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jueves, 16 de julio de 2015

P4KO, Sesión contínua




Había luces, había cámaras, había acción, pero no era una película.

En un momento determinado, mientras me giro, veo en la habitación contigua y de “refilón” a una persona alta, delgada, con camiseta blanca y gorra, mirando su móvil. El plano se cerró a mis espaldas y no presté mayor atención.

Instantes después, Manolo dice  ¡Paco, pasa!. Y Paco, el hombre del “refilón”, pasó. Se hizo hueco entre los que estábamos allí, y se colocó de una forma completamente natural y espontánea en el set. Los comentarios de Manolo en su presentación ya descubrían posiblemente el por qué de esa naturalidad y espontaneidad. Paco Vázquez, de profesión actor, estaba ahora delante nuestro, disponible y dispuesto para que sacáramos de él lo que quisiéramos.

Y vaya si sacamos. Mil peticiones y a todas respondía con la misma naturalidad y espontaneidad, incluso mostrando o proponiendo algo más.

Tenía la impresión de que por mucho que sacáramos, siempre había más, era una fuente inmensa de situaciones.
Llegado mi turno, le invité a participar en una historia.., y la hizo suya. Eso mola, te lo pone muy fácil.
Opté por ponerme a un lado y hacer algo que me encanta: observar, simplemente observar, mientras los demás compañeros seguían sacando de ese pozo de expresividad inagotable.
Era un actor, era una persona. Dos en uno, o uno acercándose al otro, no sabría decir quién iba primero. Una cosa era cierta: aunque estuviera disfrazado, no levantaba los pies del suelo, y no me refiero a levitar.
Una mini conversación posterior me terminó de confirmar que la persona estaba siempre por encima del actor, y es la que lo caracteriza, al menos a él.

¿A quién no le gusta soñar con ser el protagonista de esta o aquella película, especialmente cuando lo has visto en una gran pantalla con una interpretación magistral que te embauca y te roba tu realidad momentánea para trasladarte a un mundo distinto?

¿Nunca se han puesto en la tesitura de vivir en primera persona las vicisitudes del protagonista de esa película que están viendo?

Ese día tenía conmigo justo el caso contrario, un protagonista que sale de la película y pasa a “interpretar” en nuestro teatro cotidiano, sin diálogos aprendidos, sin ejercicios de modelar expresiones, simplemente siendo tal cual, e irradiando lo que siempre me atrae de las personas: su identidad propia, su personalidad.

Es lo que siempre he llamado “personas interesantes”.
Hay veces en que no necesitas mucho para darte cuenta de que te has cruzado con una excelente persona, y esta es una.

Semanas después, y en una espléndida mañana de domingo, nos encontramos delante de la entrada de los Multicines Monopol de Las Palmas, una de las pocas salas con identidad propia situada en una zona mágica como es Triana-Vegueta.
¡Qué mejor sitio que este para mantener una charla sobre alguien que, pudiendo ser personaje, no deja de ser persona, o como dirían los griegos, “no necesita máscara”!.



Había luces, había una cámara, y había pasión. Podría ser una película…, pero no había guión, y esto fue lo que surgió en esa matinal…


¿Quién es Paco Vázquez, persona, y quien es Francisco Vázquez, actor?
Pues Paco Vázquez es una persona tranquila, sencilla, a la que le gusta la soledad pero a la vez extraña el compartir momentos con alguien, sobre todo los momentos que le apasionan, como el cine. Es una persona amigo de sus amigos, que tiene pocos amigos, pero los que tiene no los cambia por nada. Me considero afortunado con los amigos que tengo.

El Paco Vázquez actor es alguien al que le apasiona la interpretación, le encanta zambullirse en los personajes que interpreta, una persona profesional y, nuevamente, buen compañero.
Es alguien que se considera humilde y al que le encanta aprender con cada proyecto que le aparece y en el que se involucra, porque esta profesión es un aprendizaje constante.

¿A Paco Vázquez le gusta Francisco Vázquez?
¡Yo creo que si!...

¿Se han enfadado alguna vez?
Si, siempre hay algún momento en que dices esto lo tenías que haber hecho de otra manera, o esto te lo tenías que haber callado, o no poner ciertas caras, por ejemplo, pero en general están satisfechos entre sí la persona y el actor, porque van un poco de la mano. Como actor soy prácticamente igual que como persona, porque en ambos casos son personas. Tratan de ser buenos amigos, y buenos compañeros. Humilde como persona y humilde como actor.

Hiciste técnica audiovisual, guionista, arte dramático,  ¿Cómo llegaste a ello?
El cine me gusta desde pequeñito.
Hay momentos de cuando tú tienes 5 años que no recuerdas. Pero a mi se me quedó grabado el momento en que mi padre con esa edad me llevó a ver En busca del arca perdida, mi primera película. Cuando vi aquello en una sala de cine con 5 años, yo dije “yo quiero estar ahí dentro”. Todavía no sabía si interpretando, dirigiendo, o qué, pero era un mundo en el que quería estar. Me quedé asombrado con lo que vi en aquella película y, después, pues sigues creciendo, viendo cine…, y ya con 12 años alquilé en el videoclub El Padrino II, (porque la primera estaba alquilada), y Scarface, que aquí se tituló El Precio del Poder. Las caras tanto de Al Pacino como de Robert de Niro se me quedaron grabadas. Me dije, esto es lo que quiero hacer. Yo quiero hacer lo que hacen estos dos actores. No sabía entonces quien era Al Pacino ni Robert de Niro, de hecho había cogido esas dos películas porque me llamó la atención sus portadas. En el caso de El Padrino la imagen de esa mano cogiendo las guías de las marionetas, y en el caso de Scarface la portada original en la que el personaje está como en sombras. Y, por supuesto, me encantaron otros actores que participaban como Robert Duval y John Cazale, que luego hizo Tarde de perros. Todas sus caras se me quedaron grabadas.
Cuando mis padres se divorciaron, me fui a vivir con mi padre a Talavera de la Reina y me dije, ¡esta es la mía!, ahora que tengo Madrid al lado voy a intentar estudiar lo que siempre me ha gustado, que es arte dramático. En Talavera, hice Imagen y Sonido, y ya después en Madrid estando en la escuela de Arte Dramático hice el curso de guionista.

¿Te arrepientes de haber estudiado algo de eso?
No, para nada. Todo ha sido un aprendizaje continuo, y es lo mejor que he podido hacer y que me ha llenado tanto. Verme estudiando lo que realmente quería, y conseguir después la “aprobación” de mi padre. Y digo aprobación no porque mi padre no quisiera, sino porque él era músico y sabía lo que cuesta este mundillo del arte.
En segundo de carrera hacíamos clases abiertas y le invité. Podías invitar a amigos o familiares, los alumnos nos preparábamos escenas, monólogos, etc., que luego representábamos delante de ellos.
Yo  me preparé una escena de Al Pacino de la película Esencia de Mujer, en la que hace de ciego. Me preparé el monólogo del final, cuando defiende al chico, y me dije, “si aquí no le logro ya convencer que esto es lo que me llena y apasiona…”. Cuando terminamos nos fuimos a cenar mi padre y yo solos. Él era una persona muy educada, y que me dijera lo que me dijo fue algo precioso…, al principio de la cena estábamos los dos en silencio, y en un momento se giró, se quedó mirándome y me dijo…”¡qué hijo de puta!”, y ahí dije, ¡ya está, ya le tengo!.
A partir de ahí todo fue como más tranquilo.
Con mi madre igual, siempre me ha apoyado.
Y con mi hermano, por supuesto. Cuando estreno algo me encanta invitarle y si puedo hacer que se siente detrás mío, aunque no siempre es posible, porque es el mayor crítico que tengo. No hace falta que me diga nada, yo le miro, el me mira y ya se si le ha gustado o no. Generalmente las que ha visto mías le gusta. Igual no está contento con el producto final, pero con mi trabajo ha quedado bastante satisfecho. Lo dicho, es el mayor crítico que tengo.

Hablas de interpretar, y esa palabra forma parte casi intrínseca del argot en un entorno de cine. ¿Dónde está el límite entre la realidad y la interpretación?
Pues no sabría decirte. Siempre buscas, para interpretar determinados papeles, el conectar con algo de tu vida o de tu realidad, y, si no, te buscas un motivo. Por ejemplo, yo no he odiado nunca a nadie, pero si mi personaje odia a otro, te terminas buscando un motivo.
Cada actor y actriz es un mundo. A mí me han dicho alguna vez que yo no interpretaría a un asesino, o a un maltratador, o a un violador. Yo les digo, ¡pero si son personajes superagradecidos de interpretar!. No se si eso la persona que está fuera lo comprende. Lo digo porque tienes un abanico inmenso para experimentar con esos personajes.
En general intentas conectar con un momento en el que te hayas sentido igual o parecido a lo que te toca interpretar con el personaje. Y si no lo tienes, te creas el momento.

¿Te llevas trabajo a casa?. Es decir, no que ensayes en casa, que supongo también lo harás, sino que si llegas a verte metido en un personaje de tal forma que te cuesta abandonarlo en el momento en que estás en tu vida cotidiana.
Hay actores que les cuesta. Y te hablo de actores grandes. Hay muchísimos casos que incluso tienen que seguir como una “rehabilitación” luego, porque se meten tan de lleno en su personaje que tiene que seguir un proceso para desintoxicarse.
Creo que solo me ha ocurrido una vez, y hace relativamente poco. Fue un momento en que mi madre estaba con su pierna mala y yo me había metido en un rodaje, del que estoy muy satisfecho, en el que el personaje se expresaba solo con gestos o miradas. Llegar a casa y ver que tu madre ha estado todo el día sola, o se había tenido que preparar ella sola la comida porque tú habías estado fuera en un rodaje intenso y largo, y, encima, no dejarte influenciar por esa situación. Es duro decirlo, pero me dije no voy a dejar que me afecte esto, porque además era un trabajo que para mi fue un reto por decir voy a ver hasta donde soy capaz de interpretarlo. Fue un regalo de personaje, al director le estaré eternamente agradecido, y si me vuelve a llamar estaré encantado de volver a trabajar con él. Tanto los ensayos como el rodaje fue impresionante. Por lo que he visto y escuchado creo que se superó la prueba. Era el cortometraje The Sweet Girl del director Armando Ravelo, y el personaje que interpretaba “Bocazas”. Se llamaba Bocazas, pero no hablaba en todo el cortometraje.

Creo que no ha habido otro caso que me haya impedido desconectar. Aunque me gusta y me llama mucho la atención cuando se de actores famosos que, por ejemplo, se aíslan para estudiar y preparar su personaje. Me gustaría vivir eso.
Hay un actor que para mí es un caso aparte: Daniel Day-Lewis. Es tan mágico como que el actor desaparece y aparece Lincoln. O como el personaje con el que se llevó un Oscar en Mi Pie Izquierdo. El que digan “¡corten!” y que siga con el personaje, o que le tengan que dar de comer porque está interpretando a un inválido, o que le hicieran preguntas después del rodaje y que no contestara, o que si contestaba, lo hacía el personaje, pero Daniel Day-Lewis no “aparecía”.
Fíjate que Daniel Day-Lewis tarda años entre película y película, porque no lo hace hasta que tiene un proyecto que le gusta. Mientras no aparece él se retira a su casa a hacer zapatos, si, si,.., es zapatero. Eso si, cuando le ofrecen un personaje que le gusta, se involucra de tal forma que te lo crees. Un director me dijo en una ocasión que es una persona que sería capaz de hacerte creer en los extraterrestres si su papel fuera ese. Tiene capacidad de mimetismo impresionante, y si el personaje no existe, te lo crea y te lo crees.

A mi particularmente me gustaría vivir uno de esos momentos. Porque no lo considero un exceso. Siempre estás dándole vueltas a cómo lo puedes hacer, sugiriendo cosas, etc., pero siempre buscando cosas que puedan aportar y mejorar lo que con el personaje vas a hacer.

Como cada actor es un mundo, habrá actores que considerarán que llegar a esos límites es exagerado. Es la diferencia de la escuela británica con la escuela americana. Hay una anécdota famosa sobre lo que le dijo Laurence Olivier a Dustin Hofmann cuando rodaban Maraton Man, “¿por qué sencillamente no interpretas?”. Dustin Hormann hacía de un corredor de maratón y antes de empezar a rodar se daba sus carreras por Central Park para meterse en el personaje, porque es un actor del Método. Cuando empezaban a rodar ya llegaba cansado, sudando, etc., y Laurence Olivier le decía “¿por qué solo no interpretas que estás corriendo?”.
A los actores de la escuela británica les llamaba la atención la forma de interpretar de los americanos por su forma de meterse en los personajes, y a los actores de la escuela americana les llamaba la atención la disciplina que tenían interpretando los de la escuela británica, el ceñirse al guión y ser muy estricto.
Esto también te expresa la cara de la humildad de esos actores. Todos tienen su lado de “divismo”, pero es mas el público el que percibe eso que ellos mismos.

Me resulta curioso y me hace gracia, por ejemplo, que en la entrega de los Premios Donostia del Festival de San Sebastián uno de los momentos que más ha llamado la atención fue cuando le dieron el premio Donostia a Robert de Niro. Salió a recogerlo, no sabía qué decir..,, dijo solo gracias y se marchó. Y eso fue como una decepción. A Al Pacino le preguntaban: ¿cómo sería una conversación entre usted y Robert de Niro? Y el decía, “aburrida, porque no sabríamos qué decirnos”.
Un director que ha dirigido en dos ocasiones a Brad Pitt decía de él que le importaba una “mierda” la fama. Que le daba igual cobrar menos que otro si el personaje le gustaba.., eso dice bastante de la persona, indistintamente de la percepción que fuera se tenga. Que hay una profesionalidad y un amor por su profesión.

¿Cine o teatro?
Me gusta el cine, pero más que el cine el mundo del cine, todo lo que hay en el cine, no solo la interpretación cinematográfica, sino todo lo que hay alrededor. Pero es indiscutible que el teatro es donde se forma el actor. Es el directo, es el momento, el aquí ahora, no hay repetición, tienes al público delante.

El mundo en el que vivimos es una gran película. Si te pusieras en el papel de un director de cine, a esa gran película ¿qué título le pondrías?
…, …, muy sencillo, Así es la vida, o La vida sigue.

¿Cuál sería el argumento de esa película?
El día a día de una persona, con los pequeños y grandes detalles que tiene a su alrededor. La vida con la gente que le rodea, porque cada momento seria una escena, tanto en solitario como relacionándose con los demás.

En toda película siempre hay uno o varios protagonistas principales en torno a los cuales gira el desarrollo de la historia. Dime dos protagonistas de esta película.
Pues mira, un hombre mayor que vive en mi edificio, se llama Roberto. Porque me cae muy bien el hombre. Siempre que salgo del edificio y lo veo le digo ¡Buenos días Roberto, que tal!, y el dice “Bueno, ¡aquí estamos!”. Ves que está ahí siempre sentado pero su vida no tiene por qué ser tan monótona como parece aunque esté siempre sentado, porque creo que se entera de todo sin necesidad de tener que ir yendo por los diferentes pisos. La gente le cuenta las cosas y, no se, es una persona que en si es un personaje.
Como secundarios, cada uno de los que pasamos a su lado o nos encontramos con él a diario. Hay muchos.

¿Tendría fin esa película?
…, …,  si…, cuando se marcha por la tarde a su casa.
Fíjate, seria un experimento curioso que nunca he probado. El quedarme un rato con él charlando y a ver qué me cuenta. Estar una mañana con él y ver lo que sucede a su alrededor y lo que él tiene que decir.
Podría ser incluso una película coral, en la que hay un personaje central, y varios personajes que se relacionan con él. Posiblemente el personaje principal sería el más aburrido, pero lo que le haría atractivo sería el hecho de las diferentes personas con sus diferentes mundos y condicionantes que se relacionan a diario con él. Eso haría atractiva a la película junto con el cómo se relaciona él con cada uno. Sería interesante.

¿Qué es lo que tendría que tener cualquier película que se hiciera, cual es el nexo que debe tener, para que tú digas “esta película va a gustar, tiene algo”?
Indiscutiblemente que te cuente algo. Que tenga un guión que cuente un historia que cautive, que te mantenga 2 horas pegado a una butaca. Ahí está el talento o la genialidad de la persona que crea o da forma a la historia. Por supuesto está después el que los actores sean capaces de interpretar lo que el guionista ha escrito, y un director que sea capaz de dirigir a todo ese conjunto, y darle su propio punto de vista.

¿Crees que el cine en general que se hace hoy día es un cine original, o es un cine que repite fórmulas ya hechas?
Siempre hay recurrencia a fórmulas que se demuestran que funcionan. ¿Qué hay siempre algo original que se pueda contar? Si, seguro. Pero coger cosas o fórmulas de directores ya consagrados tampoco está mal.

Si, pero ¿hay originalidad?
A veces te da la impresión de que no. Han llegado modas de hacer “remakes”, por ejemplo, y continuaciones, y creo que eso en general te quema. Si ya se hizo bien, déjalo estar, no se puede mejorar. ¿Qué le vas a hacer, meter más efectos?, si, vale, pero para qué me lo quieres contar de esa forma. Aún así hay películas que se cuelan.
Hecho de menos una historia en la que me esté enterando de lo que estoy viendo, una historia que hable, que se cuenten las cosas como hacían los clásicos. Pero también es cierto que ese tipo de cine posiblemente no gusta a todos, y que hay un publico que lo que busca es evadirse.

¿Qué pasa con los efectos especiales?
Se abusa de ellos. Es como si trataran de arreglar las deficiencias del guión. Es como “entre más, mejor”, y eso cansa.

¿Ahí el actor no se convierte en una marioneta?
Depende. En cualquier caso en ese tipo de películas no te vas a fijar en las interpretaciones. No van a estar ahí un Al Pacino o un Robert de Niro, porque lo que atrae es justo lo que está alrededor de los protagonistas. Lo que se busca es entrar a la sala y evadirse durante dos horas, no pensar. Y precisamente eso, el pensar, es lo que hecho de menos.
Uno termina a veces saturado de los efectos especiales.
Se hecha de menos las grandes producciones de antes. Espartaco, Lawrence de Arabia. Era todo verdad. No eran 10 y después clonaban 200. Era real.

Spielberg decía que hoy día sería impensable hacer una película como Lawrence de Arabia, una de las mejores que hay en la historia del cine, porque se estaría tirando continuamente de efectos. Incluso el desierto te lo crearían digitalmente. La grandeza de esas películas era precisamente el sentirlo, ves a los actores “sufriendo”, no están en un plató.
Y, por supuesto, dependiendo del director.  Hay un director que usa mucho los efectos especiales pero que a la vez creo que le da mucha importancia a los actores en su interpretación: James Cameron. Es muy exigente con ellos. Spielberg es otro caso aparte. Pero es que han aprendido de David Lych, John Ford, Martin Scorsese. Mira éste sería el director que dirigiría la película que me proponías antes, porque es un director al que le gusta mucho los pequeños detalles, rodar todo, esas pequeñas cositas que enriquecen la historia y los personajes.

Te voy a pedir que, sin condicionamiento alguno, escribas ahora una o dos líneas sobre lo que te apetezca, lo que más rabia te de. Escógelo tú.




… / …
¿Qué has escrito?
“No me gusta la hipocresía, la falsedad, la falsa modestia, el ser mal compañero, la infidelidad y la falta de profesionalidad”.

¿Qué es lo que te hizo escribir todo eso?
Por cosas que no te gustan que ocurran contigo, tanto a nivel personal o profesional. Nadie es perfecto, pero si tú tratas de no serlo no esperas que te lo hagan. Cosas que no te gustan porque yo considero que no lo soy, la falsedad, la infidelidad, el ser mal compañero, etc., ya sea personal o profesional.

A nivel profesional se ve más aquí. No digo que en Madrid o en otras grandes ciudades no lo haya, pero no lo ves tan de cara como aquí.
He llegado a estar en mi casa sentado, y llegarme cosas. Y tu te dices, pero ¿y esto qué es?¿pero si yo no estoy en esa historia? Te choca un poco.
Tengo un amigo en Madrid que cuando voy a verlo y sale este tema siempre me dice “no entiendo como en un sitio pequeño, donde todos deberían estar ahí apoyándose unos a otros, precisamente hacen lo contrario, están como que a la que puedan te están clavando el puñal”. Lo de la falta de profesionalidad me ha pasado hace poco. No es que fuera mi amigo, porque tengo muy claro quien lo es, pero me ha dejado un poco descolocado. Y no es que uno sea un santo, pero no estoy acostumbrado a este tipo de acciones. Te llevan a preguntarte ¿qué estoy haciendo mal?, pensando incluso que tu puedes ser parte del problema. Afortunadamente tengo los amigos que tengo, y la madre que tengo, que terminan demostrándome que no va conmigo.

¿Qué significa una cinta de película, que encierra?
Encierra el trabajo de muchísima gente, la profesionalidad…, las metas y sueños de mucha gente, por las que se lucha para que se vea. Y algunas no se ven.


¿Desengaño?
Mira, no. En mi caso las veces que más he disfrutado han sido más, que las que menos, de hecho solo ha sido una. Por tanto, no, desengaño, no. Incluso en el caso de desengaño también aprendes. Solo me arrepiento de haber participado en un rodaje, por lo que…

¿Eres un payaso de risa, o eres un payaso de tragicomedia?
Tragicómico.


¿Qué hace un payaso tragicómico?
Pues, aunque pueda parecer paradójico o contradictorio, transmitir alegría o una sonrisa con un halo de tristeza.

¿Cómo se puede transmitir una sonrisa con un halo de tristeza?
Fíjate en Buster Keaton. Tenía la mirada triste, como decaída, y, sin embargo, con gestos te transmitía todo lo contrario. No te transmitía lo que la cara a primera vista te expresaba. Y si te hablo de Chaplin,…, ¡es que era Chaplin!. Como consigue hacerte sonreír el hecho de que esté con un recién nacido, abra una alcantarilla y mire.

Un director con el que no tengas intención de hacer una película.
Alguno hay…

Alguno que te encantaría que te llamara para hacer una.
¿Hasta qué hora tenemos?.. je, je, je…
Hay muchos.
Martin Scorsese, por ejemplo.
Me ha encantado trabajar con los que me dieron la primera oportunidad, y siempre que me llamen estaré encantado de trabajar con ellos: los hermanos Rodrigo, Juan y Pedro.
Con todos los que han confiado en mí: Freddy Novillo, Armando Ravelo, Domingo Doreste…
Con el actor y ahora director José Antonio González (apodado cariñosamente como Tonono).
Y por supuesto con quien me dio la  oportunidad de rodar fuera: Pascal Illie, de Rumanía.

Hablando de Martin Scorsese. Imagínate que estás en un estreno de una película, y en el pasillo en el que te van llevando hasta la sala, te encuentras a tu misma altura con Martin Scorsese. Te quedan 30 metros para llegar al final. ¿Cómo le dirías, en ese trayecto, que eres actor y que eres la persona que necesita para su siguiente película? Vamos, que está perdiendo una gran ocasión si no cuenta contigo para su próxima película.
Yo no soy de acercarme, pero vista esta tesitura, le saludaría, le diría que estoy encantado de conocerlo que le admiro y que me encantaría trabajar con él. Soy actor, me apasiona la interpretación y que sobre todo me encanta el proceso de construir y desarrollar el personaje.

¿Qué le aportarías tú distinto de cualquier otro con el que pueda contar?
No se si distinto, pero me considero profesional, competente, y que estoy seguro de que no se arrepentiría.

Blanco y negro o color
¿No puedo elegir los dos? Es que me gusta tanto uno como otro. Depende del momento.
Para vestir, negro

Verano o invierno
Invierno

Dulce o salado
Salado

Mañana o tarde
Mañana

Cuchara o tenedor.
Uffff…, más cuchara, pero los dos.

¿Cuando vas al cine donde te sientas, al final, al principio, en medio?
Me gusta sentarme al final, o como mucho en el centro. Delante no.

¿Para cuando la película dirigida por Paco Vázquez?
Ehhhhhhh, ehhhhhh…, no te digo que nunca, pero le tengo demasiado respeto al oficio de director como para meterme a dirigir. Todavía no me veo. Me absorbe mucho la interpretación.




………

En este punto, tras casi hora y media de charla y cuasi juego, y por requerimientos de logística de la sala, dimos por terminada nuestra particular proyección, y regresamos a una realidad, que en ningún momento nos abandonó.

Fue un auténtico placer compartir esos minutos de recuerdos, vivencias, experiencias y sabiduría.
Y es un honor que te hayas cruzado en mi camino. Esas son las cositas que van enriqueciendo nuestro equipaje vivencial.

En cinematografía se usa el término “4K” para referenciar la calidad de la imagen que se percibe: una imagen digital de una anchura  de 4.096 píxeles. Una imagen 4K o una película rodada en 4K significa que es de una definición y una calidad fascinante.

Paco, el mejor galardón que se puede ganar ya lo tienes, y es tu forma de ser, tu personalidad 4K:

“P4KO”,  Un thriller de realidad, en versión original y sin subtítulos.




(The End) Just Begining…




JSR-Julio/2015


Y para los que quieran saber algo más…






4 comentarios:

  1. Una entrevista llena de vida y sentimientos. Fantástico personaje y actor. Gracias Juan. :)

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  2. ¡Excelente! tal y como nos tienes acostumbrados, Juan.
    Al igual que cuando leo una novela, me he metido de lleno en la “trama” de esta entrevista y he disfrutado mucho con ella.
    Un abrazo.

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