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domingo, 29 de septiembre de 2013

Carambolas...

Hace algunas semanas, y por obra y gracia de una de mis pasiones, la fotografía, los caprichos de los caminos que recorremos en nuestra vida me llevaron a conocer a una chica que gentilmente se prestó como modelo espontánea para una sesión de fotos que estaba haciendo para una amiga, sobre un contenido relacionado con su profesión.
Esa chica derrochaba alegría, el aura que la rodeaba era el de una persona alegre, divertida, con ganas de vivir, y que, por lo que trascendió de la conversación que hubo en el tiempo en que ella estuvo en la sala, derrochaba vitalidad. Incluso aunque se estuviera sometiendo, mientras hacíamos las fotos, a una cuasi tortura para poder continuar con lo que creo que es su pasión: bailar.

Externamente, todo hay que decirlo, es muy guapa. Sí, no se puede negar. Algunos le dirían "eres un bombón". Yo prefiero "eres hermosa".

Pero lo que realmente me llamó poderosamente la atención es que, en algunas ocasiones, su cara alegre parecía traspasar a otro mundo. Es como si esa alegría estuviera alimentada en mil cicatrices. Como si esa vitalidad, más que una convicción fuera una necesidad.

Poco después, y de una forma indirecta, he podido conocer, o mejor dicho, intuir, como creo que es ella desde el punto de vista de forma de pensar, de ver su propia vida y de afrontarla. No suelo equivocarme con mis primeras impresiones, y si en este caso lo hago, le pido disculpas. Si así fuera, me servirá para aprender algo más.

Si externamente es muy guapa, la impresión que tengo ahora es que internamente sobrepasa cualquier calificativo de bondad y de riqueza humana que puedan pensar. Un verdadero tesoro. Eso sí, un tesoro posiblemente forjado en mil desilusiones, en mil escapadas hacia delante, y en una capacidad de regeneración sorprendente.

A ella le dedico esta reflexión.
No me malinterpretes. Si crees que me he metido donde no me llaman, aceptaré con gusto tu reprimenda, pero por mi forma de ser, cuando algo llama mi atención, y esa atención me dice que no está de más brindar tu apoyo, tu ayuda a alguien, lo hago, en la forma en que sea. Y esta creo que puede ser una.

Lo primero que he visto, aunque creo que ya lo sabes, pero posiblemente no te imagines su alcance, es que "Hay muuucha gente que te quiere", gente de la buena, de la de verdad. También hay otros del momento o del interés momentáneo, pero esos no cuentan. Creo que lo sabes. Y también sabes, creo que por propia experiencia, que mientras tengas un "sí" para ayudar a los demás, siempre te dirán "qué buena eres", pero basta que un día, por la razón que sea, realmente no puedas ayudarles, aunque sea una sola vez, y esas mismas personas empezarán a decir "qué mala o qué egoísta eres". Desgraciadamente, la condición humana tiene esos arranques, pero no puedes dejar que te minen tu capacidad vital por ello.

No te dejes influenciar por esa clase de personas. Apóyate en los que realmente te aprecian.

Es cierto, la vida es un cúmulo de experiencias que empiezan por un simple paso. Después vendrán otros más largos o más cortos, unos con obstáculos, otros resbaladizos, pero también es cierto que en ese camino te encontrarás a gente en la que te podrás apoyar para sortearlos o para, simplemente, levantarte.  Y mientras avanzas por tu vida, no hay que tener prisa. Correr cuando tengas que correr, y pasear cuando tengas que pasear. Al final lo que siempre debe quedar es, simplemente ¡Vivir!.

Y otra verdad, vivir es crear, gozar, aprender, aprender a caer para no hacernos daño, incluso sufrir si con ello se da otro paso, pero sobre todo disfrutar de lo que nos rodea y de lo que somos capaces de hacer. Disfrutar de cada paso que demos, y aprender de lo que vemos a nuestro alrededor. A veces nos fijamos tanto en las virtudes de los demás que no somos capaces de ver las nuestras. ¡Y las tenemos!.

Cuando te encuentres piedras en el camino, míralas a la cara, desafíalas. Seguro que la próxima vez otra como ella no te engañará. Pero tampoco dejes que te afloren miedos por si acaso te encuentras otra. ¡Nunca!. Siempre camina adelante. Piedras siempre habrá. ¿cuántas?, Infinitas, incluso cuando estés plena de felicidad. Pero tú aprenderás a pasarlas. ¡No tengas miedo!. Disfrutar de las cosas es apreciarlas en todo su sentido. Los miedos pueden ser un gran profesor, y nunca debemos verlos como un freno. Solo como algo que tenemos que traspasar. Con esa energía que tienes, con esa fuerza de voluntad que veo que tienes, ¿quien dijo miedo?.

Seguro que en tu camino tropezarás con muchas clases distintas de piedras, que te provocarán caídas, alguna de ellas incluso lágrimas. Pero no dejes que las lágrimas sean de impotencia.
Las Lágrimas no son un consuelo de nada, tampoco es un parche de nada. Las lágrimas son una reacción espontánea a un sentimiento, y como tal hay que dejarlas salir, y beberlas para alimentarnos de su propia energía. Si, energía. Porque nadie ha dicho que las lágrimas son solo símbolo de tristeza. Pueden serlo de alegría. Y ¡qué sensación más dichosa cuando las lágrimas escapan de tus ojos porque tu corazón se ha llenado de buenas vibraciones! O cuando esos mismos ojos ven algo que le hace sentir feliz. En definitiva las lágrimas son el broche final de una emoción. Y aunque esa emoción no nos cause alegría, dejémosla salir para poder rearmarnos en fortaleza frente a lo que nos pueda perturbar, y en energía para poder dar y disfrutar.

No creo que sea cierto que las desilusiones te hagan abrir los ojos y cerrar el corazón, aunque sí es cierto que cuando esas desilusiones tienen que ver con las que tú hayas sentido respecto de tu corazón, te hacen que quieras protegerlo aún más. No caigas en el extremo. No cierres tu corazón. Solo edúcalo. Y lo más importante, no dejes que nadie, especialmente si llegas a la convicción de que no te merece, gobierne  desde el exterior el destino de tu corazón y te obligues tú misma a cerrarlo. Te estaría haciendo entrar en su juego, y el juego debes marcarlo tú. Decide tú quien entra y quien no, pero no cierres la puerta, porque, en cualquier momento alguien puede pasar y no ser capaz de tocar en la puerta de tu corazón, por miedo a hacerte daño o ser inoportuno, o lo que es peor, que estés tan ofuscada en tu interior que no lo oigas tocar.

¿Qué es la felicidad? Alguien dijo en una ocasión que la Felicidad es un grado de conformismo. Que entre más nos conformamos con las cosas más felices seremos.
Yo me considero un inconformista, y no por ello renuncio a ser feliz. Prefiero decir que felicidad es estar a gusto con uno mismo, perseguir sus sueños y tener siempre algo nuevo por lo que luchar.

Cuando te lleguen esos momentos en que piensas que  "la mejor manera de ser feliz con alguien es ser feliz solo, porque así la compañía será una elección, no una necesidad", piensa que curiosamente la felicidad es una necesidad, no una elección, aunque en nuestra mano está el elegir la forma en que queremos alcanzarla. Y te garantizo que si es en compañía de alguien mejor. Puede ser tu mejor amigo, puede ser tu hermano, puede ser el vecino del quinto, pero será tu propia elección, y si de esa elección sale tu compañero para el viaje de tu vida, ¿vas a renunciar a ello?
Nadie ha dicho que sea fácil, ni que encuentres a ese compañero de viaje a la primera, pero nunca abandonar la búsqueda, sin desesperación, solo con todos los sentidos volcados en tu propio destino. La soledad está bien para reflexionar por momentos, esos en los que nos reencontramos con nosotros mismos y nos planteamos un examen de nuestro interior, pero solo si no se convierte en una huida hacia adentro de ti misma.
 
No quiero cansarte más con mis reflexiones. Ya hablaremos en alguna ocasión, si así lo consideras. Mientras tanto:
¡Vive!, ¡lucha!, ¡disfruta!,¡aprende!, ¡comparte!, ¡da!, ¡camina!,  y admira lo que te rodea.

Es cierto que ningún mar en calma hace experto a un marinero. Pero también es cierto que un velero, aún con fuerte viento de frente, puede escoger su rumbo a donde quiera, incluso contra viento.

Apóyate en quienes te quieren, apóyate en aquello que te hace sentir bien (¿bailar?, ¿por qué no?), y lo más importante, escribe tu propia vida. No dejes que nadie te haga quebrar tu escritura. Podrás escribir tus renglones torcidos, pero SON TUS RENGLONES, nadie tiene derecho a cambiártelos si tú no quieres.

Sigo pensando que si la vida fuera una frase, la entonación con la que la decimos sería nuestro destino, y decírsela a alguien, lo que le da sentido.

Gracias por haberte conocido, y, aunque hayamos hablado en muy pocas ocasiones, si en cualquier momento necesitas mi ayuda con lo que sea y de la clase que sea, estaré encantado de brindártela.
 
Y mi deseo. Que los pasos de tu vida sean como aquellos con los que disfrutas bailando: unas veces cortos, una veces largos, unos rápidos, otros lentos, pero todos con ritmo aunque eso entrañe peligro. ¡Diseña la propia coreografía de tu vida!.

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