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sábado, 7 de marzo de 2020

#nosoloundia



Mañana es uno de esos días que se oficializan en el calendario a modo de falsa festividad, y como supuesto reconocimiento a algo que todos deberían saber identificar. En este caso como Día de la Mujer Trabajadora. 
Y pasado mañana será un día en que dicha Festividad pasará al olvido de la misma forma histriónica con que posiblemente fue creada.

Serán algo menos de 24 horas en que se seleccionarán de archivos pre-escritos por “a saber quién” miles de discursos oportunistas creados con pasmosa intencionalidad y descarada publicidad, pero carentes de sentimientos. Verborrea muy medida, con espacios medidos, entonaciones medidas pero escrita sobre una credibilidad con forma de hielo, que tan pronto sale al aire, se derrite y volatiliza como si nunca hubiera existido.

Es curioso, algo que debería formar parte de la cultura y vivencia diaria de cada persona, hombre o mujer, tiene que convertirse en una parada anual para “cumplir” con una especie de compromiso paradigmático. A saber, te haces la foto, y ya cumples. Da igual lo que tu cabeza contenga, da igual que un minuto después sigas siendo el mismo imbécil, el mismo patán o sinvergüenza que sólo ve su ombligo. Ante el patio serás solidario, y eso mola, queda bien.

Está bien recordarlo, pero creo que va en la educación (como siempre) y no en el oportunismo el hacer que sea una realidad y no una fecha marcada en el calendario en la que la mayor parte de las veces lo único que se consigue es seguir aumentando el ego desquiciado de personajes sin credibilidad pero con una oratoria muy melódica.
Prefiero ser consecuente con mis principios y no apuntarme a ninguna ola de lo correctamente esperado. 

Prefiero Vivir cada día siendo consciente de que somos seres humanos con los mismos derechos y obligaciones, sin que tenga que ponerse por escrito, porque eso es un síntoma inequívoco de la decadencia del propio ser humano.
Mañana se utilizará millones de veces la palabra Mujer, se aplicarán miles de calificativos   y se conjugarán miles de verbos para destacar el papel importante de la mujer (aunque insolidariamente solo en el ámbito laboral), se entregarán muchas rosas, lazos y demás presentes, y a todas las mujeres se les dará estatuto de reinas..., pero solo por un día y con preaviso de devolución.

En mi vida tengo reinas. Pero lo son por su propia condición y valía, sin que tengan que reclamarlo o mendigar un porcentaje de atención.
Son reinas que luchan en su día a día, cada una en su faceta, por dar siempre lo mejor de sí, por luchar por sus inquietudes y sueños, aunque para ello tengan que cruzarse con impresentables, hombres y mujeres, de rancio ombligo y peor abolengo, que solo ponen obstáculos. Pero siguen en su empeño, simplemente porque saben que no son distintas de cualquier adversario, aunque muchas veces adivinan que no van a estar en igualdad de condiciones y por eso son conscientes de que su esfuerzo tendrá que ser incluso superior.
Mis reinas no tienen palacio, ni tienen lacayos, ni viven en mundo de fantasía mediática con fecha de caducidad.. Mis reinas lo son porque lo demuestran día a día. Mis reinas lo son y #nosoloundia.

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