad, ¡su verdad!, y poco menos que no se admitía discusión (de ahí lo de quedarme simplemente como observador).

El argumento mayoritariamente esgrimido por los hombres (y que comparto) es que esa aparente ausencia de preocupación es un ejercicio final de querer y saber dejar fuera del hogar lo que se entiende que NO debe afectar al hogar, y por ende, a la relación de pareja.

 

Llegado este punto me permito hacer, ahora sí, algunas reflexiones.

 

Nuestras vidas se ven afectadas por dos clases de fuerzas: las impuestas y las que uno mismo gestiona.

Hay multitud de hechos en los que te ves inmerso, la mayoría de las veces por obligación, que curiosamente se desarrollan "fuera" de eso que llamamos hogar, y que, salvo para algunos privilegiados, normalmente no forma parte de tus preferencias o de aquello que te llena, pero que desgraciadamente tienes que seguir haciendo, y encima, para más "inri", te ocupa una parte muy grande de tu tiempo. Pues bien, quienes me conocen saben que siempre digo que "mi filosofía es muy simple". Y es que tenemos que conseguir llenar de cosas buenas nuestro cajón particular. Ese que pretendemos cultivar alejado de intrusos y de las malas energías y vibraciones.

Hace mucho tiempo aprendí que si traigo problemas a casa, problemas de los que no podemos hacer nada por evitarlos porque al día siguiente van a estar ahí, y que, además, hay gente que se va a encargar de recordárnoslo o incluso darnos otro, lo único que estoy consiguiendo es "contagiar" mi tiempo de familia. Y ese tiempo es sagrado, no se lo doy a nadie, ni permito que nadie actúe sobre él sin mi permiso.

Lo que no podemos hacer es arrastrar esa carga hasta casa y pretender culpar a tu pareja, o sacrificar tu tiempo de familia, porque vienes cabreado o porque hay algo que te ronda la cabeza. Podemos "compartir" nuestras preocupaciones, que para eso se supone que nuestra pareja es nuestro mejor consejero, pero de ahí a tirar por tierra todo el tiempo que podrías aprovechar en disfrutar y pasarlo bien con ella, porque alguien "de la calle" se está adueñando de tu otro tiempo, es una aberración.

Igual deberían dedicar un tiempo a meditar si realmente ese es el camino correcto, y si acusar a la pareja (al hombre) de pensar solo en lo mismo es una respuesta válida o simplemente una disculpa fácil por no poder (¿querer?) hacer lo mismo. Dicen que eso es imposible. Pues miren, si hay hombres que ya lo hacen, y encima normalmente nos acusan de inútiles, no lo será tanto.

¿qué es más correcto, pretender disfrutar con tu pareja o ayudarla a destruir conjuntamente tu tiempo en común? Me quedo con lo primero.

¿qué es más útil, tener una única neurona que siempre piensa en lo mismo (con matices) e intentar disfrutar, o argumentar que se tienen mil neuronas, pero las tienes todas en conflicto y en guerra permanente? También me quedo con lo primero (pero puedo asegurarles que tengo más de una neurona, y no todas piensan en lo mismo).

Ojo, que quede claro que estoy considerando hombre a aquel que tiene al menos dos dedos de frente y se siente involucrado con su familia, no el que llega a casa tira los zapatos y se sienta delante de la tele o se acuesta en el sofá esperando que su sirviente le atienda. Eso no es un hombre, es un desperdicio humano.

 

La condición humana se adquiere por tener tres componentes o acciones: Pensar, Hacer y Relacionar.

Les invito a que cojan una hoja, tracen una línea divisoria en medio, y coloquen a un lado las características que creen tiene un hombre y en el otro lado las características que tiene una mujer. Casi con toda seguridad, la primera característica que escribirían de un hombre es que es "más bruto" (o algo parecido), y para una mujer, que es "más sensible". Pero hagan el ejercicio, y después verán por qué.

Pues bien, aunque no nos guste, y aunque parezca un retorno al pasado, lo cierto es que el hombre ha desarrollado como fuertes el Pensar y el Hacer, mientras que la mujer ha desarrollado el Pensar y el Relacionar.

Si miran la lista de características que han escrito (si lo han hecho) verán que las que le han asignado al hombre están relacionadas con el pensar y el hacer, y las que le han asignado a la mujer están relacionadas con el pensar y el relacionarse.

El hombre suele ser parco en palabras, pero mucho más proactivo a desarrollar cosas y llevarlas a la práctica, sin preocuparle el qué dirán o el tener que llevarse bien con todo el mundo.

La mujer ha desarrollado todo un lenguaje no escrito, y ha desempañado el papel de conciliadora con el entorno social de ahí que se devane los sesos intentando agradar a todo el mundo, y para ella eso sea algo primordial.

Pero lo importante es saber compaginar los tres pilares, darles su dosis adecuada a cada persona y no establecer una competición por definir cuáles son los más importantes. No debemos ser clones.

Como hombre siempre pongo el mismo ejemplo, pero es que es muy gráfico y a todos seguro que nos ha pasado: Vas de compra con tu pareja, se compra una prenda y pasa al probador. Se la prueba y lanza "La" pregunta: ¿te gusta? Tú respondes sinceramente SI, y empieza la debacle: ¡claro, me dices sí para que me esté callada, si ni siquiera me has mirado!.

 

Puedo garantizar que las respuestas SI y NO son las más sencillas y simples en el mundo (no solo para los hombres). Solo son SI y NO. No hay Sí tirando a No, o casi Si, o casi NO. Pero para una mujer siempre tiene connotaciones.

Y también puedo garantizar que si se supone que conoces a tu pareja, no necesitas diez minutos para mirarla, remirarla y hacerle un zoom contrapicado para ver si lo que se ha puesto te gusta o no. Simplemente ves la imagen de conjunto y opinas de una manera clara y rápida.


El hombre siempre verá una prenda roja como roja. La mujer verá una infinidad de tonalidades . Ambos están viendo lo mismo.

 

Aunque no nos guste, esa diferencia de apreciaciones son las que al final están aplicándose a todas las situaciones de nuestra vida, y hay que convivir con ellas. Hagamos de ello un aprendizaje, no una lucha. Disfrutemos juntos y dejemos de pelear por quién de los dos tiene razón y quién no.

 

Y por último dos pensamientos en voz alta:

- Si tengo un problema y tiene solución, no me preocupo. Pero si tengo un problema y NO hay solución o no puedo hacer nada para evitarlo, lo podré meditar y razonar para aprender de cara al futuro, pero intentaré por todos los medios poner mi parcela "privada" a buen recaudo de contagios. 

- Que distinto es dar un "buenos días" por la mañana  y que te respondan con una sonrisa y con un beso, a que te respondan con un gruñido. Si ni siquiera ha abierto los ojos, ¿porqué me culpa de cómo esté el día si a lo mejor está precioso?. (válido tanto para hombres como para mujeres).

 

Seguro que habrá muchos que comparten todo que he expuesto, pero también otros que me tacharán de iluso. Bueno, a todos les pido un ejercicio de empatía, de ponerse en la situación del otro, con todas sus consecuencias, y después volver a opinar.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Hubo un tiempo

Hubo un tiempo en que la Política se construía con letras mayúsculas. Era una Ciencia. Una Ciencia que como todas las Ciencias eran objeto de estudio y confrontación.

Pero vivimos otro tiempo en que la "política" se ha convertido en un arte. Mejor dicho, ha degenerado hacia un arte pésimo e interesado.

 

Cuando la política era Ciencia, lo normal era que se escogieran para tales menesteres personas de renombre. Personas que se habían ganado su reconocimiento por su buen hacer y por su experiencia.

Esos vientos ya no corren.
 

Ahora se escogen personas agrupadas en etiquetas de tal o cual corriente, personas que tienen como único logro el haber sabido hacer campaña de marketing, con variantes de aquello de "el fin justifica los medios", y aparecer en los medios de comunicación de forma repetitiva. Es lo que ahora se denomina "darse a conocer".

Por lo general, cada 4 años se escoge o se autopromueve un títere de conveniencia y se organiza un espectáculo mediático para darlo a conocer al público en general. Es así como personas totalmente desconocidas para la gran mayoría, llegan a tomar las riendas de nuestro país.

Parece que hoy entre más aparecen en los medios es que eres más reconocido. Pero esa clase de reconocimiento no sirve. Solo sirve para la corte de interesados que, a buen seguro, una vez que acabe la campaña para la que fueron escogidos, tendrán más saneadas sus economías y vivirán a costa de lo que no hicieron pero vendieron.

Estoy cansado de que mi país sea gobernado por artistas de la palabra. Profesionales de la mentira aliados a intereses no siempre claros, no siempre orientados al bien común, y, para más "inri", con todas las instituciones gubernamentales a su servicio. Y, claro, con esa clase de intereses no es de extrañar que lo único que se haya conseguido en los últimos años solo sea la separación más pronunciada entre los curritos y los que se enriquecen.

 

Qué casualidad, cuando lanzo una pregunta a un "profesional" me da respuestas claras y con ejemplos de acción-reacción, de comportamiento respecto a actuaciones, de causa-efecto que son medianamente comprensibles, argumentos casi medibles. Pero cuando hago una pregunta a uno de estos "artistas de la palabra", sus respuestas son un bucle de descripciones, conceptos y gestos que no llevan a nada, que no dan una respuesta concisa y clara. Creo que las palabras que con más sinsentido y despropósito usan son "coyuntura" y "situación", con toda una retahíla de variantes que dicen lo mismo pero suenan de otra manera. Tan en decadencia hemos caído, que hasta incluso se permiten el lujo de mentir descaradamente y hacer oídos sordos cuando se lo recuerdan, o utilizar otro ejército de palabras estudiadas para distraer y confundir.

Total, la culpa siempre la habrá tenido el que estuvo antes (de otra etiqueta, por supuesto).

 

Alguno me dirá que es un pensamiento fatalista. Sinceramente, estaría encantado de que me pudieran demostrar lo contrario, pero con argumentos de hechos, no de palabra.

 

lunes, 13 de febrero de 2012

EN-AMOR

Quisiera hacer una reflexión sobre un sentimiento que debiera ser el pilar de todos los movimientos, y que en los últimos años está muy manido y teñido de tintes comerciales: El Amor.
Y como soy bastante práctico, voy a partir de dos definiciones más o menos "asépticas" que lo podrían definir en su amplio espectro de significados:
-          Enamorado: Que tiene amor.
-          Amor: Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
Me quedo con dos palabras de la definición: "intenso" e "insuficiencia". Precisamente por lo paradójico que pueden ser sus significados.

Y ahora voy a continuar la reflexión sobre una de las "clases" de amor, si es que se puede llamar así. Ese amor que parece ser palpable, que parece que todos tenemos y que todos los años vuelve cual epidemia allá por el mes de Febrero contagiando y revolucionando al mundo y gente que nos rodea, enfrascándolos en una competición de demostraciones como si de ello dependiera la juventud eterna.

Es curioso, una de las características básicas de una de las clases de "amor" (tal cual yo lo veo) es el ser constante con esa persona que se ha convertido en tu mejor compañero/a en el siempre sorprendente viaje de nuestra vida. Pero más curioso es aún el hecho de que como no participes en esa batalla de demostraciones da igual cual constante hayas sido, porque quedas marcado con un "¡no me quieres!" tamaño XXL, que a veces es silencioso, muy silencioso, pero que deja secuelas, muy fuertes y de toda índole.

Afortunadamente, no todos participamos en esa guerra.

Amor es estar ahí cuando te necesita, y saber que estás aunque no te necesite.
Amor es oir y comprender. Amor es compartir, es ser egoísta hacia tu compañero/a, es mirar a los ojos y hablar sin palabras. Es aceptar virtudes y defectos, y que te acepten los tuyos. Es agradecer que te complementen y ser generoso. Es conocer. Es acariciar. Es guiar cuando eres fuerte o seguro, y dejar que te guíen cuando no lo eres tanto.
Amor también es discutir... y reconciliar.
Siempre es una balanza, y de nosotros depende su equilibrio.
Es en estas frases que preceden donde recalco aquello de "intensidad". Esta es la intensidad que marca la diferencia entre lo que es Amor y lo que es Interés.
Y está claro que todas ellas definen contenidos de carencias (esas insuficiencias del ser humano) que van siendo cubiertas por esa persona que mejor te comprende y adapta a tus circunstancias llegando a formar parte de ti como si de una continuidad tuya se tratara.

A eso si me rindo. Pero nunca a que un ramo de rosas, un anillo o el mejor regalo del mundo sea lo que haga decidir si existe amor o no. No es algo de un solo gesto.
El hecho de regalar algo lo veo como un signo de "recuerda que estoy aquí para lo que necesites". Y el año tiene 364 días más para hacerlo también.
En mis padres nunca vi que ninguno reprochara al otro el no tener un detalle. Y discutían, ¡vaya que si discutían!, y más a medida que avanzaban en edad. Pero estaban ahí uno para el otro. Y de los mejores recuerdos que conservaré siempre es verlos cogidos de la mano cuando salíamos. Eran el apoyo de uno con el otro. A mí me bastaba, y a ellos también.

No es la primera vez que alguien me comenta que "fulanito/a me quiere un montón" prque le había hecho un regalo del carajo-la-vela. Pero fulanito/a nunca le acompaña al médico, nunca va con esa persona de compras, nunca comparte, siempre exige. Yo solo veo un egoísta y un ciego de mente.

Si realmente amar es mantener el jardín de nuestros sentimientos siempre cuidados para que no marchiten, ¿para qué demonios necesito hacerlo todo en un único día?.
Está bien que exista una fecha señalada en la que todos, igual que en un cumpleaños, demos gracias por haberla alcanzado. Pero de ahí a que la decisión de "me quiere / no me quiere" dependa de lo que se haga en ese día, es un absurdo: ¡me niego!.
Un vaso no se "rebosa" por la última gota. Se rebosa porque antes han caído muchas más que no se han bebido.
Si realmente queremos ese vaso de agua, bebamos. Si no bebemos se rebosa: el equilibrio se ha roto.
Si no nos gusta el agua, no bebamos: no digamos que nos gusta solo por complacer o por conseguir algo (eso, como ya he dicho, no es amor, es interés).