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domingo, 9 de septiembre de 2012

SOMBRAS DE ACERO GRIS

Caminaba por los pasillos de una de las plantas de El Corte Inglés en dirección al departamento de libros, buscando una nueva lectura. Al llegar me encuentro con una tremenda pila de libros de color oscuro colocados uniformemente sobre una gran mesa que dominaba una de las esquinas de la zona. ¡Madre mía! ¡qué despliegue de merchandising!

Observo que se trata de una "trilogía". Me pongo a hojear uno de ellos, y no se me ocurre otra cosa que preguntar a uno de los dependientes que en ese momento cogía uno: "¿qué tal está este libro?". Y con gesto de sabiduría a la par que de cuasi desprecio, me responde "es un libro para mujeres".

¡Dios Santo, el Corte Inglés ya no es lo que era!.

Una expresión tan… digamos desafortunada y parcial, y que a la postre se demuestra totalmente desafortunada y bajo mi punto de vista, equivocada, pero que me animó, no se si por seguir la contraria o no, a intentar hacer una reflexión y dar mi punto de vista sobre la trilogía: por aquello de que "para opinar, primero tienes que conocer". Y heme aquí que me encuentro días después leyendo la trilogía de las 50 Sombras de Grey.

 

En lo que a mi respecta voy a intentar, sin desvelar contenidos ni desenlaces, exponer lo que bajo mi punto de vista flota sobre ella. Es mi visión, que puede ser compartida o no.

 

Y para empezar, creo que es justo decir que opino que uno de mayores logros de la autora es haber creado/ideado el perfil del protagonista masculino.

 

Hay una escena, casi indiferente y casual, al principio de primer libro que marca de forma curiosa una gran parte de lo que acontece en los mismos: "La protagonista cayendo de bruces al suelo, a los pies del protagonista, cuando entra a su despacho…" Una forma muy sutil de empezar el hilo de la sumisión. Para mi, la sumisión es la propia negación de uno mismo. Nunca entenderé como se llega a esos niveles de abuso consentido. Pero es cierto que en nuestros días, todavía hay jóvenes que se "juntan" con su chico simplemente porque demuestran fuerza con ellas. Triste que ocurra en estos tiempos. Un cosa es conceder un gusto a alguien a quien tu quieras, y otra entregarle tu voluntad si y porque sí.

Cuando quieres a alguien te entregas en cuerpo y alma, pero mantienes la cordura y tu propia identidad.

 

Es curioso. Mucha gente me dice que no ha leído la novela, pero que todos saben de qué va. Bueno, creo que puedo asegurar sin equivocarme mucho, que eso último no es cierto. Solo saben de oídas la parte rumorológica, aquella que posiblemente más sorprende y destaca por atrevida.

 

Es cierto. En los libros se habla y describen escenas de sexo. Un sexo particular o al menos "distinto". Pero también habla de formas de afrontarlo y de límites de tolerancia.

No perdamos de vista que el libro se basa en un protagonista guapo, millonario y "experto" en artimañas del sexo, algunas muy particulares, y una protagonista casi angelical, totalmente inocente y totalmente inexperta. Dos extremos opuestos que el desarrollo de la novela intenta atraer en muchos aspectos. Al final es otra forma de cuento de príncipes y princesas, idílico y algo acelerado por como discurren los acontecimientos.

Es fantasía, con todo lo bueno y malo que eso pueda tener. Es ficción, no llega a ser realidad, salvo la realidad que cada uno pueda llegar a alcanzar partiendo de esa ficción.

Pero aunque sea ficción, el fondo, y es uno de los hilos de la novela que podrían ser de los más interesantes, es precisamente eso: un protagonista fuerte, rico, duro, controlador y triunfador, pero que desde el punto de vista de sentimientos es muy vulnerable. Y por otro lado tenemos a una protagonista normal, casi patosa y sin experiencia en lo que a vida sexual se refiere, pero que ha ido formando su propia personalidad y sentimientos en su deambular cotidiano. La verdadera reflexión es comprender quien es más rico en realidad, quien realmente disfruta o no de la vida con todo lo que ello pueda suponer. En definitiva, medir el grado de necesidad vital que cada uno tiene y el esfuerzo que para satisfacerla necesita hacer.

 

Sinceramente no se si sería lo mismo si el protagonista fuera un empleado de supermercado en paro con dotes de creatividad, por ejemplo.

O qué distinto hubiera sido si los protagonistas hubiesen tenido sus roles al revés. Posiblemente la novela hubiera sido un fracaso. Porque la hipocresía también tiene clases y si el rol de "dominante" lo desempeña un hombre estamos ante un "macho", pero si lo desempeña una mujer estamos ante una "díscola o cabra".

Hay escenas calientes y tórridas y otras no tanto, aunque en el conjunto es cierto que ganan apabulladoramente las primeras y que en alguna ocasión llega a ser cansino. Pero esa es la trama, o mejor dicho, la excusa, de la novela.

Aunque pueda llegar a entenderlas, no comparto muchas de las actividades o formas de sexo que forman parte del argumento de la novela. El juego de complicidad entre una pareja, sea cual sea, es siempre sano. Pero no entiendo el dolor como fuente de placer.

Está claro que en la novela se usa la aproximación de estos dos extremos, y donde primero no hubo sentimientos, después sí termina habiéndolos, y esto es precisamente lo que lo diferencia e introduce el concepto de límite. Creo que debemos tener muy claro donde está el límite de lo que cualquiera entienda por placer con el respeto y la responsabilidad hacia tu pareja. Pero también es cierto que para muchos, la curiosidad, mata.

Si quieres a tu pareja, lo último que se te ocurriría sería infringirle dolor. Eso de "sarna con gusto no pica" no lo veo aplicable. Y hay mil maneras de jugar y disfrutar con tu pareja y que el sentimiento sea mutuo, incluso haciendo travesuras de mayores.

Cuando regresaba de mis vacaciones leía en una revista una cita que es totalmente aplicable a este entorno:

"Toda la felicidad que la Humanidad puede alcanzar, está, no en el placer, sino en el descanso del dolor". (John Dryden). Tiene su puntito…

 

Estoy seguro de que todos los que han leído la novela, han puesto cara a los dos protagonistas, erigiéndose en uno de ellos.

Pero ¿Cuántos han visionado a su actual pareja como el otro protagonista?

¡Qué ocurre! ¿es que no estamos contentos con nuestra actual pareja o es que somos tan hipócritas que no somos capaces de sincerarnos o contar nuestras expectativas a esa persona que se supone nos complementa y con la quisiéramos pasar el resto de nuestras vidas?

Para los que lo han leído, piensen, por ejemplo, en la escena del "helado", y piensen en quien estaba en su fantasía de protagonista.

Bueno, en su descargo, no olvidemos que se trata de una fantasía escrita… la fantasía del que cada uno pone por protagonista…

 

Como curiosidad diré que la novela desarrolla a su vez dos historias. La de los dos protagonistas principales y la de la "Diosa que llevo dentro".

Los que la han leído ya saben a qué me refiero. Y sinceramente, me ha parecido una forma divertida de expresar las luchas internas del subconsciente. En muchas ocasiones, incluso más amena que la propia historia principal. He de decir que esa diosa, de participar en las últimas olimpiadas, seguro que habría obtenido oro en todas las disciplinas…

 

Otra curiosidad: en la novela hay expresiones que se repiten con mucha frecuencia. Pero hay una, que gana por goleada: "Frunzo el Ceño". Llega un momento en que de tantas veces que la has leído hasta te la pasas por alto o no terminas de asimilarlo a lo que en la lectura de un párrafo en concreto te quiere indicar. La novela en sí, está frunzida.

 

La publicidad de la novela es abrumadora. Habla de "millones" de mujeres que están siendo cautivadas por la obra, que están "volviendo a nacer", volviendo a sentir. Lo siento, pero si eso es así, ¡qué pobre somos!

Y cínicamente me viene un pensamiento: ¿serán los mismos millones de mujeres que argumentan dolor de cabeza o no tener ganas cuando su pareja se les insinúa?

Hace algún tiempo en un programa de TV, una doctora especialista en Psicología y Sexología comentaba que en un programa de radio al que la habían invitado, llamó una señora para decir que "su marido era muy caliente", ya que se le insinuaba casi continuamente mientras estaba haciendo las labores de la casa y que ella lo veía como un pesado y lo tenía que mantener a raya, a lo que la doctora le contestó que precisamente ahora es cuando debe estar orgullosa y ponerse contenta de que su marido, esa persona que había decidido fuera su compañero, la viera como atractiva hiciese lo que hiciese, y que tuviera ganas de jugar con ella. Porque eso significaba que había "llama" entre ambos. Y que si le parecía pesado, que pensara si preferiría que más nunca se le insinuara precisamente por no "molestarla".

 

Hay que ver cómo cambian las cosas. Antes podías estar loco si pensabas en jugar con helados o miel como arte de seducción. Ahora parece que eres un idiota si no se te ocurre.

Y de los ascensores, mejor no hablar…

De todo ello me quedo con un solo pensamiento: juego, para dos.

 

Prefiero quedarme con el arte de la seducción. Sí, la seducción es un arte, y la imaginación juega a su favor. La insinuación es mucho más fuerte que la propia revelación. La imaginación dice más que la propia verdad.

En fotografía una cosa es la imagen cuando uno la piensa y otra muy distinta lo que realmente puede obtener. En la seducción y el juego prima la  creatividad,  y la sorpresa.

Hay una canción de Chayanne que dice que el Amor es como un jardín de flores que hay que regar todos los días para que no se marchiten. Pero el regar incluye cualquier juego que ayude a mantener viva la llama, y a hacer de la convivencia una diversión.

 

Cuando mis amistades y conocidos han sabido que estaba leyendo esa novela, han tenido reacciones muy pintorescas.

Por un lado los varones normalmente ponían cara de "No sabe no contesta", como si estuvieran en algún extraño límite que cualquier cosa que dijeran iba a ser usada en su contra. Y las mujeres se extrañaban de sobremanera de que lo estuviera leyendo. Muchas me preguntaban que por qué lo hacía, a lo que siempre respondía "porque puedo". Y aquellas que lo habían leído o estaban en ello soltaban una sonrisita… (para los que no lo han leído, es una expresión usada en algunos momentos de la historia).

Unas la describían como novela romántica, otras de novela erótico romántica, otras de pornografía…, otras, mejor no reproducirlo. En fin, creo que cada una la veía bajo sus propias necesidades y gustos. Pero al final no olvidemos que es un grado de fantasía.

Siempre quedaba la extrañeza de por qué yo, un hombre, la estaba leyendo.

Recuerdo estar leyendo alguno de los libros tumbado en una hamaca y pasar gente frente a mí, que al mirar y darse cuenta del libro que era, paraban y daban un paso atrás como para cerciorarse de que sí se trataba de "ese" libro.

Allá cada cual con sus prejuicios…

 

 

En mi caso, creo que al final es una descripción de un cúmulo de sentimientos y emociones que van tomando protagonismo y lo que era la base en el origen del libro pasa a ser algo en segundo plano, necesario pero no indispensable.

Un cúmulo de muchos sentimientos encontrados que afloran de manera vertiginosa y que convergen en un final que viene a mostrar lo que debería quedar en toda buena relación: complicidad y entendimiento.

El sexo ha sido la herramienta o el nexo que ha permitido llegar al final, pero, aunque tiene una carga considerable, es un adorno, un buen adorno.

 

Ahora vendrá la película. Pero si ya cada uno se ha hecho una composición de protagonismo, creo que cualquier interpretación será cuestionable. Todos tenemos sombras.

 

Me quedo con la historia original, y mis propias sombras…

 

 

 

PD. Tengo pendiente pasar por el Corte Ingles y recomendarle al experto dependiente del departamento de libros, uno en particular: "Tratado de Vasectomía". Y comentarle que ni siquiera ese es un libro para hombres, porque igual se lo hace una doctora.

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